La historia de Death of Nintendo (2020) es una universal: Paolo, Kachi, Gilligan y Mimaw son mejores amigos que transcurren sus días jugando a la consola del family game, al basquet y paseando, pero sus vidas están cambiando lentamente sin que ellos se den cuenta. Están entrando a la pubertad y comienzan a aparecer los típicos conflictos dignos de esa edad; Desde amores, confusiones, peleas, viajes hasta la idea de convertirse en hombre mediante la circuncisión.
Quién está detrás de esta película es Raya Martin. No se trata de su opera prima ya que en su haber tiene una larga carrera con mas de diez largometrajes que al parecer son mucho mas interesantes que este como Independencia (2009) o Autohystoria (2007).
El problema de Deah of Nintendo no es que este mal. Ya que esta historia que transcurre en las Filipinas se mantiene a flote gracias al talento narrador de su director quien además presenta algunos apuntes nos invitan a conocer una cultura completamente diferente que puede llegar a impactar en ciertos aspectos. Lo que realmente le juega en contra es que se trata de otra coming of age, y de esas hay millones y más valiosas.
Si bien el registro natural de los actores (la película parece mas un documental sobre como es crecer en ese contexto) ayuda a la hora de creernos estos personajes, casi ninguno conmueve en sus historias. Hay algunos detalles y situaciones simpáticos como una visita a un cementerio o la obsesión con los video juegos, pero con escasos y para variar son en esos momentos donde la película cobra vida.
Y aunque la historia se sigue de manera fácil y hasta lineal como solo pueden lograr las coming of age, el resto se desdibuja en una cantidad inmensa de subtramas y personajes secundarios que, aunque importantes para el desarrollo de los personajes, generan que la trama se estanque. También Raya Martin toma la extraña decisión de poner efectos de golpe de video juego en algunas escenas cuyo efecto no genera ni risa, ni complicidad con el espectador.
El resto del apartado técnico cumple, aunque tampoco es una película que busque llamar la atención sobre esto, pero si es necesario mencionar la eruptiva banda sonora que aparece en momentos en que no debería, como si al director le hubieran exigido que pusiera canciones.
Death of Nintendo puede servir como introducción a la filmografía de este director. Es una película amable y accesible pero también olvidable.