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El cine siempre se ha visto influenciado por las seis bellas artes. La música, arquitectura, escultura, pintura, declamación y la danza se hacen presentes continuamente en el séptimo arte. Sin embargo, es la primera la que aparece con más frecuencia, sobre todo en el Festival de Cannes, espectáculo que adora y recuerda eternamente a las celebridades.
Después de casi cuatro años de la muerte de la cantante y compositora británica de origen judio, Amy Jade Winehouse – o simplemente Amy– Cannes vuelve a estar de luto.
No creo que vaya a ser famosa para nada. Me volvería loca.
Amy Winehouse 1996.
Con la dirección de Asif Kapadia, guionista y director de cine británico de origen indú, AMY es el único film sobre música en la 68va edición del Festival. Después de haber rodado varias películas, entre ellas The Warrior (2001) que aborda temáticas de sus antecedentes indios (premio BAFTA a la mejor película británica) y Senna (2010) donde muestra la trayectoria del reconocido piloto brasileño de Fórmula 1 (galardones en prestigiosos festivales), Kapadia vuelve al cine con un documental aparentemente bien logrado pero con crueles imágenes de la artista que juegan demasiado con la sensibilidad del auditorio.
El principal objetivo del director era mostrar la vida privada y profesional de la cantante británica desde los 14 (1997) hasta los 27 años (2011) momento en el que fallece como una celebridad consagrada mundialmente. 
No obstante, la primera gran polémica del film se dió a raíz del rechazo de su familia, que considera al documental como «engañoso“. En la primera proyección en el Festival de Cannes, el film tampoco fue muy bien recibido, el recorte que Kapadia hace sobre Amy es evidentemente negativo. Como en todo género de investigación, lo que se busca es mostrar un determinado hecho a través de -en este caso- una cámara que actúa como los ojos del director y por ende, del espectador. Claramente, en los reportajes se vuelve tarea difícil -por no decir imposible- ser «objetivo», ya que al colocar la mirada en determinados puntos ya dejamos de ser imparciales.
El documental es una negociación entre la realidad, por un lado, y la imagen, la interpretación y la propia parcialidad, por otro. Stella Bruzzi, prolífica teórica inglesa del cine.
Kapadia empieza su film con Amy Winehouse cantando «Happy Birthday» con ímpetu y espíritu musical inigualables. Con flashbacks, el director vuelve a su infancia, donde se la ve como una niña feliz pero sufrida por la ausencia cotidiana de su padre. 
A medida que transcurren los minutos, se presenta a Amy como una inglesa de ojos grisáceos brillantes, rebelde, auténtica, alegre, pasional y divertida. 
A lo largo del film las cosas van cambiando, la compositora empieza a darse cuenta que tiene un gran talento pero no entiende cómo gestionarlo, por lo cual tiene que acudir a representantes que no saben contener su vulnerabilidad sentimental y debilidad hacia las drogas. Es así como su entorno abusa de ella, explotando, no solo económica sino también psicológicamente, su potencial musical. 
El cineasta sabe presentar los hechos en cadena componiendo un cautivante proceso -en este caso restroceso- en la vida de la cantante. Reduciendo a lo esencial cada acontecimiento, uno se vuelve complementario del otro; dando como resultado mordaces secuencias. En una escena aparece un video de Amy – a los 26 años– bulímica, seguido de otro – a los 15- comiendo desaforadamente con la voz en off de la madre diciendo:
Cuando nos separamos con Mitch -padre de la artista-, Amy me dijo que ella disfrutaba mucho la comida pero que después necesitaba vomitarla.
Este testimonio es uno más de los tantos que muestran a los Winehouse como una familia afectuosa pero a la vez descuidada e indiferente con los problemas de su hija. Especialmente al padre de Amy se lo evidencia como un hombre ausente en la infancia de su hija -tema que ella recuerda constantemente en sus grabaciones- y muy presente en la fama de la cantante. 
Mitch y Janis, eran una pareja de clase media-baja aficionada al soul y al jazz. Muy pronto descubrieron que no podían controlar el rebelde carácter de su hija, una niña carente aparentemente sentimentalmente que exigía constante atención. El film continúa con los constantes movimientos de un suburbio a otro, sus pequeños -que se convertirían rápidamente en grandes- logros musicales y sus primeras audiciones.
Era increíble. Conocía bien the old school y el hip-hop. Era rellenita, tenía fuerza y un estilo único, sabía adornar con su ordinario acento cockney, llamativos tatuajes y una forma provocativa de moverse ante el público. Primer mánager, Nick Godwyn.
El tratamiento alrededor de figura principal, la secuencia cronológica de los materiales, la ubicación geográfica – con impresionantes fotografías tomadas desde ángulos cenital y picada- y el origen de los materiales —videos privados, fotos de la vida íntima, testimonios reales— están presentes en todo el largometraje y confirman que es un documental con consistencia. Sin embargo, en ciertas ocaciones, estos mismos elementos son los que entorpecen el producto. En varias escenas, se muestran imágenes de la cantante de Rehab en sus peores momentos -los cuales yo prefiero omitir-, literalmente «tocando fondo». El largo también muestra la impotencia de sus amigas de la infancia, Juliette Ashby y Laurent Gilbert; su primer representante, Nick Shymansky; la culpa de sus padres Mitch y Janis Winehouse; y la desidia de su marido, Blake Fielder-Civil. Además, se ve la horrible actuación de los periodistas en los momentos más penosos de la artista. Musicalmente hablando, durante todo el film, persisten las grandes capacidades vocales que enamoraron a miles de personas, llevándola a un vertiginoso éxito a través del cual arrasó con varios premios.
El más importante, en 2008, fue el Grammy, en el cual se elegía al segundo álbum de su carrera, Back to black (2006) como uno de los mejores discos de la década.
Los archivos más destacados del documental son las escrituras de sus canciones, las grabaciones de los álbumes de la cantante, las conversaciones con sus amigos y los mensajes telefónicos con su circulo íntimo.
Sus relatos, comentarios, temores y ambiciones se reflejan tal cual en AMY, sin embargo, después de varios intentos de rehabilitación, la talentosa Winehouse vuelve a caer y estas lamentables escenas son las que mas impactan al público, provocando tristeza y hasta compasión por la cantante.
Si pudiera cambiar todo solo para poder caminar tranquila por la calle, lo haría.
Le dijo Amy a una de sus amigas la noche anterior a morir por una sobredosis «accidental» de alcohol.
En el 2012 el máximo referente del jazz actual y su ídolo numero uno, Tonny Benett, le brindó un gran homenaje.
Para los fanáticos de la gran artista, AMY se estrenará el próximo 3 de julio en Estados Unidos y Europa.
