Series

Unbreakable Kimmy Schmidt: superarse con gracia

Por Victoria Barberis

La vida está llena de pequeños malos momentos. Cuando aprendemos a sortear esos obstáculos nos decimos que hemos superado una barrera, que hemos pasado una prueba impuesta por el destino para medir nuestra fortaleza. Es como un punto a nuestro favor, una batalla ganada y un paso más hacia ésa sensación de ser invencible. Claro que hay pruebas más complejas que otras, y por ése lado podemos quedarnos tranquilos, pues es probable que casi ninguno de nosotros deba pasar por el tragicómico calvario que le cayó encima a Kimmy Schmidt.

La premisa de esta serie –creada por Tina Fey y Robert Carlock– es la vivencia de pasar por una situación extrema y superarla con una gracia de musical. La idea central gira en torno a saltar los obstáculos de a uno a la vez, de la mano de una joven que debe vivir cada momento de su vida de nuevo,  como si fuera su primer día en este mundo. Hace unos quince años, Kimmy Schmidt (Ellie Kemper) fue secuestrada junto a otras tres mujeres por un pastor de reputación dudosa, quien las convenció de ser las únicas sobrevivientes en la Tierra después de la supuesta venida del Apocalipsis. Durante ese tiempo, las cuatro vivieron aisladas en un bunker. Años después, el FBI las encuentra y ahora deben enfrentar la compleja tarea de ponerse al día con los años perdidos (y de explicar a todo el mundo que son las famosas mujeres topo de Indiana).

Luego de asistir a un programa de entrevistas en la imponente ciudad de New York, las muchachas se alistan para volver a su pequeño pueblo de Indiana, pero Kimmy decide quedarse, porque qué mejor lugar para empezar de cero que la bella y afamada Gran Manzana. Así, nuestra heroína emprende una ingenua (y muy divertida) búsqueda de dos pilares para sostener su nueva vida: un trabajo y un hogar. En esta búsqueda, aparecerá lo que quizás sea lo más brillante de toda la serie: los personajes secundarios mejor construidos de cualquier comedia. Titus Andromedon (Tituss Burgess) aparece como el roommate, confidente y maestro de la vida moderna de Kimmy; mientras que Lillian Kaushtupper (Carol Kane) es la dueña del departamento que alquilan, un tanto excéntrica y dispuesta al gran humor absurdo que caracteriza a esta serie. La mención a Jane Krakowski como la millonaria y superficial Jacqueline Voorhee es obligatoria: como no podía ser de otro modo, su despliegue de gracia roba todas las risas.

Esta comedia que Netflix supo acoger después de que NBC decidiera no incluirla en su parrilla, puede estar bien agradecida de sus personajes secundarios, pues a ellos les debe la mayor parte de su llegada a la audiencia. La plataforma también hace su parte: el poder visionar una serie a través de Netflix posibilita que devoremos toda la temporada con un apetito desmedido sin tener que esperar toda una semana. Esto no es una cuestión menor, porque difícilmente una propuesta de estas características prosperaría en otro formato, donde abundan las comedias y donde el público tarde o temprano termina desistiendo.

El humor absurdo y desenfadado que caracteriza a todo lo que compone Tina Fey (así como también, es el sello de muchos de los que prosperaron fuera de Saturday Night Live) es decisivo a la hora de seguirla o no: el solo puntapié inicial de la historia puede tanto atrapar por su originalidad y ocurrencia, como desencantar a quienes encuentren que se trata de un sinsentido o sean partidarios de los estilos cómicos preponderantes en las grandes cadenas. Es una importante ventaja y un gran logro de los creadores el hecho de no abordar las temáticas recurrentes en materia de sitcoms, tan saturadas de vidas familiares, convivencias en pareja o aventuras entre amigos, todo rodeado de un entorno bastante tradicional. Nada de eso sucede en Unbreakable Kimmy Schmidt. Aquí todo se da de un modo muy particular y personal, se hacen preguntas que rozan lo incómodo y los personajes se desafían todo el tiempo a romper algún esquema.

Lo interesante es que a simple vista, pareciera ser un puñado de sujetos esforzándose por encajar en una historia apenas verosímil. Pero esto no es así: cada uno en su rol puede parecernos estereotipado y estanco (el gay alocado y extravagante que busca triunfar en Broadway, la millonaria despectiva y superficial, los neoyorkinos esnobs y los pueblerinos ingenuos, entre otras cosas). Lo cierto es que juntos componen una elocuente parodia de todo, convirtiendo cada cosa a su paso en un momento hilarante donde nos reímos de lo establecido y donde en verdad nos estamos burlando desfachatadamente de quienes viven encerrados en aquellos estereotipos.

Claro que hay cosas que no se negocian, y en este caso estamos hablando de una propuesta que se toma o se deja. No hay medias tintas, no es un contenido que nos serviría para dejar el televisor prendido de fondo mientras hacemos otras tareas. Es que Kimmy es para amar u odiar en su rol de ingenua y colorida, como esa suerte de adorkable que compone Zooey Deschanel en New Girl, pero peor. Hay personajes con los que es difícil congeniar por su moral en tonos de gris o por su encanto retorcido; y hay otros, en especial en las comedias, que son una exageración tan maravillosa que llegamos a odiarla. Quizás tanto glitter, zapatillas con luces, amarillos, púrpuras y rosados sean demasiado para la paciencia de algunos. Esto solo nos indica que Ellie Kemper está muy bien en su rol, pero nuevamente, hay cosas que se toman o se dejan.

Esta es una de las comedias actuales más complejas de describir (y quizás ése solo hecho sea un enorme punto a su favor). Se trata de una exquisita mezcla de diversos elementos, todos buenos y malos; graciosos e incómodos; simples y complejos. Todo aquello que lleve la firma de Tina Fey tiene gran parte del éxito asegurado. Pero qué hubiese sido de esta misma idea con otro creador, pues eso no lo sabemos y ahí es donde comenzamos a repensar las razones del enorme fanatismo que ha despertado Kimmy. Mientras, tenemos algunas importantes apariciones especiales en la primera temporada, cosas que al menos nos invitan a quedarnos para ver de qué se trata: pocas cosas hay más tentadoras que ver a un gran actor de drama entregarse de lleno al humor de sitcom.

Al más renegado de todos, este elenco puede sacarle una sonrisa. Y más allá de eso, está el guion original que nos hace reír a conciencia, pero que guarda un bello mensaje de fondo y se va manifestando con esas lecciones que aprendemos en cada episodio junto a los protagonistas. Creemos que hay cosas que están libradas a la suerte, pero no es así. Creemos en alguna clase de destino que maneja los hilos de nuestras vidas, pero la verdad es que a las cosas hay que salir buscarlas. Sí, la vida es cruenta y despiadada. Pero todos podemos ser un poco como Kimmy y animarnos a salir de nuestro propio bunker, con una sonrisa y una actitud superadora.

Victoria Barberis

Es periodista de profesión y escritora de corazón. Es "seriéfila" y una aficionada a las sagas. Su pluma a veces es sarcástica, pero siempre divertida.