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Basada en la novela homónima de Claudia Piñeiro, Betibú se centra en la investigación policial y periodística que desata la muerte de Pedro Chazarreta, habitante del country «La Maravillosa», que años atrás había sido sospechoso del asesinato de su mujer.
Partiendo de una simple foto, y la hipótesis de que quizá no haya sido un suicidio como se sospecha, tres personajes comienzan a adentrarse en un misterio que es más complejo de lo que parece, y que los llevará por un camino peligroso con revelaciones impensadas.
Con el diario El Tribuno como principal investigador de la historia, Jaime Brena (viejo periodista de policiales), Mariano Saravia (el nuevo a cargo de la sección policial) y Nurit Iscar (escritora de novelas policiales que se involucra como columnista especialista del caso) son los encargados de llevar el hilo de la historia, con sus averiguaciones, sus descubrimientos y su perspicacia a la hora de analizar los hechos y buscar las conexiones.
Miguel Cohan (Sin retorno) logra con Betibú un policial con todas las letras, impecable desde su aspecto técnico, con una gran fotografía, un dinámico montaje, una sólida banda sonora y unas actuaciones de primer nivel. El film tiene excelentes momentos de tensión que lo mantienen a uno al borde de la butaca y también un buen equilibrio entre el drama y la comedia, con diálogos divertidísimos que sirven para relajar en momentos donde la trama se vuelve realmente oscura.
Quizás es en el guión donde se encuentran algunos problemas, sobre todo porque al concluir el film uno queda con la sensación de que hay cabos sueltos, y cosas que no quedan del todo claras. Es evidente que Cohan no quiere darnos las respuestas a todas las preguntas y prefiere dejar que el espectador especule y saque sus propias conclusiones, sin embargo, los últimos diez minutos del film (aunque de ninguna manera opacan lo bueno de este trabajo) pueden dejar un sabor agridulce, y por qué no, una cuota de confusión en la cabeza de varios.
Las actuaciones de Mercedes Morán (Nurit) pero sobre todo de Daniel Fanego en el papel de Brena son las más destacadas en este trabajo que tiene en Alberto Ammann, el punto más “flojo” del elenco.
Mercedes Morán (El Hombre de tu vida, La niña santa) se pone en la piel de la novelista de policiales que tras el fracaso de su primera y última novela romántica, es reclutada por un viejo conocido para que trabaje el caso desde adentro. Aunque el film no profundiza demasiado en los personajes, es claro que Nurit (conocida como Betibú) ha ido perdiendo la pasión, el interés, y este asesinato de alguna manera la pone nuevamente en el juego.
Daniel Fanego (El elegido, Epitafios) le da vida de manera magistral a Jaime Brena, un periodista que durante mucho tiempo se ha hecho cargo de la sección policial pero que ha sido reemplazado por un muchacho mucho más joven e inexperto (Saravia). Brena compra al espectador desde el inicio, y también a sus compañeros, con los que desarrollará una interesante relación. Mariano Saravia, interpretado por un Alberto Ammann (Tesis sobre un homicidio) que por momentos convence y por momentos no, es el nuevo, el que la tiene “poco clara” pero debe ponerse al hombro la investigación por orden de arriba.
Ya en participaciones secundarias, la película cuenta con las actuaciones de Norman Briski (se roba las pocas escenas que tiene con un momento River Plate hilarante); Mario Pasik, en el rol de Chazarreta; Gerardo Romano; Lito Cruz (el comisario Venturini); Omar Núñez y el español José Coronado en el rol de Lorenzo Rinaldi, quien dirige el diario El Tribuno y con el correr de los minutos sabremos que ha tenido una historia con el personaje de Morán.
El poder, la corrupción, la venganza y el papel de los medios son algunos de los temas que podemos encontrar en este gran film argentino, de lo mejor que se ha visto últimamente, al menos en materia nacional. Si tienen la chance de verla en el cine, no se la pierdan.