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[BAFICI21] Triplete Festivalero: Vimos Monos, KOKO –DI KOKO – DA y la gran Baldio

Por John Lake

MONOS. En los Andes colombianos diez guerrilleros son entrenados por un diminuto comandante para proteger a una rehén extranjera y entrar en combate eventualmente. En la agrupación denominada “Monos” comienzan a surgir disidencias y descontrol, los mandos jerárquicos no se respetan y el caos se apodera de los jóvenes combatientes. Luego de un enfrentamiento con el ejército deben cambiar las coordenadas y se trasladan a la región del río Samana, epicentro hasta no hace mucho  tiempo de cruentos enfrentamientos entre distintas fracciones guerrilleras y paramilitares.

La naturaleza exuberante junto a un río caudaloso de aguas transparentes y salvajes que la cámara registra con minucioso detalle, transforma de manera alucinógena al grupo. Los rituales primitivos, la coloración del cuerpo y el rostro, la aniquilación entre los integrantes es fruto de un paisaje indómito que los absorbe. La aventura, el drama social y la intriga con las múltiples huídas de los distintos protagonistas se combinan en esta entretenida coproducción de excelente fotografía dirigida por Alejandro Landes.

KOKO –DI KOKO – DA. Una melodía infantil: “Mi gallo se murió/nunca cantará koko-di, koko-da” se convierte en una pesadilla recurrente para una pareja que decide acampar en medio de un bosque para olvidar un pasado doloroso y afianzar la relación. A la manera de Hechizo del tiempo (Harold Ramis  – 1993) se repite una y otra vez la misma escena con distintos matices.

En el film sueco es la aparición de un trío compuesto por un sonriente hombre mayor, una joven y un bruto con pocas luces, acompañados de un perro que acosan al matrimonio en torno a la carpa. La pesadilla también se trasladó a la platea ya que parte de la prensa presente decidió retirarse de la sala antes de la finalización. Lo que en el film de Ramis era original y creativo, en el del  sueco Johannes Nyholm se torna reiterativo e insustancial. Un fallido intento renovador del género de terror.

BALDÍO. Elegado de Mónica Galán. El blanco y negro le sienta bien al drama de Brisa, una actriz que mientras participa de una filmación debe lidiar con un hijo drogadicto. Sin planos fijos extensos ni el uso de lentes anamórficos, Inés de Oliveira Cézar logra una película contundente que  conmueve y emociona. Gran parte del mérito le corresponde a Mónica Galán en una actuación póstuma sublime.

Los recursos actorales que utiliza para reflejar los distintos estados emocionales por los que atraviesa, son de una sutileza y exquisitez difíciles de igualar. La directora, poco adicta al registro humorístico, sorprende con la cuña que inserta en el film con el personaje de Rafael Spregelburd, siempre eficaz por menor que sea su participación. Es importante destacar el excelente elenco que rodea a Galán en papeles secundarios como Luis Brandoni, Leonor Manso, Gabriel Corrado y Agustina Muñoz.

Brisa sufre con los intentos desesperados de ayuda de su hijo y sus permanentes fugas, embate contra el ex marido que la llena de reproches al mismo tiempo que se lava las manos, e intenta infructuosamente internar al adicto. Sin embargo, tiene las manos atadas ya que choca contra el dictado de las leyes y la inoperancia de la policía por tratarse de un mayor de edad. Pese a ello, nunca baja los brazos y lucha por salvarlo. Por otro lado, su costado laboral muestra las rencillas internas y los egos del mundillo cinematográfico. Baldío se sufre, se disfruta y por sobretodo se agradece.

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John Lake

Adolfo Giraldo alias "John Lake" es fanático del cine desde chico, asistió a cursos de cine con Gisela Manusovich y completó la carrera de crítico de cine en la Escuela de la revista El Amante. Sus críticas aparecieron en diversos sitios como cinemascine.net, todaslascriticas.com y en la revista virtual Pez Dorado.