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Revolution: un darwinismo épico muy perdido

Por Jesús Díaz

¡Atentos! Acaba de llegar a la pequeña pantalla otra serie pretenciosa, de esas que tienen como argumento central un mundo post-apocalíptico. Producida por J.J.Abrams: Revolution. Y aunque su acogida haya obtenido los resultados esperados en NBC, el éxito de esta serie no está aún asegurado.

El primer capítulo (el capítulo piloto, el único que debe convencer a la cadena para comprarlo) ha alcanzando los 11,7 millones de espectadores. Aunque bueno…cifras similares alcanzaron series como Alcatraz o Person of Interest ( en las que Abrams estuvo involucrado, en una como productor y en otra como guionista, respectivamente) que luego no consiguieron ser renovadas por una segunda temporada. Las audiencias se redujeron considerablemente en los capítulos siguientes.

Y aunque parece que Revolution es la gran apuesta de esta temporada en NBC, esta serie huele mal. Una historia que nos suena de haberla visto antes […]

http://www.youtube.com/watch?v=JwfCRAtkYEI

La historia quiere ser grande. Inolvidable. Marcar al espectador. Veremos que pasa en las próximas emisiones. Por el momento sabemos que el mundo se ha quedado sin energía. Que los gobiernos han caído. Que el mundo se rige ahora por La Milicia (algo así como guerrillas). Aunque Miles (Tim Guinee) sabe el porqué del apagón y La Milicia no dejará pasar esta oportunidad para intentar encontrar a Miles, cueste lo que cueste. Imagínense lo que un hombre podría ser con el mundo si es él el único que tiene energía: levantar fábricas, reactivar aviones, conquistar países.

[…]Pues sí, nos suena. Nos suena un poco a ‘Lost’. Muchos patrones se repiten: un grupo de personas en busca del porqué de un gran misterio, un grupo de personas tienen que sobrevivir, un grupo de personas están en peligro, un grupo de personas están desesperadas, un grupo de personas…Una serie que parece muy perdida con vistas a encontrarse, esperemos, en los próximos capítulos.

Aún así, Revolution es menos delirante, e inteligente, que ‘Lost’. Aquí todo se rige por la ley darwinista del más fuerte. Un argumento, unos guiones, una producción, unos personajes que parecen sacados, en ocasiones, de series tan míticas (pera algunos, tan soporíferas) como Xena: La princesa guerrera o Hércules; si no, atentos a uno de los protagonistas, Miles. En definitiva, toda la serie parece pretenciosa con ánimos de querer ser un gran peliculón de ‘el-fin-del-mundo-se-acerca-y-tenemos-que-hacer-algo-al-respecto’ pero hecha en serie, con lo que ello conlleva.

Estimado J.J. Abrams:

Échale más intriga y más suspense a Revolution porque…

Porque aunque la serie esté basada en el drama y la acción se abusa tanto de éstos dos grandes condimentos que al final consigues el efecto contrario al esperado: que el espectador no se asombre porque cualquier giro en el argumento le puede parecer previsible. (En este sentido, la serie guarda un cierto parecido a Juegos de Trono).  

Y pese a todo, también hay sitio para la comedia. Aunque no lo parezca. ¡Atentos a esta conversación! Sin ánimos de ser un spoiler:

–       Yo tuve un avión.- Responde Aaron Pittman (Zak Orth), quien también parece guardar el secreto del fin de la energía.

–       ¿Y eso?. – Responde Charlie Mattheson (Tracy Spiridakos) cabeza central de Revolution junto a Miles.

–       Trabajaba en un lugar llamado Google.

–       ¿Era algo de Internet, verdad?

–       Sí, algo así. 80 millones de dólares en el banco….y lo cambiaría todo por un panecillo de Charming.

Revolution podrá entretener esta temporada, como también parecía pretenderlo hacer Terra Nova, respaldada por Steven Spielberg como productor ejecutivo y que de nada sirvió (no se renovó para una segunda temporada).

Argumento lineal: con varias tramas secundarias para aderezar el transcurso de la historia. Guiones morbosos: el espectador querrá saber qué pasó con ciertos elementos que antes poblaba el mundo como los coches, los ordenadores,… Personajes insulsos: ningún personaje consigue la simpatía del espectador, exceptuando quizás a Charlie Mattheson. Nostalgia: la serie huele al pasado. Drama y acción: siempre hay que estar al borde del precipicio, así se capta al espectador. Ahora hay que mantenerse en esa misma línea ¿lo conseguirán?

Estimado J.J. Abrams: “No se enfade conmigo”. 

Jesús Díaz

Español, periodista y doctorando en Publicidad y RRPP. Defensor a ultranza de la cultura mainstream. Amante de las series, los libros y el cine. "Con un buen enfoque, de cualquier cosa se puede escribir".