De lo histórico a lo cómico: #ArgentinaViveCine en #MardelPlata

Hace exactamente 30 noviembres, La Perla del Plata inaugura su temporada -aun ventosa, fría y húmeda- con mucho aire artístico para esparcir. Cada año, el Festival de Cine de Mar del Plata reúne a los máximos conocedores del cine argentino -y otros tantos extranjeros- para compartir charlas, conferencias y seminarios entre directores, cineastas, cinéfilos y actores, incluyendo estudiantes, periodistas y curiosos, como también personas comunes y corrientes que buscan entretenerse con un par de proyecciones al lado del mar.

Sin embargo, esta edición viene recargada de un espíritu joven tanto en la tradicional alfombra roja como en las modernas butacas negras. La mayoría de los directores no llegan a los 50 años y gran parte de los espectadores son estudiantes de cine de todo el país. Es que el cine argentino se reivindica cada vez más y esto se ve en todas sus aristas. La calidad de cada proyección es excelente, al igual que las historias que se tratan. Este es el turno de comentar algunas de las películas que resonaron este fin de semana en La Feliz capital del cine.

Una foto publicada por Victoria Agulla Tagle ? (@vitussss) el 1 de Nov de 2015 a la(s) 5:29 PST

Empezando por los documentales, Tiempo Suspendido es un excelente retrato de la mujer que peleó toda su vida por mantener encendida la memoria que otros han perdido. Esa dolorosa paradoja de los hijos desaparecidos durante la dictadura en Argentina es la raíz que Natalia Bruschtein documenta a través de su abuela, Laura Bonaparte. La trama gira alrededor de los recuerdos que el Alzheimer le quita a esta Madre de Plaza de Mayo sobre la desaparición de los seres más queridos (su ex marido, tres de sus cuatro hijos, dos de sus yernos) durante el terrorismo de Estado.   La militancia de Bonaparte por los derechos humanos, en el país y también en el exterior –como observadora de Amnistía Internacional en campos de refugiados de El Salvador y la frontera con Guatemala; en el Líbano, en Bosnia– merecían ser filmados y presentados al resto del mundo en esta Competencia Latinoamericana. Y fue su nieta la que pudo hacerlo de una forma bastante cálida y tierna al tratarse de tal drama. Natalia hizo un gran registro sobre su abuela en sus últimos años, antes que la enfermedad le ganara la batalla de la memoria. La directora capta a su familia en situaciones cotidianas y reuniones familiares, mediante material de archivo que la muestra desde cuando era una joven y luchadora, hasta sus últimos momentos de lucidez cuando su mente «optó» por olvidar tanto sufrimiento.   Continuando con la oscura historia que caracterizó a la Argentina del siglo pasado, aparece Eva no duerme, largometraje de Pablo Agüero que concursa en la Competencia Internacional, que se plantea una serie preguntas a partir de la desaparición y sucio «manoseo» del cadáver de Eva Perón. Como gran parte de los argentinos saben -o deberíamos saber-, tras su muerte, en 1952, su cuerpo fue sucesivamente embalsamado, secuestrado, escondido, embarcado, repatriado y, finalmente, sepultado bajo seis metros de cemento. Durante las dos décadas que duró la leyenda increíble sobre el cuerpo de Evita, el director argentino busca de una forma un poco atrevida pero muy creativa, recrear el punto de vista de los últimos personajes en poseerlo: el Ex Presidente Aramburu cuando es secuestrado por los Montoneros -encarnado por Daniel Fanego– y el Almirante Massera, interpretado por el -como nunca antes visto- grosero y agrio Gael García Bernal.   El film cuenta esta historia a la manera de un largo sueño, o mejor dicho, una pesada pesadilla. La verdad es que Pablo Agüero hiela la sangre de todos los espectadores a través de su inteligente manejo de los recursos estilísticos, fuerte musicalización, impactante material de archivo y sensibilidad necesaria pero suficiente. Las brillantes actuaciones que acompañan este valeroso relato, sin golpes bajos ni extremismos políticos, terminan de sublimar este largometraje sobre uno de los capítulos más vergonzantes de nuestro pasado.     

Y si de comedias se trata, a los argentinos a veces nos divierte ser radioactivos. Hoy fue el turno de la kriptonita no sólo como compuesto mineral semejante a una piedra verde proveniente del mismo planeta que el superhéroe –Krypton-, que debilita sus poderes cuando la exhiben ante él, sino también como una de la películas más esperadas del #mdq30fest. Nicolás Vazquez, Pablo Rago, Lautaro Delgado, Juan Palomino y Diego Capusotto son los protagonistas de esta película radioactiva que pertenece a la Competencia Argentina de esta edición.

Con un elenco «muy amigo» según sus mismos integrantes, Nicanor Loreti lo hizo otra vez. El director de las faranduleras Socios por Accidente sabe que la ecuación reparto+humor+cultura popular funciona, y el resultado es explosivo. Kryptonita es una propuesta basada en la novela de Leonardo Oyola que combina la ficción de los cómics yankees con la realidad argentina. Sin ánimos de spoilear, Kryptonita se resume en un párrafo: el doctor González trabaja en la guardia nocturna de un hospital del conurbano bonaerense, intentando combatir un sistema de salud que descuida a marginales que llegan de urgencia tras participar en episodios extremos de violencia.

Pero una noche, el herido no viene solo, sino que la pandilla de Nafta Súper irrumpe los pasillos trayendo herido a su líder, el Pinino. Acuartelados en el hospital, las escenas van revelando los génesis de cada integrante de la banda. Un juego de traducciones locales de los rasgos de los superhéroes de DC,  Superman o Flash, atrincherado en un retrato social contemporáneo. El largo es un típico thriller que te mete en la historia sin ni siquiera exponer con claridad la realidad del relato. Lo mejor de esta especie de drama «normal» -en nuestros días- es la vuelta que le da el guionista para resaltar como el súper poder de la hermandad y la amistad pueden salvarnos de las tragedias que azotan a gran parte de la sociedad diariamente.

Cada una de las películas fue recibida con total éxito por la audiencia, las dos primeras hicieron llorar y conmover a los contemporáneos de la dictadura militar, mientras que la ultima fascinó especialmente por sus cómicos diálogos y la total conversión de los actores del jet set porteño a la clase popular argentina.

*Auspició este viaje a Mar Del Plata, Clase Turista.