Cine

El camino, un viaje espiritual hasta Santiago de Compostela

Por Maxi Tell

Una muerte, una unión, quizás esa llamada sin contestar o aquella otra que trae malas noticias. Todo puede ser comienzo o fin entre una vida y otra. Perdón, todo puede ser inicio o final cuando se trata de un padre e hijo, es decir una sola vida. Un padre sin su hijo es un cielo que no se despeja y conserva nubes de bordes lilas. Un hijo sin padre de un momento de incertidumbre, un viajante sin mapa. Ese lazo, aquel amor, el eternos viaje de la vida. Conocerse y compartirla.

El camino es el que intenta recorrer Thomas Avery (Martin Sheen) para conectarse con su hijo Daniel (Emilio Estevez) que justamente murió recorriendo El camino hacia Santiago de Compostela. El veterano médico de ojos abandona su pasiva California para emprender un viaje, que su hijo bien definiría como abandonar la vida que le tocó para vivir la vida.

Montañas, ríos y buenos vinos con las mismas tensiones, tropiezos y caídas que cualquier vida viajante. Una peregrinación simpática entre paisajes inolvidables y anécdotas que vuelven al ya tradicional perfil familiar de su Director. El propio Estevez pareciese que dirige a su padre pensando en su relación, que roza la de un incomprendido y perdido, que busca el regocijo de la aceptación.

Quien acaso no viaja o peregrina a diario con compañeros de camino y nuestra mochila llena de enojos, miserias y bondades. El eterno viaje, Avery lo hace por semanas junto a la misteriosa Sarah (Deborah Kara Unger), el gracioso holandés Jost (Yorick Van Wageningen), y el escritor de la historia Jack (James Nesbitt). Personajes que matizan el drama y logran un buen pulso para entrelazarse con cada día del viaje.

Quizás debiste hablar con tu hijo hoy, ¿Qué le preguntarías a tu padre esta noche? ¿Qué es de viajar sino divertirnos? ¿Qué sería de nosotros sin descubrirnos? Es la historia del mar y las rocas. La belleza del horizonte y la quietud sin escapatoria. Es una caricia de la marea y el estruendo del sentimiento encontrado. Un buen momento, correcta fotografía, remates graciosos para un viaje espiritual y el deseo de lograr un Buen camino.

Buen condimento el de la banda sonora, compuesta por Tyler Bates con buenos matices para acompasar los momentos lacrimógenos y soltar de a poco el viaje. Con mucha experiencia en componer para TV logra generar ritmos contundentes que encapsulan secuencias y acompasan la lógica televisiva que Estevez también trae consigo. Una buena aparición de Alannis Morrissette y el detalle de James Taylor retumban y desacomodan gratamente los demás ritmos típicos del Camino peregrino.

Maxi Tell

Sagaz, lector, divertido y emprendedor. El cerebro de Negro&White y el mentor de muchos temas que marcan nuestra agenda. Un momento para leer algo diferente.