Cine

Suffragette, la lucha por el voto femenino

Por Josefina Chalde

We don’t want to be lawbreakers, we want to be lawmakers. – Emmeline Pankhurst

Cada tanto surge una película que toca un tema no sólo importante sino también actual. Y aunque no sean grandes obras cinematográficas, son de esas películas que agradecemos que existan porque son historias que deben ser contadas.

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Suffragette nos lleva a principios del siglo XX en Gran Bretaña, cuando el movimiento sufragista femenino decidió radicalizarse. Como indica un texto que vemos al inicio del film, este movimiento liderado por Emmeline Pankhurst realizó muchas protestas pacíficas pero sus reclamos fueron ignorados, por lo que su líder llamó a una campaña nacional de desobediencia civil.

A este movimiento se sumaron muchas trabajadores de clase media/baja y en ellas se centra esta película, aunque el foco está puesto en el personaje de Maud Watts (que, vale aclarar, no es un personaje basado en una persona real sino que es una creación ficticia a partir de varias mujeres que sí formaron parte de esta lucha).

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Maud es madre, esposa y trabajadora incansable. Sus días comienzan en la lavandería y terminan en su hogar, donde sigue cumpliendo tareas pero esta vez orientadas a su marido y su pequeño hijo. Un día, saliendo del trabajo, se ve envuelta en una riña en plena calle que involucra piedras y vidrieras rotas. “Vote for Women” son las palabras que se escuchan mientras los vidrios se rompen, los hombres huyen desconcertados, y las calles se descontrolan.

Esa pequeña intervención siembra algo en Maud, quien con el correr de los minutos veremos que no ha quedado indiferente. La mujer, que al inicio no quiere involucrarse, termina siendo «arrastrada» a luchar por un grupo de mujeres con hambre de justicia, y ese espíritu de lucha crece y crece hasta convertirse en el motor que la guiará a lo largo del film, convirtiéndola en un bastión del movimiento sufragista.

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Rompemos ventanas, quemamos cosas, porque la guerra es el único lenguaje que los hombres escuchan – Maud

El trío conformado por Sarah Gavron (directora), Abi Morgan (guionista) y Carey Mulligan (protagonista) le dan forma a una película dura y emocionante, tan profunda como dramática, tan realista como necesaria.

En una época donde la ley no sólo era injusta por negarles el voto sino también por negarles el derecho sobre sus propios hijos, las mujeres no tenían opciones. Si se quedaban calladas, nadie saldría a la calle a gritar por ellas; pero si hacían disturbios y reclamaban por lo que era justo, no sólo eran víctimas de la violencia más cruda de la policía (con detenciones incluidas), sino también víctimas de la humillación de sus maridos, de sus vecinos, de los medios.

Para ser escuchadas, estas mujeres no sólo generaron desorden, también hicieron sacrificios, y esos sacrificios, en muchos casos, las llevaron a perderlo todo por un objetivo común.

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¿Quieres que respete la ley? Haz la ley respetable – Violet

El personaje de Emmeline, interpretado por Meryl Streep, se presenta como una incógnita tanto para el espectador como para las mujeres mismas. Es la líder que trabaja desde las sombras y a la que todas siguen por ser el símbolo del movimiento por el sufragio.

Aunque su rol es importante por lo que representa para la lucha, la presencia de Streep en pantalla es apenas un cameo. Tratar de vender Suffragette como «la película feminista de Meryl Streep» es engañar al espectador. Esta película es enteramente de Carey Mulligan, desde el primer plano hasta el último. La inglesa reafirma su talento con un trabajo lleno de matices. La madre, la esposa, la trabajadora y la sufragista son diferentes caras de un personaje que desborda humanidad, emoción y fortaleza.

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Es increíble que esto todavía sea un tema de actualidad, pero sin ir más lejos en Arabia Saudita recién ahora las mujeres han podido ejercer el derecho al voto y presentarse como candidatas. Fue noticia hace poco más de un mes, y estamos hablando de un país donde ni siquiera pueden conducir o hacer libremente ciertas actividades sin el permiso y acompañamiento de un hombre.

Por suerte todavía hay películas como Suffragette que tienen algo importante que decir y no están hechas pensando en los premios. Como dije al inicio, no va a quedar en la historia grande del cine, pero el sólo hecho de existir y llegar al público ya es una victoria enorme para este film.

Josefina Chalde

Estudiante de Cine. Amante de la música internacional. Un buen libro, un buen disco y una buena película es todo lo que necesita. Londres es su lugar en el mundo.