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En una nueva entrega de la saga Rocky (o un spin-off para algunos), ahora llamada Creed, Sly Stallone vuelve a brillar. Esta vez no como boxeador sino como entrenador del hijo de Creed, Adonis, interpretado magistralmente por Michael B. Jordan, en una película llena de acción pero también de drama.
La historia de esta película nos sitúa unos años en el pasado, con Adonis haciéndose a los golpes de niño en un centro de menores. Allí aparece la esposa de Apollo (muerto hace varios años), que lo termina adoptando a pesar de no ser su madre.
En el presente, Adonis lleva una doble vida: por un lado es oficinista (y con bastante éxito) en una empresa financiera; y por el otro lleva ganadas 15 peleas profesionales -sin entrenador ni nadie que lo ayude- todas del otro lado de la frontera estadounidense, en Tijuana. Adonis intenta ser entrenado por su tío y ex entrenador de su padre pero ante la negativa se muda a Philadelphia, donde buscará por todos los medios ser entrenado por Rocky Balboa.
La relación entre Michael B. Jordan y Sylvester Stallone es prácticamente perfecta. Los dos hacen un gran trabajo y se complementan en un grado altísimo. Cuando la película va ganando drama, los dos se sostienen en los problemas que van sucediendo; se los ve cómplices en las situaciones cómicas y realmente parecen maestro-alumno en la cuestión boxística.
Esto ha calado hondo en el público y en parte de los medios, que ve con agrado las nominaciones al Oscar y el Globo de Oro ganado por Stallone, pero que no pueden creer que Jordan no haya sido siquiera nominado, lo que alimentó la polémica en estos días llamada #OscarSoWhite.
Además de la relación con su nuevo entrenador, el Adonis Creed de Jordan tiene a su alrededor dos mujeres que le aportan tanto a su personaje como a la película: su madre Mary Anne Creed (interpretado por Phylicia Rashad) y su novia Bianca (a cargo de Tessa Thompson). Las dos, a su manera, acompañan a Adonis en su camino de boxeador, pero también tienen su propia vida, lo que termina moldeando buenas actuaciones, otorgándole profundidad a la película.
Como toda película de boxeo, hay ciertos guiños al público del pugilismo. Aparecen de nuevo los comentaristas Jim Lampley y Max Kellerman, y las producciones de HBO «Real Sports” y “24/7”. Además, aparecen boxeadores como Gabe Rosado, Andre Ward y Tony Bellew, todos ellos con carreras internacionales verdaderas. En cierto punto, esos guiños son para un público específico.
El director Ryan Coogler, de tan sólo 29 años y con una sola película en su haber (Fruitvale Station, también con Jordan como protagonista), realmente hace un trabajo excelente con Creed. Sin dudas hay una vuelta de tuerca a la saga Rocky, ya no buscando una épica desdibujada, una comedia paródica y un melodrama barato (eso pasó en las últimas dos), sino dando lugar a una película aggiornada a estos tiempos, donde si bien hay escenas que recuerdan al pasado, estas están tratadas con una sensibilidad impresionante que ponen la piel de gallina.
En definitiva, Creed es esa película que esperamos pero que además nos da un plus. No sólo es una película de redención de un boxeador desconocido que quiere hacerse notar por sus méritos y no por su padre: a eso hay que sumarle las actuaciones convincentes; la buena banda sonora; las peleas impecablemente realizadas desde lo técnico y una sensación de dureza-ternura de parte de Stallone, lo que hace un combo inobjetable para la película.