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Dieciocho años pasaron de aquel primer encuentro entre Jesse y Céline mientras viajaban en un tren a Viena. Nueve años pasaron de aquel reencuentro en París, cuando Jesse promociona su libro y ella asistía a la presentación.
Pareciera que Before Sunrise y Before Sunset quedaron lejos en el tiempo, pareciera que aquellos momentos tan hermosos, aquellos diálogos tan inteligentes y esos paisajes tan pintorescos, son parte del pasado. Sin embargo, más allá de que el tiempo ha transcurrido para todos, hay algo que sigue intacto: la majestuosidad con la que Richard Linklater, Ethan Hawke y Julie Delpy se plantan frente y detrás de cámara, para escribir y realizar otra joya que, junto con sus antecesoras, quedará en la historia como una de las trilogías más hermosas que dio el cine.
Y es que sí, podemos mirar con nostalgia aquellos años pasados de Jesse y Céline e incluso ellos lo hacen en esta nueva realidad que atraviesan, este presente tan distinto que plantea Before Midnight. Porque este film nos muestra otra cara de estos personajes, otra etapa de su vida, la más dura, la más compleja, la más ¿traumática?, quizá.
*ALERTA DE SPOILER* Jesse y Céline ya se han afianzado como pareja, y han formado una pequeña familia, con dos hijas gemelas. La trama, esta vez, toma lugar en Grecia, propone un cambio rotundo de paisaje y también de emociones, tanto para los personajes como para el espectador.
Si Before Sunrise y Before Sunset nos acostumbraron a los diálogos divertidos, a las caminatas dulces y las discusiones pasajeras, esta película eleva el tono: los personajes discuten y pelean más de lo que ríen (aunque eso no significa que no tengamos momentos hilarantes); los temas que tocan en conversaciones larguísimas van desde la relación, el matrimonio y el sexo, hasta la profesión de cada uno, las responsabilidades, los sacrificios hechos y demás. Se plantean con dureza, crudeza, con tristeza.
Y es que los pases de factura están a la orden del día; los reproches y los planteos abundan en gran parte del film. Sin embargo, no todo es bajón: hay romanticismo, hay risas, hay humor. Los diálogos van y vienen, los estados de ánimo cambian de un momento a otro, pasamos de anécdotas divertidas a anécdotas tristes; de momentos dulces y placenteros a momentos tensos, y así vamos y venimos, a lo largo de una hora cincuenta de pura belleza audiovisual.
Todo en esta película, al igual que en las anteriores, funciona a la perfección: la música de Graham Reynolds logra una armonía y una paz en los momentos justos; la fotografía es hermosa; las actuaciones no hace falta decir que son impecables, la química que hay entre Delpy y Hawke pocas veces se ha visto, y todo lo que dicen, hacen, expresan, lo creés y lo comprás. Y el guión es otra obra de arte del trío Linklater-Hawke-Delpy, con frases para enmarcar absolutamente geniales, aunque es verdad que hay diálogos que por momentos pueden resultar un tanto tediosos (sobre todo en las discusiones del hotel).
Antes del amanecer, Antes del Atardecer: tu nombre no es un nombre más
En conclusión, Before Midnight (o Antes de la Medianoche) es inteligente, hermosa, triste, dura, divertida, realista, todo eso. ¿Es la mejor de las tres? No sé, eso queda en cada uno (personalmente opino que no), pero más allá de las diferencias, del tono y del tiempo que pasó (repito, ¡18 años!), es, como las anteriores, una bella pieza audiovisual, de esas que no encontramos todos los días.