Te recomendamos:
Porque en el #MDQ30Fest no es todo historia y ficciones dramáticas, esta vez era el turno del arte gastronómico. No en todos los festivales se prioriza a la gastronomía. Muchas veces se considera a esta actividad como algo intrascendente en el arte, sin embargo el Festival de Cine de Mar del Plata no es el caso.
Por tres días seguidos, una travesía gastronómica por Latinoamérica impregnó las salas de aromas, sabores y texturas. Esta vez son los alimentos los protagonistas de Cooking Up A Tribute, el documental español que registra la aventura de los hermanos Roca, dueños de uno de los restaurantes más destacados en España, El Celler de Can Roca, y participa en la sección Panorama del #MDQFest
El mundo dulce, el mundo líquido y el mundo salado se dividen en Jordi, Josep, Joan pero se unen en «El Celler». Su nombre viene de celler, una casa antigua, normalmente familiar, anexa a grandes posesiones que la rodean; particularmente la casa de los Roca se encontraba vinculada a la hostelería y ofrecía productos típicos de la tierra cultivados y cocinados allí mismo. Este concepto es extraído casi íntegramente por Joan y Josep cuando la idea de un restaurante anexo a la casa familiar cobraba vida, en un proyecto de laboratorio que terminaría por enamorar, consolidarse y convertirse en un referente.
Con los años, la cocina, la sala, la bodega; el arte, la técnica, el diálogo, la delicadeza y el tentempié fueron claves en su trayectoria. La luz, el espacio, los vínculos, en su restaurante.
El mesón, fundado en 1986 en Gerona, es un espacio de elegancia, calidad, naturaleza y culto gourmet que giran su gastronomía alrededor de la temperatura de cocción, el punto de maduración y el estado natural de los productos.
Arriesgándose a perder su condición de «mejor restaurante del mundo» 2013 – 2015, El Celler de Can Roca cierra sus puertas durante cinco semanas para apropiarse, valorar y re interpretar la comida originaria de Latinoamérica en general, y peruana y colombiana en particular.
La gira comprendía seis ciudades de cuatro países del continente americano (Estados Unidos, México, Colombia y Perú) con el fin de elaborar más de 50.000 platos para más de 2.700 comensales, utilizando 200 ingredientes nuevos y 29 vinos para cada menú.
Lo que les fascina a este trío catalán es el sentido de pertenencia latina a través de la comida y el orgullo que sienten los americanos por sus frutos. Dialogando con agricultores locales, cocineros de restaurantes internacionales o empresarios referentes de casa país, estos europeos buscan crear recetas única pero a la vez universales.
En cada pueblo, la cocina ancestral –el cacao brasileño, la moca colombiana, el chile mexicano, los tubérculos peruanos– guarda los mitos y leyendas indígenas que rescatan diferentes rituales tradicionales como el hervor con piedras, las ensaladas con aloe vera, las bebidas a partir de cactus, el café como brindis, el arequipe como dulce o la quinoa como acompañamiento.
El documental fluye en su narración y recorrido por el continente a través de sus imágenes que van desde las cocinas de cada ciudad latina, pasando por las plantaciones de papas hasta llegar a las diferentes destilaciones del pisco.
A través de este largometraje, queda claro que la gastronomía es una herramienta de trasformación social y que la comida es vida, concepto cultural súper importante que sólo algunos pueblos valoran.
*Auspició este viaje a Mar Del Plata, Clase Turista.
