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Critica a El Inocente

Por John Lake

La nueva miniserie española El Inocente, presentada por Netflix, es un compendio de las últimas producciones latinoamericanas lanzadas en distintas plataformas. El falso culpable, marca registrada de Alfred Hitchcock, vuelve a seducir a los editores y productores de las nuevas empresas de contenidos audiovisuales que compiten con los viejos estudios de Hollywood. Para asegurarse el éxito, el elenco está encabezado por Mario Casas, un gancho comercial más por sus atributos físicos que por sus dotes actorales. Su personaje, al cual le quieren enrostrar cuanto muerto desfila por la pantalla, repite las mismas conductas y gestos que el que representó en No matarás (David Victori – 2020) de la misma productora: deambula con cara de inocente y de “yo no fui”, de pronto un ser dócil y pasivo se transforma de buenas a primeras en un ultraviolento.

En cuanto al entorno, el espectador que consume este tipo de ficciones puede llegar a pensar que tanto las costas atlánticas como las mediterráneas españolas se han convertido en las Sodoma y Gomorra del siglo XXI. La corrupción, las drogas, los asesinos a sueldo y los puticlubs están a la orden del día. Por otro lado, las academias y clubes que instruyen sobre el baile del caño están de parabienes, ya que no hay capítulo en el cual no falte la bailarina de turno que se deslice de manera vertical. Muchas escenas huelen a “déjà vu”: el club nocturno en el que se mueven la argentina Martina Gusmán y la española Aura Garrido es un calco del de Sky Rojo, otro lanzamiento de Netflix del presente año; las orgías con máscaras que sorprendieron en Ojos bien cerrados (Stanley Kubrick – 1999), se repiten hasta el hartazgo en la ya mencionada Sky Rojo, El sabor de las margaritas y en ¿Quién mató a Sara?, por mencionar algunos ejemplos.

Entonces, ¿cuáles son los méritos para recomendar medianamente este producto del “merchandising”? En este caso, los merecimientos se dirigen al autor de la novela, Harlan Coben, por su capacidad para atrapar con los meandros que rigen las tramas de sus novelas y los “cul de sac” a los que se enfrentan sus protagonistas. No se lo digas a nadie (Guillaume Canet – 2006), un film francés basado en su novela homónima que pasó sin pena ni gloria por las pantallas argentinas, mantenía en vilo al auditorio con un argumento novedoso por lo intrincado. El Inocente, a lo largo de sus capítulos, rescata en su guión los giros sorpresivos que caracterizan al autor, además de mantener con buen criterio la original segunda persona del singular en la voz en off.

Por último, llama la atención, que, en una época donde soplan nuevos aires de reivindicación femenina, en la cual se quiere prohibir el cuento Blancanieves por el abuso que comete el príncipe al dar un beso a la joven sin su consentimiento al estar dormida, no se haya alzado ninguna voz de protesta ante tanto maltrato y menosprecio que reciben las mujeres en las nuevas series de la pantalla televisiva.

John Lake

Adolfo Giraldo alias "John Lake" es fanático del cine desde chico, asistió a cursos de cine con Gisela Manusovich y completó la carrera de crítico de cine en la Escuela de la revista El Amante. Sus críticas aparecieron en diversos sitios como cinemascine.net, todaslascriticas.com y en la revista virtual Pez Dorado.