Cine Mar del Plata

[ MDQFEST 2019] Lunes de melo: Vimos «Las hijas de Isadora», «La usurpadora» y «Huracán».

Por John Lake

Se develó el misterio de los custodios en la platea del Ambassador durante la proyección de Una vida oculta de Terrence Malick. No había en la platea ninguna autoridad nacional, pero sí representantes de la compañía distribuidora. La misión de los guardianes era que no se pirateara el film, es decir, ningún espectador podía sacar durante la exhibición su celular y comenzar a filmar. En algunos momentos comprobé cómo se desplazaban por el pasillo, seguramente para advertirle a algún desprevenido que pusiese su teléfono a buen resguardo.

Comencé el día en el Auditorium donde se proyectó el film  Las hijas de Isadora del francés Damien Manivel, premiado en el Festival de Locarno. El título alude a los hijos de la famosa bailarina Isadora Duncan que encontraron la muerte ahogados a  temprana edad en un accidente automovilístico en el Sena en 1913. Diez años más tarde la coreógrafa creó la obra Mother, para exteriorizar todo aquello que había vivido por la dura tragedia.

Una terapia emocional que el director recrea y a su vez homenajea a través de tres generaciones. La primera es una joven bailarina que investiga y aprende con lujo de detalles todos los movimientos de la pieza. En esta etapa sobresalen las posturas, los gestos de las manos y el estudio de dibujos geométricos con los que Duncan diagramó la coreografía.

Luego, el guión da paso a una profesora adulta de danza, que enseña la obra a una joven con síndrome de Dawn para representarla en un teatro. Aquí es importante el desplazamiento de los brazos que deben contener a un bebé, abrazarlo y acunarlo. Por último, una espectadora mayor que asiste al espectáculo, se siente identificada con la obra por haber vivido una experiencia parecida.

De la grácil bailarina del principio, se pasa a los movimientos burdos de la alumna y más tarde a la mujer obesa de color que se desplaza con un bastón. No importan los físicos, las tres interpretan a su manera el dolor de Isadora. El cine de Manivel se caracteriza por la austeridad del guión y de las acciones, sus propuestas son contemplativas y vivenciales. Si el espectador se identifica con las imágenes el gozo puede ser espléndido, de lo contrario se puede caer en el tedio y el sopor. Una apuesta arriesgada del festival en una sección que mantiene su buen nivel.

El festival ofrece un foco dedicado al director norteamericano John Stahl (1886 – 1950), un especialista en dirigir actrices, que se caracterizó por su estilo visual en el que predominaba la expresión por el guión. Back Street (La usurpadora) del año 1932, es una “pre code movie” (película filmada antes de aplicarse el código Hays en los Estados Unidos) en la cual la protagonista, Irene Dunne, rechaza la propuesta de matrimonio de un vecino del pueblo devenido millonario, para convertirse en la querida eterna de un dandy casado. Como muchas amantes en las óperas, prefiere sufrir y el escarnio con tal de estar al lado del hombre deseado.

El extenso romance se inicia a principios del siglo XX hasta el año 1932. Ya sea por la época en la que se desarrolla la trama o por no estar atada al rígido código, Stahl se toma licencias impensables para el posterior cine clásico. La insinuación  de un viajante de comercio de ir a un hotelito cercano, la vida lisonjera de Dunne, el bulín que le pone su amante, pueden llegar a sorprender.

La trama gira en torno a ella, es el epicentro que atrae a los hombres, es la mujer que está dispuesta a dejarlo todo por amor. Una escena crucial refleja su conducta, aquella que podría haber cambiado el curso de su vida cuando llega tarde a la feria para encontrarse con su amado (aún soltero) y su madre. En una  toma magistral   marcha a contracorriente de los espectadores. Un excelente melodrama que inspiró a futuros directores especialistas en el género.

En When Tomorrow Comes (Huracán) de 1939, nuevamente Irene Dunne se enamora del hombre equivocado. En este caso es Charles Boyer, un hombre casado con una mujer que presenta problemas mentales que alteran su comportamiento. Boyer es un acaudalado pianista francés, seductor,  que enamora a una camarera de una cadena de comidas. Stahl resalta la condición de la mujer, a través de la participación en asambleas sindicales de las mozas, en la que proponen una huelga para hacer oír sus reclamos. La química entre Boyer y Dunne enriquece los muchos pasajes en que se encuentran a solas, donde se destaca la escena final en un restaurante donde todo está dispuesto de manera armoniosa. Las copas, las velas,  las manos entrecruzadas, las lánguidas miradas hacia abajo. La despedida es triste aunque no todo está perdido. Otro gran melodrama que tuvo sendas remakes.

Hoy no hay fiesta ni DJ, se tomaron un descanso. Mejor, porque mañana tengo un día muy movido. Nos vemos

John Lake

Adolfo Giraldo alias "John Lake" es fanático del cine desde chico, asistió a cursos de cine con Gisela Manusovich y completó la carrera de crítico de cine en la Escuela de la revista El Amante. Sus críticas aparecieron en diversos sitios como cinemascine.net, todaslascriticas.com y en la revista virtual Pez Dorado.