BAFICI Cine

El musical errante y la Tia Flora: Dos buenos momentos del BAFICI

Por Vanesa Fognani

Las noches son eternas en Buenos Aires y Lautaro Gracia Candela, lo sabe y  se manda a la experiencia de vivirla y de mostrarla. El operaprimista salido de la FUC, le pone musicalidad a la rotation nocturna de un joven veintilargos que se pasea por Barracas, San Telmo,  Beodo, sin escala. Francisco es un pibe de barrio que ha terminado una relación, su amigo lo arenga a salir un viernes a la noche y el piensa automáticamente en Paula, una conocida que se encontró en la fila de un Pago Fácil. Se pone su mejor camisa, y sale con su auto para el “boliche” donde está la joven, pero en ese viaje se topará con diferentes episodios que le ofrecerá una noche atractiva.

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¿Encontrará Francisco a Paula?. Te quiero tanto que no sé la película que compite en la sección Vanguardia y Género, es una comedia juvenil musical y eso es genial. Ya desde ese título largo, arrabalero, el director nos expone la eufonía de un poema en donde un chico se pasea errante por el albedrio de sus emociones. “Te quiero porque sos mi amor, mi cómplice y todo”, le canta el hermano de Francisco a un amor que se acaba, y esa escena, impecable, es el ejemplo justo para poner Te quiero tanta que no se… en el podio del BAFICI: Francisco maneja el auto, al lado esta su hermano y atrás esta su novia, le hermano se da vuelta y le canta, como una figura del genero  musical, el tema de Sandra y Celeste. La mira y, mientras Francisco da giros en un rotonda, le expresa su pena de amor. Los sentimientos recitados en un puñado de canciones y la cámara puesta en lugares en donde pasan siempre cosas, rememoran esas noches en donde uno ha vagado en busca de un amor o en donde uno espere que lo encuentren. Te quiero tanto que no se se  proyecta el Mie 18:00hs en el Village Caballito.

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“Yo me quiero quedar con su herencia”, los créditos de apertura ya contiene la levantada de ceja magnifica del director Iair Said, quien con su picardía filma a su tía abuela, Flora Shwatzma, en un interludio de varios años. Flora es soltera, sin herederos y vive en un semi piso en Flores, los únicos que la frecuentan son el joven y su madre. “Flora desde que nació se quiere morir”, plantea Iair, y desde allí la descripción, brutal, sincera  que hace de una mujer dramática, bastante egoísta y por sobre todo, con un genio de perros.

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El director argentino, pone en juego la patraña de la “herencia” como una herramienta graciosa y ocurrente que genera buenos pasos de comedia. Las palabras francas del joven retumban como un misterio a develar en todo el metraje ¿Esa cabrona le dejará finalmente el departamento a este joven que alquila un monoambiente?, porque Flora quiere dejarle todo a un centro de investigación de Israel. Iair va a almorzar con Flora, se preocupa por su vida y ese amor interesado, leitmotive de la película, va mutando como un loop sensible para transformasre en puro amor. La  soledad de la vejez y las relaciones de familia se presentan sin dramatismo y con gracia. Said es elocuente y resulta gracioso, con la  mínima expresión, como un Tati moderno, se pasea con su tía del bracete. Flora no es un canto a la vida es realmente genial, porque Iair Said lo es. Todos salimos conmovidos cantando la cancioncita de Rosario Ortega, dedicada a la Tia Flora. No dejen de verla: Flora no es un canto a la vida se proyectará el MI 18, 15:30hs Village Recoleta y VI 20, 16:40HS Village Caballito.

Vanesa Fognani

Lic. en Ciencias de la Comunicación, y crítica amateur. Amante de los dramadies ochentosos, decidió hacer de la crítica un hábito y un hobbie para preservar su salud mental. Edita la sección de cine de este portal y antes garabateó en la columna semanal “Jueves de estreno” en el portal de noticias NOTINAC. Ir al cine le salvó la vida.