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Flojo comienzo de la competencia Internacional. Al terminar la primera presentación, Music an Apocalypse del alemán Max Linz, algunos críticos hablaban de una película particular, una forma educada de referirse a un bodrio. Le siguió la canadiense Spice it Up del trío conformado por Lev Lewis, Yonah Lewis & Calvin Thomas, que tampoco le dio brillo a esta sección. Rene, una estudiante de cine insulsa y poco desenvuelta, debe terminar su tesis que consiste en una película independiente titulada Spice it Up. Su tutor le sugiere cambios (la elección de una protagonista y mayor claridad en la narrativa) que la pupila acepta con desgano.
Su proyecto narra la historia de siete chicas que al no aprobar el secundario deciden enrolarse en el ejército, junto a una trama secundaria que involucra a guerrilleras separatistas francesas. Película dentro de la película, las hubo mejores como La noche americana (1973) de François Truffaut. El film fue presentado como comedia satírica, pero de comedia tiene poco y lo sarcástico quedará para los directores, sus parientes, amigos y acólitos. El film se despliega de manera abúlica y anodina como su protagonista, solo las siete jóvenes ponen un poco de brío y sacuden la modorra de un film estilo “indie” pero de cuarta categoría.
Aquí las proyecciones de Spice it up
Lo mejor del primer día fue el documental What She Said: The Art of Pauline Kael en la sección Películas sobre Películas. El director Rob Garver realiza un recorrido por la vida de la famosa crítica cinematográfica norteamericana que escribió por mucho tiempo en la revista The New Yorker. Mediante el uso de material de archivo de reportajes televisivos, videos caseros y fotos, surgen los momentos más destacados y también los más polémicos de su trayectoria. No podía estar ausente la disputa que tuvo con Andrew Sarris sobre “la teoría de autor” (su viuda, la crítica Molly Haskell sale en su defensa), el reconocimiento a Herman Mankiewicz, guionista de El ciudadano, en desmedro de Orson Welles y el mal momento que le hizo pasar al director David Lean en lo que se suponía un almuerzo de camaradería con críticos.
No le gustaba que manipularan los sentimientos del público, de ahí sus feroz crítica a La novicia reblede (Robert Wise – 1965) que le costó su puesto de trabajo, y a Candilejas (Charles Chaplin – 1952) que resultó ser su primer comentario cinematográfico. También tocó con su varita mágica a Último tango en París (Bernardo Bertolucci – 1972) y Bonnie y Clyde que gracias a sus críticas se convirtieron en éxitos de taquilla. También hay un espacio dedicado a los “paulettes”, jóvenes críticos apadrinados por ella entre los que se encontraban Paul Schrader y Roger Ebert, que debían seguir sus directivas en cuanto a favorecer determinadas películas, constituyeron un hecho inédito dentro de la crítica cinematográfica.
El director se apropia con eficacia de escenas de ficciones de Hollywood para recrear momentos en la vida de la periodista. Saturada de la violencia de Nueva York de los setenta y de las moles de cemento que la rodeaban, buscó refugio en Great Barrington, rodeada del verde y las suaves colinas de The Berkshires. Allí los jóvenes aspirantes a directores como Wes Anderson, le llevaban sus proyectos de películas para obtener su opinión, según consta en una de las tantas cartas que son mostradas. Un excelente documental que compensó la hibridez de las tres supuestas comedias con las que debuté en esta nueva edición del Festival de cine Independiente
Aqui las proyecciones de What She Said: The Art of Pauline Kael