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Entre el viento que sopla furioso y las gotas que caen sobre mis dedos, se me van congelando las manos. Pero vuelvo a mi casa berlinesa contenta porque cargo una mochila llena de fotogramas con experiencias y aprendizajes.
Son las 23:35h y Berlín ya está vacía. Es que la noche está helada, lluviosa y oscura. La capital alemana despide a su festival llorando, pero de emoción, porque la edición número 66 fue un éxito descomunal.
Los ganadores están muy agradecidos. Los espectadores, felices con los premiados. En un contexto bastante complicado, se sabía que los premios debían pertenecer a determinadas figuras.
Alemania sabe que tiene un terrible pasado y debe ser mucho más responsable de sus actos. La Berlinale tiene un perfil político que lo eleva y a la vez atraviesa. Por eso, esta noche ganó la inclusión social, la igualdad de género y la lucha contra el racismo.
La película favorita que se llevó el Oso de Oro, Fuocoammare merecía este premio. El documental italiano sobre los refugiados mostraba lo que no todos querían ver pero lo que todo el mundo sabe que está pasando.
La italiana fue una de las pocas cintas europeas premiadas. El resto de los galardonados fueron de origen asiático o árabe.
Entonces, la lista de premios en la #Berlinale2016 concluye de la siguiente forma:
Oso de Oro para Fuocoammare, del italiano Gianfranco Rosi.
Oso de Plata para Muerte en Sarajevo, del bosnio Danis Tanovic.
Premio Alfred Bauer para A Lullaby to the Sorrowful Mystery, del filipino Lav Diaz.
Mejor dirección para la francesa Mia Hansen-Løve por L’avenir.
Mejor actriz para la danesa Trine Dyrholm por The Commune.
Mejor actor para el tunecino Majd Mastour por Inhebbek Hedi.
Mejor guión para el polaco Tomasz Wasilewski por Zjednoczone stany Milosci.
Mejor contribución artística para Mark Lee Ping-Bing por la fotografía en Chang Jiang Tu.
Mejor cortometraje para Balada de um Batráquio, de la portuguesa Leonor Teles.
Mejor primera película para la tunecina Inhebbek Hedi, de Mohamed Ben Attia.
Así finaliza otro gran festival de cine. ¡Hasta 2017, Berlinale!
