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La historia que transcurre dentro del call-center Collage está pensada desde hace un año y medio. La idea original de Leonardo Marengo pasó por distintos procesos de corrección y de escritura, hasta que finalmente se presentó a un concurso de Televisión Digital Abierta, y llegó a la pantalla chica como una comedia diferente, con personalidad y acento propios.
Se trata de una producción hecha en Córdoba, que busca reflejar las realidades de la cultura en la que se inserta, siempre con una cuota de humor. Durante ocho capítulos de media hora, este call-center abrirá sus puertas para mostrarnos las peripecias de Víctor, Bea y Ángela.
Además de contar la historia que muchos jóvenes estudiantes viven en su etapa universitaria, esta serie tiene una proyección que va más allá de la pantalla. Cada uno de los personajes es dueño de un perfil en Facebook, donde publican sobre sus vidas e interactúan con el público. Esto no es todo: también existe una página web de CallAge, el call-center en cuestión.
Mientras Víctor La Fuente intenta llevar a todos lados su espíritu revolucionario, Ángela Malvichino hará lo que tenga que hacer para que el call-center funcione (aún con métodos muy extraños). Beatriz Rodríguez, por su parte, nos divertirá con su cuota de pesimismo y se sumará a la lucha de Víctor, junto con otros estudiantes que iremos conociendo en cada episodio.
Inés María Barrionuevo, directora y guionista de este proyecto, nos cuenta sobre la idea que le dio vida a Collage, sobre el rodaje y sobre el crecimiento en las producciones locales.
¿Cómo surgió la idea de hacer Collage?
IB: Por un lado, la idea original es de Leonardo Marengo, uno de los guionistas. Él quería mostrar esta pequeña historia acerca de un ex militante que entra a trabajar a un call-center luego de ser expulsado del partido, tratando de plantar allí una semilla revolucionaria.
Por otro lado, también apareció la posibilidad de presentarse al concurso de Televisión Digital Abierta, Series de Ficción Federales Temáticas. Una de las categorías era “juventud y trabajo”, que tenía que ver con lo que había pensado Leonardo, y así vimos la oportunidad y nos presentamos.
Esto surge un poco de la Ley de Medios y de los concursos que se abren ahora en el marco de la televisión digital. De ahí vienen los fondos para que se puedan hacer series en el interior. De otro modo sería muy complicado, son cosas muy difíciles de financiar. La apuesta es que esto siga, que salga dinero de diferentes lugares para poder financiar estas series y no solo en base a concursos.
¿Cómo es Víctor, el protagonista, y cómo se relaciona con los otros personajes?
Víctor es un ex militante con ideas revolucionarias. Es una mezcla, en realidad nunca se dice bien qué ideología lo define, algunos dicen que es anarquista, otros, que es trotskista, pero eso no se sabe. Sí se ve que tiene un pensamiento de izquierda bastante fuerte. A él lo echan del partido por tener algunas ideas un poco inverosímiles, y ahí es cuando entra al call-center porque cree que ahí está el corazón de la maquina capitalista.
Allí se va encontrando con los otros personajes. Aparece Bea, una chica del interior que es una estudiante crónica de psicología, y otra que es una especie de hacker. Ellas son sus dos aliadas para hacer una suerte de planes para derrotar a la patronal. Cada capítulo gira un poco en torno a esto.
Víctor más precisamente tiene una contienda con Ángela, que es una supervisora muy malvada. Ahí está el tono de comedia de la serie: hay una lucha entre los planes de Víctor (aunque ni él tiene en claro cuáles son exactamente), y los métodos extraños de Ángela para hacer que el call-center funcione.
¿El guion también se plantea como una crítica a los call-centers cordobeses?
Hay algo de eso. Córdoba es emblemática por tener muchos call-centers y porque muchos estudiantes van a trabajar allí. Nos pareció que era una realidad súper representativa de la juventud cordobesa. Y sí, hay una crítica hacia los dos lados y se hace hincapié en esta modalidad de trabajo y en la cultura los call-centers.
También se puede ver a la estudiante crónica que no avanza en la carrera, Víctor que no hace nada o la chica que viene de salir al boliche la noche anterior. Se busca el estereotipo, a mí me parece que eso no está mal, creo que funciona para un género como la comedia.
¿Cómo fue la búsqueda de los actores?
