Elizabeth Banks dirige la tercera parte de una saga que reconoce sus inicios en televisión. Protagonizada por Kristen Stewart, Ella Balinska, Naomi Scott, Patrick Stewart y la propia Banks, la nueva generación de ángeles merece ser enterrada y olvidada.
Kate Jackson, Jaclyn Smith y Farrah Fawcett iniciaron un camino exitoso ofreciendo la cara y la forma en un programa que promovía «linduras» setenteras buscando destacarse en un mundo lleno de amas de casa. ABC lo consiguió y el show fue un éxito – por lo menos en su primera temporada -; Años más tarde nuevo un reboot para tv fracasó y exitosamente una entrada dual en cines, en la llegada del nuevo milenio, protagonizadas por Cameron Diaz, Lucy Liu y Drew Barrymore puso de nuevo a los ángeles en el cielo – y no por calidad, sino por taquilla -… todo muy lindo y muy bello.
Ahora llega un insulto de casi 120 minutos que no logra sorprender en ningún momento por falta de química y malas actuaciones (Ella Balinska es la clara ganadora del «llanto falso del año»), casi todo el elenco falla estrepitosamente. Varios personajes son una revisión de lo que vimos en el año 2000; Jonathan Tucker caracteriza el mismo personaje que interpretó Crispin Glover minus la simpatía, Patrick Stewart es el mismo Bosley de Bill Murray (esta película es un insulto para los dos actores). Lo único que se destaca en la nueva Charlie’s Angels es Kristen Stewar – la rema como puede, pero es un bote con demasiadas personas encima -.
Un guión cutre (a cargo también de su directora) que recurre al clásico «arma de destrucción masiva de peligro inminente» trata de imponer un mensaje de empoderamiento femenino desde los primeros segundos de la película – no es una mala idea para estos tiempos y esta saga en general -, el problema es que resulta forzado, no es creíble, y su constante bombardeo de chistes errados fastidian de forma ingrata. La bajada de linea es abismal y no consigue sostener su idea por mucho que intente; Banks posiciona a todo personaje masculino como idiota o traidor, no hay excepción y toda construcción – que se encuentra mal encarada desde un principio – se cae a pedazos por un final abrupto que insulta al espectador. Charlie’s Angels tristemente desaprovecha una gran oportunidad al demostrar que el egocentrismo es su verdadero mensaje.
Elizabeth Banks debe concentrarse en estar frente a la cámara y no detrás de ella. Charlie’s Angels se acomoda como la peor película del año. Aburrida, sin gracia y con un mensaje mal abordado no cumple en nada y ofrece mucho ¿qué es lo que ofrece? todo lo que la gente no busca en una sala de cine. Valoración: Mala.