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Breaking Bad o Breaking good, ¿De qué lado estas?

Por Cecilia Saia

Conocí a Walter White en su peor momento. Un patético profesor de secundaria, sin autoridad, con un trabajo secundario lavando autos, un hijo discapacitado y su mujer con un embarazo claramente no planificado. Y entonces, le diagnostican cáncer.

A medida que se empieza a involucrar en el negocio de las meth, sé que está mal. Que es peligroso, que mucha gente muere, que arruina vidas. Lo sé. Pero en el fondo –y no tan en el fondo—quiero que le vaya bien.

Quiero que se forre de plata, quiero ver a sus hijos disfrutando de la vida a pleno, su mujer llena de joyas al costado de la pileta, y él, habiendo sobrevivido al cáncer triunfante. Es que no me doy cuenta, pero yo también estoy breaking bad, no me importa el turbio negocio de las drogas. Me importan los beneficios que va a traer para él. Sus conocimientos brillantes de química me compran, su habilidad para –por mérito o por suerte—salir de las más imposibles situaciones, me alivia. La DEA, el loco de Tuco, los asesinatos no planeados.

Durante las primeras temporadas lo veo intentarlo, estar a punto, y que todo se desmorone. No retrocede, pero no avanza. Y quiero que avance, quiero que salve su vida a través de ese negocio maldito. El resto no importa.

Pero entonces, algo empieza a cambiar. Los hilos del maestro Vince Gilligan se mueven y me llevan a donde quiere. Walter pierde el remordimiento. Se vuelve frío, calculador. Su familia empieza a dejar de ser su norte, se entrega por completo al dinero y al poder. Empieza a sembrar muerte a su alrededor, primero indirectamente. Después, de las formas más directas y brillantes posibles. Es un genio diabólico.

Ahí es cuando realmente se “vuelve malo”. Y ahí, en ese momento, es cuando yo, y cuando todos, empezamos a volvernos buenos. We’re breaking good. Ya no me causa simpatía. Lo respeto como se respeta al villano con una mente maestra. Al Joker, o a Lex Luthor. Se lo admira, pero se lo odia. Y cuando su cuñado ata cabos sentado en el inodoro (¿no es poético?), ya no estoy pensando cómo zafará Walter de esta. Estoy pensando ¡bien! Que lo agarren a este hijo de puta.

El camino de Breaking Bad no lo recorren solo sus trágicos personajes. Lo recorremos todos, internamente, deseando, pensando, preguntándonos, cuestionándonos. Mientras esperamos que vuelva la segunda parte de la temporada final de la serie, sabemos que hay un poco de good y un poco de bad en todos nosotros. A veces solo hace falta un empujoncito para convertirnos en Heisenberg.

¿Cómo concluirá la historia? Quiero enterarme solo cuando la vea en pantalla. Pero mientras tanto, les pregunto a ustedes, ¿de qué lado se sienten? ¿Breaking Good o Breaking Bad?

http://youtu.be/P-ZjG5jG5bg

Cecilia Saia

Referente en el ámbito del social media y la tecnología en latinoamérica, además de ser una de las primeras blogger. Ella asume su condición de ferviente lectora, amante de los viajes y las series. Más en cecisaia.com