Hicimos un casting súper exhaustivo, fue un proceso de selección de un mes. De todos modos, hace un tiempo que teníamos en mente algunos actores, por ejemplo, teníamos ganas de que Santiago Zapata interpretara a Víctor.
¿Hay planes para una segunda temporada?
Por ahora no, aunque estaría bueno poder hacerla. Por ahora los concursos son sólo por una temporada, pero me encantaría poder seguirla.
El público local y nacional parece estar más abierto a un formato de tira o novela ¿Por qué no sucede lo mismo con las series?
La gente tiende a seguir las series norteamericanas: las sigue, se las baja o las ve por el cable. Lo que pasa es que no tenemos nada de eso de producción nacional, acá no existen esos productos y no hay tantas posibilidades como en algún canal de EE.UU. Es una cuestión de costos, eso está faltando.
Con esta nueva propuesta, lo que se ve es que hay una calidad técnica y una búsqueda actoral que puede estar a la altura de cualquier serie de cualquier lugar del mundo. Eso se tiene que desarrollar, obviamente. No nos podemos comparar ahora con EE.UU., con su trayectoria, con sus actores y con esos niveles de producción: allá se gastan millones de dólares por capítulo, como es el caso de Game of Thrones. Me parece que acá hay que apostar a la industria local. Eso requiere apertura, paciencia y correr riesgos.
Yo creo que nosotros hacemos bien en correr el riesgo. Pensamos en lo que teníamos ganas de hacer y en lo que teníamos ganas de ver y en el tipo de humor con el que lo queríamos contar. Esos espacios nuevos se tienen que abrir, para que la gente pueda ver algo distinto, contenidos particulares para gente particular, para aquel que tiene ganas de ver otra cosa.
¿Es riesgosa la idea de apostar a una comedia?
Súper riesgosa. Y la gente es muy exigente con eso. También es muy exigente con la calidad de la serie, por estar acostumbrados a las series norteamericanas y a sus guiones. Acá me parece que es riesgoso, pero estamos en la búsqueda de lo que a la audiencia le gusta y lo que no. Esto es nuevo y me parece que está bueno que como espectadores le demos una oportunidad a este tipo de propuestas.
¿Hay un crecimiento en la cantidad y calidad de las producciones cordobesas?
Sí, yo lo veo así. Creo que hay un crecimiento pero tiene que haber más aún, porque el hecho de que se haga una película cada un año no es suficiente para sostener la industria. Se necesitarían más realizadores, más productores, más gente que se presente al INCAA y más fondos que provengan de otro lado.
En nuestra provincia hay equipos y gente idónea para estar a la altura de Buenos Aires y de lo que se hace en otros países, no tenemos nada que envidiar. Tenemos que empezar a querer nuestras producciones, nuestras realidades y nuestra tonada.
¿Tenés algún momento favorito de la serie?
La serie se grabó casi por completo en un estudio, así que cuando salimos a hacer exteriores me encantó, todo lo que está grabado afuera me gusta mucho. Estábamos desde las ocho de la mañana hasta las seis de la tarde todos los días en un estudio grabando, todo esto durante cinco semanas.
Al principio, el rodaje costó mucho porque teníamos pocos recursos, nos quedamos cortos con el presupuesto y nos quedaron cosas afuera: fue un rodaje muy vertiginoso, pero en particular el elenco y el equipo técnico fue fabuloso, eso hizo que las cosas fueran más llevaderas.
Yo espero que la gente le dé una oportunidad. La serie va creciendo y eso se nota a medida que pasan los episodios, a mí me gustan más los últimos capítulos. Yo les pido a los televidentes que le den una chance, tiene cosas que están muy buenas y tiene personajes que están bien construidos.
¿Tenés algún personaje preferido?
El personaje de Víctor es el que lleva un poco la trama y es muy querible, está lleno de cosas lindas. Me gusta también el de la mala, Ángela.
La temática tienen un grado de originalidad, de este personaje en esta lucha, pueden encontrar algo que no se ha visto mucho, que es precisamente esta figura del joven militante, del tipo con estas ideas raras y prácticas un poco anacrónicas.
Podés seguir la primera (¿y única?) temporada de la serie protagonizada por Santiago Zapata, Maura Sajeva y Camila Murias entrando acá.