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Masters of Sex, del sexo y otros demonios

Por Victoria Barberis

La liberación sexual explotó allá por los años sesenta, desafiando los códigos tradicionales relacionados con la concepción de la moral y las relaciones sexuales. Pero el proceso que derivó en los primeros rastros de la idea de igualdad de género, la aparición del feminismo y en cierta forma, en la reinvención del rol cultural (y sexual) de la mujer, tuvo sus inicios allá por la década del cincuenta.

Por aquel entonces, el prestigioso ginecólogo y obstetra William Masters junto a Virginia Johnson, iniciaron una serie de investigaciones sobre la sexualidad humana, que de alguna manera contribuirían a la revolución que tuvo lugar una década después.

Esa es la historia que busca reflejar Masters of Sex, uno de los estrenos más aplaudidos de la temporada 2013-2014, y uno de los pocos de ésa camada que supo perfilarse como una serie prometedora. Basada en el libro de Thomas Meier, Masters of Sex: The Life and Times of William Masters and Virginia Johnson, the Couple Who Taught America How to Love, esta serie se acomoda sin problemas entre los espectadores, haciendo gala de una excelente narrativa y una impecable y cuidada estética.

En medio de una temporada casi mediocre, colmada de estrenos que no supieron deslumbrar, Showtime lanzó la inteligente Masters of Sex (dejemos de lado el juego de palabras entre el apellido del protagonista y el nombre de la serie). No hacía falta mucho para superar las propuestas que la acompañaron, pero de alguna manera la serie creada por Michelle Ashford hizo más que solo despertar curiosidades. Con una temática que capta sin esfuerzo el interés de la audiencia, un buen guion y un reparto que se afianza en cada capítulo, se constituye para algunos críticos como la nueva Mad Men.

De la mano de Michael Sheen y Lizzy Caplan, cada episodio busca mostrar el desarrollo del controversial experimento con el que el Dr. Masters sueña desde el inicio de su carrera, mientras se sortean los impedimentos morales, profesionales y personales que tanto Virginia como William tendrán que aprender a eludir.

Pensar en monitorear la respuesta fisiológica del cuerpo durante las relaciones sexuales es, en este contexto, casi tan difícil como contemplar la posibilidad de la anticoncepción así como también, las relaciones extramatrimoniales, las madres solteras y el advenimiento de la mujer exitosa y profesional.

Ni hablar entonces de la idea de cruzar el avance de la ciencia con el desarrollo de experimentos en un burdel, de conectar cables a dos sujetos mientras mantienen relaciones o de la creación de un dildo electrónico con cámara incorporada que lleva el nombre de Ulysses. Algunos se taparán los ojos incluso en pleno siglo XXI. Otros, sabrán apreciar el sutil toque de humor negro detrás de algunas de estas escenas, que aportan un agregado interesante a un drama que de otro modo, se haría lineal.

Con todo, la serie nos muestra (por momentos, casi con tono de burla) los prejuicios de una sociedad reprimida y los avatares del despertar sexual femenino. Nos hace testigos, con el mismo desenfado, las vergüenzas de la sociedad del momento dentro y fuera de la intimidad.

Pero más allá de ser una serie sin censuras, abierta, atrapante e perspicaz, se trata de un relato sencillamente impecable que cierra en todas las aristas y que sabe dar un fiel reflejo de una época pasada. En este sentido, el cuidado de la estética y la moda de los años cincuenta es digno de mencionar: desde todas las perspectivas, esta producción sabe trasladarnos a su tiempo, escandalizarnos, ruborizarnos y liberarnos a la vez.

Nos abre la mente para ver con la misma soltura a la esposa ejemplar que pide métodos anticonceptivos a escondidas porque no resiste la idea de tener más hijos (mientras con culpa, sujeta la Cruz que lleva colgada); como el desenfado de quienes se apuntan en los experimentos del Dr. Masters para evadir una vida hogareña más que monótona.

La idea de Virginia Johnson (una mujer que se muestra completamente adelantada para la época) acerca de la separación del sexo y el amor, introduce un punto clave para entender por qué se convierte en una de las mujeres más deseadas del hospital y en una suerte de heroína fuera de la pantalla. Virginia es lo que toda mujer, muy en el fondo, quería atreverse a ser y lo que todo hombre deseaba. Claro que, el velo de la moral no se había levantado aún.

A su vez, aparece lentamente el destape de la homosexualidad y cómo hombres y mujeres se adentran en matrimonios infelices solamente para cubrir aquello que les parece una indecencia. Es que Masters of Sex se trata precisamente de eso: de contarnos cómo una sociedad entera se veía presa de lo impuesto, mientras un hombre de ciencia y una mujer liberada buscaban quitar el manto de autocensura.

Este viaje a la última década de los años cincuenta que hacemos en cada episodio, es un exquisito recorrido argumental por una historia compuesta de otras tantas que envuelven y despiertan intrigas. Una de las formas que tenemos de saber si una serie vale la pena, es cuando no podemos despegarnos de la pantalla y sentimos que siempre hay tiempo para un episodio más. Es cierto que las producciones basadas en libros corren con un poco menos de riesgo, pero para nosotros, ya es una favorita.

http://www.youtube.com/watch?v=OtPspmqq-zo

Victoria Barberis

Es periodista de profesión y escritora de corazón. Es "seriéfila" y una aficionada a las sagas. Su pluma a veces es sarcástica, pero siempre divertida.