Música

The Raveonettes: encanto, oscuridad y otras distorsiones

Por Maribel Díaz Romero

Pocos son los grupos que, con el mismo sonido indie rock y reverberación, pueden presumir de una década de carrera tan estable como la The Raveonettes. Sin altibajos. Siempre con trabajos notables, siempre ahí. Sune Rose Wagner y Sharin Foo siempre estuvieron presentes cuando necesitabas desconectarte y recurrir a canciones aparentemente sencillas, directas. Sin pretensiones. De esas bandas que, una vez que las descubrís, se convierten en tu aliado indispensable.

Tal vez no se conviertan en la banda tu vida, pero no se puede negar el hecho de que han tenido discos muy buenos, y hasta estuvieron muy cerca de convertirse en un punto de inflexión, de servir como catalizador para transformar grupo de masas consumistas (varias de sus canciones sonaron en la archiconocida Gossip Girl, por mencionar un ejemplo). Sin embargo, el dúo escandinavo decidió agarrar otro ritmo. Más tranquilo. En definitiva, menos comercial.

Hace menos de un mes, lanzaron su sexto disco de estudio: Observator. Con la ayuda del afamado productor Richard Gottehrer (Blondie, Dum Dum Girls), tardaron tan sólo siete días en grabar el álbum en Sunset Sound Studios de Los Ángeles, ciudad donde reside Sharin Foo (voz y bajo) y lugar en el que Sune Rose Wagner (guitarra y voz) necesitaba inspiración tras una dura etapa de depresión marcada por una lesión de espalda.

Tracklist

1. Young And Cold
2. Observations
3. Curse The Night
4. The Enemy
5. Sinking With The Sun
6. She Owns The Streets
7. Downtown
8. You Hit Me (I’m Down)
9. Till The End

Con el deseo de capturar algo del espíritu de The Doors, Sharin explicó de Observator: “este álbum salió de un lugar oscuro, pero terminó iluminando la oscuridad y la inquietud de una manera que nunca pensé posible. Honestamente nunca pensé que este álbum vería la luz, todo el caos, toda la locura, todas las noches sin dormir, pero llegó en una ráfaga de locura espontánea. Estoy emocionada por que la gente escuche este nuevo álbum completo, es bastante oscuro”. Por su parte, Wagner es muy sincero acerca de su depresión personal y abuso de sustancias durante la época de grabación de Observator. Esos problemas personales se reflejan en la mayoría de las canciones del disco, que se sumergen entre el delirio y el encanto abrasador de Los Angeles con el frenesí y la nostalgia de New York, donde residía el guitarrista.

Hay varios elementos en Observator que ayudan a diferenciar a The Raveonettes de la mayoría de sus bandas compañeras: una composición sólida y una comprensión de los efectos que no tienen sus contemporáneas. Una afinidad de efectos de guitarras, ruidosas y distorsionadas, que crean atmósferas exuberantes. Ojo, el grupo no depende solamente de pedales y trucos de postproducción. Wagner y Foo parecen entender instintivamente los sonidos y dan a luz un disco como una exposición modesta y encantadora “a primera escuchada”.

A pesar de carecer de hits inmediatos, los daneses apuestan con éxito al explotar su vertiente más emotiva e introducen por primera vez el piano con muy buenos resultados. Es el principal instrumento en la oscura y hasta lúgubre «Observations», segundo track y primer single. Sugiere un tema musical para que conste, para que quede grabado en nuestros oídos, como si Wagner se hubiese retado a sí mismo escribir cada canción en el teclado en lugar de la guitarra. Sobre todo después de la picardía en «Young and Cold», tema que destapa el disco.

Acordes machacados, notas agudas de la guitarra rockabilly de Wagner para brindarte un ambiente perverso, nocturno. Justamente, eso es lo que tienen los Raveonettes. Tienen el poder de transformar incluso la más soleada de las tardes, en las que estás corriendo por el campo, en una mañana post-resaca tras una noche de excesos. “Observations” recoge las horas más tarde de aquella noche, cuando todos tus amigos te abandonaron y no estás seguro de lo que vas a obtener en casa.

Un álbum completo en este sentido suena prometedor, pero, por desgracia, Observator no tiene interés en evocar totalmente a ese estado de ánimo. El piano es rápidamente descartado y con ella una parte del sentido del disco como una entidad separada en el catálogo de The Raveonettes. Aún así, pueden crear un ambiente específico con sólo unas par de notas, y Sune & Sharin entregan algunos de sus ganchos atrapantes en «She Owns the Streets» y el genial dream-pop de «The Enemy”, donde mejor captan la nostalgia y la esperanza de Observator. En un sentido amplio, es un sentimiento de traición exquisita, abrumado con la guitarra metálica y armonías delicadas.

Observator es un álbum variado, en el sentido de que se atreve a moverse más allá de los límites del fuzz-pop en el que tan cómodos se sienten. Sin embargo, es difícil evitar la sensación de que suena demasiado cómodo. Está tan profundamente arraigado en su zona de confort que suena demasiado fácil y, a su vez, lo suficientemente ameno y fluido para que los 34 minutos de duración no se vuelvan en contra por escasos y hagan que quieras repetir la degustación musical sin problemas.

Maribel Díaz Romero

Periodista digital. Microblogger. Versátil. Amante del rock, y sus variantes, pero con un corazón que late con synthpop. Escribe sobre lo que le gusta con mucha pasión. Para ella, la única forma de escapar de las miserias de la vida son la música, las películas, los libros y los gatos.