Cine

Con estilo propio: Lo mejor de Wes Anderson

Por Nico Calvo

No hay muchos directores que puedan ostentar un título como lo hace Wes Anderson: su breve filmografía está llena de éxitos. Su estilo propio, actores fetiche y ese toque característico que lleva a uno a reconocer la estética y su discurso narrativo le ha hecho ganar la admiración y el respeto de grandes cineastas como Martin Scorsese.

Wes Anderson toma las mencionadas señas de identidad como materia prima para sus obras: su paleta de colores cálidos y tierra, los vestuarios, la tipografía, y los movimientos de cámara dinámicos. Un director que da vida a personajes perdidos que hallan su lugar en el mundo de las imágenes. Recorramos su historial cinematográfico de principio a fin.

“Bottle Rocket” (1996): Los hermanos Wilson, Owen y Luke —y también el menos conocido hermano mayor de los dos, Andrew—, fueron reclutados para el largometraje, después de un corto titulado igual que el film. El cineasta dio puntapié a su carrera con un divertido argumento donde un par de amigos inútiles y un poco torpes, intentan un robo. Argumentalmente hecho clásico, si Anderson continuaba su trayectoria en sus universos de la misma manera que plantea este film, seguramente hubiera quedado en el olvido en alguna repisa.

“Academia Rushmore” (1998): Esta vez Anderson plantea su historia en el mundo escolar. Junto con Bill Murray y Jason Schwartzman, dos de sus actores fetiche, la cinta alcanzó un gran reconocimiento aunque escasa repercusión pública. Su trama ocurre en el mundo de los colegios privados, donde el personaje principal no es buen estudiante pero es el rey de las actividades extra curriculares. El romanticismo de fundamentos ridículos pero enorme corazón que suele gustar a Anderson se inició con este triángulo amoroso entre ese joven estudiante, Max (Schwartzman), su amigo empresario Herman (Murray) y su maestra Rosemary (Olivia Williams). Cómo resolver este predicamento es la trama central del film.

“Los Excéntricos Tenenbaum” (2001): El reconocimiento internacional le vino a Anderson con esta falsa novela trasladada a la pantalla —en “Moonrise Kingdom” repite con la mezcla de libros inventados para sus protagonistas—. Una genealogía que reúne a un padre ausente, Royal Tenenbaum (Gene Hackman), su esposa —Anjelica Huston, otra actriz fiel a Anderson— y sus tres hijos, papeles que recayeron en Ben Stiller, Luke Wilson y Gwyneth Paltrow. Además de un reparto secundario no menos extravagante que los principales. Todo el amor que el director siente por los fracasados, por los amores a destiempo y fuera de toda norma establecida, por las conversaciones de apariencia hueca y por el humor negro que no teme en tener momentos de auténtico drama. Esta es otra historia que al comentarla con amigos, sólo se puede decir “que buena película”.

“Life aquatic” (2004): Henry Selick, director de “Pesadilla antes de Navidad” (1993) o “Los mundos de Coraline” (2009), se subió al barco de Wes Anderson para crear las criaturas marinas que el oceanógrafo Steve Zissou (Bill Murray) y su tripulación captan con sus cámaras submarinas. En esta oportunidad, su historia es un viaje imaginado como si de un niño se tratase. Se vieron fotos del cineasta simulando conducir el submarino amarillo de Zissou, lo cual revela que su espíritu lúdico va muy por delante de ninguna pretensión intelectual. En el film brillaron la estética, las canciones de David Bowie y un protagonismo absoluto de Murray.

“Viaje a Darjeeling” (2007): Las relaciones paterno-filiales y entre hermanos son los dos puntos más importantes para Wes Anderson. En esta ocasión, los tres hermanos protagonistas emprenden una escapada espiritual un año después de la muerte de su padre. En ese tren llamado Darjeeling, Francis (Owen Wilson), Peter (Adrien Brody) y Jack (Jason Schwartzman) viajan a través de India perdiendo equipaje pesado —de manera literal— antes de reconectarse entre sí. La cinta se complementaba con un cortometraje —táctica que ha repetido en “Moonrise Kingdom”—, llamado “Hotel Chevalier”, en el que se ampliaba el pasado del personaje de Jack.

“Fantástico Sr. Fox” (2009): Wes Anderson renuncia por primera vez a los actores en pantalla. En vez de utilizar la técnica de animación digital, Anderson optó por la técnica stop motion del animador Mark Gustafson y por una fábula de tintes ecologistas escrita por Roald Dahl en los setenta. La historia recae en el Sr. Fox que se debate entre ser un padre responsable y el anhelo de sus días de juventud en los que podía ser rebelde. Pero sus acciones ponen en peligro a toda la comunidad, volviendo a mostrar las habituales crisis de personajes abatidos y desorientados típicos de Anderson. Y en este film nuevamente vuelve a usar a muchos de sus actores fetiche. «Fantástico Sr. Fox» parecía ser una cinta infantil, pero fue un adulto punto de inflexión en su carrera cinematográfica.

“Moonrise Kingdom” (2012): En esta ocasión, Wes nos muestra la historia de un par de niños que se enamoran perdidamente a mediados de los 60 y deciden darse a la fuga para poder completar su amor. Pero las acciones de estos chicos le dan un importante vuelco al pueblo poniéndolo de cabeza, mostrando de manera cómica y por momentos surrealista, el desorden y la torpeza que se genera al intentar encontrarlos. Con varias historias que se van mezclando, las miserias de algunos de los personajes quedan de manifiesto al revelarse sus secretos.

Wes Anderson sigue arriesgando en sus proyectos, proyectos que mantienen su propia identidad, y hacen que nos mantengamos atentos al nuevo mundo que consigo traerá en El Gran Hotel Budapest, película que se estrena hoy jueves 20 de marzo. Como dato divertido adicional, les dejo este Tumblr con las paletas de colores utilizadas en sus producciones: http://wesandersonpalettes.tumblr.com/

Nico Calvo

Diseñador multimedial y cinéfilo. Amo la comedia, pero creo que el mejor género es el thriller y la acción. Fanático del tenis, los video juegos, hincha de River Plate y papá de Mateo.