Cine

Un mundo normal: Crítica de Aladdin

Por Germán Pérez

Disney y sus live action pueden no ser perfectos pero hacen sentir al espectador un poco más cerca de aquellos clásicos que alguna vez lograron emocionar a chicos y grandes por igual, una cosa es segura… lo siguen haciendo.

Más allá de toda reacción previa a su lanzamiento el live action de Aladdin deja en claro una cosa: el mundo de Agrabah está más vivo que nunca. Mena Massoud y Naomi Scott tienen una buena química personificando a Aladdin y Jazmin. La joven pareja funciona y el juego del romance se encuentra presente; eso sí, la gran sorpresa de la película es Will Smith.

Smith ofrece un nuevo aire como el querido personaje todopoderoso. El pasado príncipe del rap se divierte como nunca en la piel que alguna vez perteneció a Robin Williams. Con un toque diferente y no tan improvisado que encuentra la tirada de pelos fácil a la hora de poner referencias actuales, el personaje de El Genio se la banca gracias a Will Smith. Si Aladdin es buena es porque la maquinaria la pone en marcha «el gran azul».

Ahora sí, los villanos de la película fracasan completamente en presentar una verdadera amenaza. Iago (voz de Alan Tudyk) es un simple loro entrenado que no tiene la presencia necesaria para ser ese personaje memorable en lápiz y papel y para el broche de oro de la infamia lo tenemos a Marwan Kenzari como Jafar. Kenzari fracasa en todo los aspectos y se pone en ridículo al intentar imponerse frente a todos los amados personajes como el maquiavélico Visir – uno de los mejores villanos que la gran firma del ratón creó-, Kenzari no tiene la presencia, ni el carisma y hasta produce inadvertidamente escenas hilarantes que en realidad no buscan serlo, la selección de este actor es un completo fracaso encontrado por el departamento de casting, es la antítesis de lo que Will Smith logra ser en este film.

A todo esto Guy Richie vuelve a realizar un film competente después de fracasar con Rey Arturo y la menospreciada Man from U.N.C.L.E (esta nueva versión merece más reconocimiento). Richie es el diseñador y su estilo – con algunos desacierto cuestionables – se reconoce fácilmente por el uso de trademarks -sellos de autor- propios. Obviamente todo este proceso y trabajo terminado es acompañado por la mirada atenta del ratón taquillero.

Con grandes números musicales (a destacar Arabian Nights interpretada por Smith) hay un alma consiente en esta película que tal vez no sea ideal en su perfección como lo fue aquel clásico animado de 1992, pero en algo no falla y no hay cuestionamiento alguno: Aladdin es ideal para disfrutarla en familia. Valoración: Buena.

Germán Pérez

Lector, escritor y cinéfilo. Pasa sus días en el gimnasio y viendo viejos y nuevos clásicos del cine. Fanático de Michael Mann.