Cine

Dune, la película que Jodorowsky nunca pudo realizar

Por Felipe Restrepo

Nadie sabe y sabrá realmente qué hubiera pasado si Alejandro Jodorowsky hubiera filmado Dune, pero después de ver el documental Jodorowsky´s Dune y conocer intimidades de todo el diseño de proyecto, queda la sensación de que si él la hubiera realizado muy seguramente la película habría alterado el panorama del sistema cinematográfico hollywoodense. O por lo menos hubiera agitado mucho más el ambiente que la insulsa versión que hizo David Lynch sobre el libro de Frank Herbert. Todo un desacierto en la superlativa obra lynchniana.

Fue imposible dejar a un lado la idea, a lo largo del documental, que estaba en presencia de un Quijote contemporáneo, no sólo por el propósito desmedido de su empresa cinematográfica sino también por su trastornada figura de mirada lánguida y lunática y ademanes desorbitados. Un héroe loco que intentó luchar contra las astas de una industria que marcaba los límites de lo decible y de lo estético para cercenar la libre expresión artística. Una  batalla para la que Jodorowsky se armó de excéntricos y geniales escuderos.

Un día, un productor amigo le dijo a Jodorowsky que quería producir cualquier película que a él se le ocurriera realizar, y éste no dudo en señalar a Dune sin siquiera haber leído el libro.  Sólo había escuchado que era una obra fundamental dentro del género de la ciencia ficción. Para esa época, mediados de la década del setenta, Jodorowsky ya era un tipo posicionado dentro de la escena cinematográfica como uno de los directores más heterodoxos, principalmente por dos películas: El Topo (1970) y La Montaña Sagrada (1973). Dos películas no muy recomendables para aquellos que tienen un alto nivel de moralina y suelen ser escrupulosos.

Después de leer el libro, Jodorowsky se convenció que la película tenía que trascender los límites de lo físico para convertirse en una película espiritual en la que los espectadores experimentaran un viaje sideral pero sin necesidad de ingerir sustancias alucinógenas. Quería que Dune se convirtiera en una pieza mística dentro de la cinematografía, que fuera sinónimo de liberación e inmortalidad.

Para emprender el diseño de proyecto, Jodorowsky fue juntando un séquito de los mejores artistas de la época, porque según él, la película no podía ser inmortal si no se rodeaba de seres mágicos. Entre los que convocó, estaban nada menos que: Jean Giraud (Moebius), H.G. Giger y Chris Foss.

Moebius, que era un gran caricaturista francés de ciencia ficción se encargó de todo el diseño del arte mientras que H.G. Giger de diseñar todo el mundo oscuro de los Harkonnen (una de las familias medulares en Dune) y Chris Foss, gran ilustrador de tapas de libros de ciencia ficción, en diseñar las naves de la película. En ese tiempo H.G. Giger no era para nada conocido en el ámbito cinematográfico, pero sí lo fue unos pocos años después.

Entre los que aceptaron su propuesta para actuar en la película estaban: Dalí, Orson Wells,  Mick Jagger y David Carradine. A este último Jodorowsky lo quería por ser el protagonista de una serie televisiva muy conocida en la época llamada Kung fu, en la que Carradine hacía de un monje chino Shaolín.  Como para seguir siendo consecuente con esto de la mística y la espiritualidad.

Para cada uno de los actores que iba sumando, Jodorowsky cuenta una particular anécdota. Por ejemplo, al mítico Orson Wells, que tenía fama de comer y beberlo todo, lo pudo convencer prometiéndole que iba a trasladar a un cocinero parisino de primer nivel para que le cocinara exclusivamente a él durante toda la película. La idea era que se mantuviera entre el set y la mesa. Orson Wells que un principio fue renuente, después aceptó gratamente.

Para el personaje principal, el joven Paul Atreides, Jodorowsky quería a su propio hijo (con el que ya había actuado en El Topo) para moldearlo según su criterio. A éste lo sometió a jornadas físicas extenuantes al lado de un instructor en artes marciales.

Y para componer la música principal, nada menos que Pink Floyd. La gran banda inglesa que se encontraba por la época en su máxima expresión. A ellos los encontró comiendo unas hamburguesas y ante la mirada escéptica de los Floyd, Jodorowsky les dijo con temple que se sumaran porque ellos iban a participar de la mejor película de la historia. Quién sabe realmente qué fue lo que los convenció, pero los cuatro integrantes de la banda también aceptaron.

El momento más emotivo del documental dirigido por Frank Pavich, es cuando Jodorowsky cuenta por qué todo el proceso se truncó: cuando tuvo que enfrentar a esos molinos gigantes que manejan la industria cinematográfica estadounidense y que veían un proyecto sólido pero no apto para un director medio loco y sin experiencia  como él. La figura de Jodorowsky en el medio no era de confiar por su estilo delirante y distante de las narrativas hollywoodenses. La frustración se expone en su mayor expresión cuando explica la postura intransigente de los productores cinematográficos que no fueron capaces de apoyarlo por más que destacaban las capacidades estéticas del proyecto.

Tiempo después el productor Dino De Laurenttis llamó a David Lynch para que hiciera su versión de Dune. Jodorowsky también cuenta su negativa de ir a la sala de cine a ver la versión de Lynch, a quien todo el mundo le auguraba un éxito cinematográfico debido a la ya instaurada genialidad del director. Cuando terminó de ver la película Jodorowsky señala que respiró tranquilo al darse cuenta que no era para nada una gran versión.

Se dice que algunas cosas del diseño de proyecto fue incorporado en la película de Lynch. Cierto o no, el proyecto de Jodorowsky estimuló el ámbito de Hollywood e influyó a otras producciones. Por ejemplo para Alien, la película de Ridley Scott, se utilizó al mismo equipo de trabajo que Jodorowsky escogió como equipo artístico para Dune: Giger, Moebius y Chris Foss.

Puede que la figura de Jodorowsky sea vista con escepticismo por algunos, principalmente por su vinculación con la psicomagia (una técnica de sanación espiritual) pero lo que no se puede cuestionar es que en su discurso cinematográfico intenta plantear una mirada distinta de las cosas, en contravía de los preceptos que marca la institución industrial. Es un director que se la ha jugado más por el arte que por la convención. Inclusive en su manera de financiar proyectos.

En el año 2011 para conseguir recursos para la realización de su última película La danza de la Realidad, el director convocó a todos sus seguidores en twitter a aportar un dólar. Bajo ese sistema logró recaudar más de un millón de dólares. Un gran mérito de un tipo que aprovechó inteligentemente las ventajas que ofrece internet para pensar nuevas formas de financiación y empezar a desvirtuar las tradicionales que suelen ser restrictivas. Para captar colaboradores Jodorowsky dijo lo siguiente en Twitter: “Es una mendicidad sagrada que hago para liberar al cine de la industria puta”.

Felipe Restrepo

Su papá le incentivo el amor por el cine llevándolo a ver películas para mayores de 13 años cuando él aún era un niño. Productor y director audiovisual independiente.