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DIA 3 #MarFilmFest: Esquirlas, Cartas de una fanática de Whistler a un fanático de Conrad y Panquiaco.

Por John Lake

Esquirlas trae a la memoria un caso judicial impune, las explosiones en la Fábrica Militar de Río Tercero, provincia de Córdoba, el 3 de noviembre de 1995 que dejó siete muertos, más de doscientos heridos e innumerables daños materiales. Las primeras imágenes bucólicas, tomadas con una cámara de video Sony de 8 mm adquirida a principios de los noventa por la familia de la directora, muestran árboles floridos, un río manso, una niña trepada a un árbol. Recuerdos familiares registrados por Natalia Garayalde a los doce años se trastocan con el estallido del establecimiento ubicado a tan solo tres cuadras de su hogar. Los juegos infantiles, los momentos íntimos de los padres, las travesuras con el hermano dan paso al caos, las corridas, el humo y la destrucción.

Lo privado comienza a mezclarse con lo público, lo familiar se transforma en político, un microrrelato que toma otra dimensión gracias a la vocación innata de Natalia de estar detrás de una cámara. Al principio como un juego, luego como una profesión. Lo que en un comienzo se quiso presentar como un accidente, con el tiempo cambia la carátula para confirmar la teoría del atentado provocado para encubrir un caso de tráfico de armas. Algunas subtramas se desprenden del relato. Sin duda, la más impactante, es la del cáncer que afectó a dos miembros de la familia y a otros personajes importantes de la historia, debido a la contaminación producida por los gases emanados. Un gran testimonio, gracias al aporte de material de archivo casero, que deja un sabor amargo de injusticia.

Cartas de una fanática de Whistler a un fanático de Conrad es un collage ecléctico de imágenes donde las artes se entremezclan, se confunden, se fusionan. La fotografía liberó a la pintura de registrar la realidad, del arte figurativo. Más tarde el cine, como imagen en movimiento, documenta situaciones como nunca se habían concebido. Sin embargo, en innumerables ocasiones la cinematografía se amalgama con la pintura tanto en lo representativo como en lo abstracto.

La chilena Claudia Carreño Gajardo, directora y pintora, superpone obras del pintor norteamericano James Whistler con tomas propias de paisajes marítimos. En un impulso romántico, como tantos otros artistas, Whistler decidió viajar a Chile en 1866, en plena Guerra hispano-sudamericana. Asistió al bombardeo de Valparaíso por parte de las tropas españolas y se dice que allí encontró su técnica pictórica. Los viajes y el mar como símbolo de la aventura se perciben en los recuerdos de Whistler, en la inserción de un viaje a la Antártida del padre de la directora junto a escenas de Viaje a la luna (1902) de Georges Méliès. Gajardo recurre al formato epistolar con un personaje de ficción que permanece fuera de campo, para dar sus impresiones y expresar sus gustos. Una película sensorial que parte del documental para sumirse en un género indefinible.

La búsqueda de las raíces, encontrar una identidad, es lo que propone Panquiaco, un espíritu que vaga entre los dos océanos que bordean Panamá,según la mitología indígena. Cebaldo, un hombre tranquilo y apocado, dejó su comunidad hace muchos años para ir a trabajar a Portugal en una pescadería. Los recuerdos y la nostalgia se hacen presentes, el mar es una invitación al retorno, al reencuentro con su pasado y sus seres queridos. Ana Elena Tejera se introduce con su cámara en la comarca de Guna Ayala como una cazadora de almas, para registrar sus ritos ancestrales, costumbres, baños purificadores, danzas y oraciones teñidos por el fuerte color rojo de sus vestimentas. El reflejo del mito en el personaje de ficción que oscila entre Europa y América plantea el conflicto de pertenencia a un lugar. En cuanto a la estética, la directora utilizó distintos formatos (16mm, 8mm, Super 8 y digital) para narrar las distintas vivencias del protagonista que fluctúan entre el pasado y el presente. Un viaje para llenar vacíos, develar interrogantes, rodeado de un marco exuberante resaltado por una muy buena fotografía.

John Lake

Adolfo Giraldo alias "John Lake" es fanático del cine desde chico, asistió a cursos de cine con Gisela Manusovich y completó la carrera de crítico de cine en la Escuela de la revista El Amante. Sus críticas aparecieron en diversos sitios como cinemascine.net, todaslascriticas.com y en la revista virtual Pez Dorado.