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Hace dos años, llegaba a la Costa Azul Todd Haynes para estrenar en el Festival de Cannes una de las películas más valiosas y bellas de la historia del cine independiente: Carol. Los críticos aclamaron su arte, los espectadores alabaron a Cate Blanchett y los periodistas quedamos fascinados con Rooney Mara. Sin embargo, para el jurado del 2015, presidido en ese año por los Hermanos Coen, esta historia no fue lo suficiente conmovedora para llevarse la Palma de Oro, galardonando sólo a la coprotagonista, Mara, con el premio Mejor Interpretación Femenina.
En esta edición, el director estadounidense retorna la cité du cinema para presentar Wonderstruck, film basado en el cuento homónimo escrito por el ilustrador Brian Selznick (ganador de la Caldecott Medal por la ilustración de The Invention of Hugo Cabret).
En la conferencia de prensa, Haynes contó que el libro Wonderstruck lo cautivó desde el primer momento cuando se encontró con el escritor en una expo de David Bowie en Chicago, donde participaba por ser el director del film dedicado al músico. Como estaba focalizado en Carol, no pudo encargarse de ese guión. Sin embargo, la historia le pareció fascinante.
El tercer film de Haynes en la historia del festival (la primera fue Velvet Goldmine), tiene como protagonista a una distinguida y versatil Julianne Moore. Sin embargo, la atención se la llevan los tres pequeños actores que encabezan el reparto: Oakes Fegley, Millicent Simmonds y Jaden Michael.
Traducido al español como «Caja de curiosidades», la novela de Selznick juega sobre las percepciones entre dos historias: la de Ben (Fegley), un niño de los años 70 que queda huérfano tras la muerte de su madre (Michelle Williams) y Rose (Simmonds), una niña muda (incluso en la vida real) de los años 20 que sufre la ausencia de la suya (Julianne Moore), y en el medio de estas dos, Jamie (Michael), quien los guiará hasta su punto de encuentro: American Museum of Natural History.
Los dos modos de representación y narración se intercalan, y esta alternancia fuerza al espectador a rellenar los vacíos, sentir los silencios, identificar los pensamientos, vivir sus experiencias de una manera integral. Wonderstruck exige la comprensión de aprehender la obra, crear lazos para analizar las intersecciones entre estas dos narraciones.
El director estadounidense respeta el guión de Brian, a través de una transposición entre el cine a color / sonoro y el blanco y negro / mudo. Haynes considera a Brian como un escritor que conoce íntimamente el cine y lo integra constantemente en su forma de escribir. El cine mudo está explícito en el libro, donde los personajes son diseñados en blanco y negro. Otro guiño a su pasión por el cine es el personaje principal, Rose, una apasionada por el cine ya que su madre es actriz. El sonido es uno de los elementos más conceptuales: delante de la película muda, se encuentra la niña muda, en igual condiciones que el resto. Detrás de la película sonora, se encuentra ella sola, sin poder comunicarse con el resto.
Desde una manera experimental, la historia del cine es un tema fijo en la filmografía de Haynes, pero siempre desde una mirada sociológica. Al igual que en Carol, la alienación es un tema crucial en esta historia. Sin embargo, en esta ocasión, el realizador lo contrasta con la imaginacion de los infantes. En este relato, el cineasta californiano retrata cómo los dos niños se la juegan por sus instintos trasladándose solos a Nueva York con el fin de encontrar a las personas que cada uno busca. En cada cuento, se percibe los diferentes modos de narración a través de la actitud de cada uno.
Los mismos pequeños intérpretes reconocieron, en la conferencia, que ellos hablaban permanentemente con el director para expresarles sus ideas y opiniones y así terminar de completar el personaje que les tocaba interpretar. Pero lo más grandioso de estos artistas es el desafío que les toca: confrontar la realidad de ninos huérfanos en búsqueda de su identidad.
Es por esto que Haynes define a Wonderstruck como un «acid trip for kids», no sólo por la complejidad de la historia sino también por la interseccion de estos dos universos y la percepción spatio-temporal que ésta presenta. La sordera de los personajes es el hecho que unifica estas dos realidades. Los espectadores infantes pueden comprender el film por ser seres que captan todo sin filtros a propósitos ni prejuicios adultos.
En cuanto a la producción, el realizador explicó que filmó las dos historias durante el mismo rodaje: «Al rodar con niños, el tiempo era limitado, entonces la única forma de llegar era filmando un poco de cada historia cada día (…) Fue muy complicado ya que había que generar un ambiente -que incluía decoración, autos, contexto, vestuario, peinados y detalles de la época- de 1920 y 1970 al mismo tiempo, en la misma calle, un desafio logístico extraordinario». Aun así, la locación más difucultosa fue la del Museo de Historia Natural de Nueva York, al cual sólo podían acceder el fin de semana sin dejar ningún elemento de filmación, por lo cual habia que empaquetar y desembalar todo cada día, según los productores.
La reconstrucción de épocas, la atención a los detalles, el tema de la transmisión, el pasado artístico son aspectos teóricos en el trabajo de Haynes y en Worderstruck se repiten. Sin embargo, en ésta última hay un mensaje más emotivo que es el poder de abstracción y superación que tienen los niños. Sobre esto, el director indica que «a veces se cree que todo debe ser realista para llegar a transmitir emociones reales» pero cree que «se pueden ver los sentimientos cuando se provocan rupturas y disonancias entre cada emoción y asi crear un diálogo con el público».
En Wonderstruck, Haynes retoma el modelismo y la miniaturizacion de Superstar. Mediante los dioramas del museo, la maqueta panorámica de Nueva York, la colección de objetos antiguos, los mini edificos de cartón van hacia el mismo sentido: la idea de un pasado preservado en miniatura. «Buscamos resaltar la eternidad, preservando elementos que no existen más. A través de esta miniatura metáfora del proceso de aceptación, el niño logra «controlar» la ausencia de su madre.» explica el cineasta de 56 años.
Al ser su principal distribuidor junto a Roadside Attractions, Haynes es uno de los máximos defensores de Amazon Studios en el Festival de Cannes. Indicando que a través de estas relaciones, la empresa estadounidense da oportunidades a las películas independientes que tienen que pelear en mercados tan competitivos como la gran industria del cine. El director «under» agradeció varias veces a Amazon por su apoyo en la conferencia de prensa.
Julianne Moore indicó que disfruta mucho de trabajar con niños y que Haynes es «much meaner», es decir hace todo por el actor. «Está atrás de todo: lo técnico, gramatical y lingüístico. Una vez que estás metido en su mundo, todo es más fácil».
Haynes respondió que Moore entendió a su inimaginable personaje y lo dimensionó claramente a través de sus sentimientos hacia el guión, y ésto se hace notar a lo largo de los 117 minutos de proyección.
Auspicia esta cobertura, Colegio Mark Twain.