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La vida de tres madres de familia puede resultar algo poco atractivo de ver. Sin embargo, cuando un asesinato las une y secretos de sus vidas perfectas empiezan a develarse, ya podemos prepararnos para una maratón.
Es en la ciudad de Monterrey con sus aguas celestes, playas desiertas y altos precipicios donde estas caóticas mujeres desarrollan sus vidas. Ellas tienen algo en común: sus hijos asisten a la misma escuela primaria. Allí lo que importan son las apariencias. Casi todos son parte de familias privilegiadas, con mansiones costeras de millones de dólares y vehículos de primera. Pero no todo lo que brilla es oro.
Reese Witherspoon, Nicole Kidman y Shailene Woodley interpretan a las protagonistas de esta historia. Madeline Mackenzie (Witherspoon) es una energética y controladora madre de dos hijas muy involucrada en el consejo escolar; Celeste Wright (Kidman) es una ex abogada abocada a la crianza de sus dos gemelos; y Jane Chapman (Woodley) es la que va a contrastar con todo el panorama de perfección, ya que una joven madre soltera que acaba de mudarse a Monterrey con la intención de escapar de su pasado traumático.
Big Little Lies está basada en el libro homónimo de Liane Moriarty y, aunque al principio se presente como un policial, el foco está puesto en la vida familiar. En tan sólo siete episodios se intercalan testimonios sobre el asesinato con los hechos que condujeron al mismo. De esta manera, el director Jean-Marc Vallée (Dallas Buyers Club) nos pasea a través de diferentes problemas a los que están expuestos las mujeres y sus hijos en sus vidas diarias. Acoso escolar, violencia doméstica, infidelidad, roles de género y los tipos de maternidad son algunos de los temas que se abordan. Lo interesante es que ninguno de ellos es dramatizado al mejor estilo Hollywood sino que se presentan de manera cruda y muy real. Sobre todo, es destacable el cuidado con el que se aborda un tema tan vigente como la violencia de género, sin recurrir al morbo pero no por ello dejando de ser impactante.
Sin lugar a dudas Nicole Kidman se luce con el papel que más evoluciona, llegando a realizar exitosamente escenas muy complejas. Tanto ella como Reese Witherspoon protagonizan personajes que tienen la necesidad de mostrar que son perfectos. Pero Reese es la que lleva el peso de la serie y la encargada de que el hilo narrativo nunca pierda ritmo. Su personaje es controlador y hasta roza la histeria, algo que ella sabe interpretar a la perfección. Además, no hay que olvidarse de los personajes secundarios también puestos en escena por actrices de renombre. En contracara a estas madres perfectas, Laura Dern y Zoë Kravitz proporcionan alternativas de mujeres más independientes y emprendedoras.
No podemos terminar sin hablar de la música, otra de las protagonistas en esta ficción. Cada personaje tiene su propio estilo musical, sus canciones que lo representan y nosotros las escuchamos con ellos. Nada de lo que oímos es sonido de fondo sino que ellos discuten, bailan, lloran y se besan con esa música. De forma que todo lo que escuchamos, lo hacemos a través de sus reacciones. Elvis Presley, Janis Joplin, Frank Ocean y hasta la mismísima Zoë Kravitz son parte del exquisito repertorio musical.
El programa fue lanzado por HBO en 2017 como una miniserie de siete episodios de una hora. Pero luego de cuatro Globos de Oro y ocho premios Emmy confirmaron su segunda temporada con nuevas incorporaciones como Meryl Streep. Big Little Lies, habla de lo fácil que es juzgar la vida de otros y de cómo puede afectarnos el negar las cosas malas que suceden en nuestras vidas. Tal como lo dijo Reese, al recibir el Golden Globe a mejor miniserie, “este show se trata sobre la vida que presentamos al mundo que puede ser muy diferente a la vida que vivimos a puertas cerradas”.