Cine

DIA1 #MarFilmFest: Crítica a Un cuerpo estalló en mil pedazos y Teddy

Por Santiago González

Un cuerpo estalló en mil pedazos: Retrato de un fantasma

Un cuerpo estalló en mil pedazos no es una autobiografía. Esa es la primera idea, erróneo, que uno puede llegar a pensar cuando se entera que se trata sobre la vida y obra del argentino Jorge Bonino. Un personaje extraño del mundo del arte y la arquitectura. Extraño porque no hay mucha información sobre su vida. Casi como un fantasma, como alguien que no existe, cuya vida pasó sin grandes polémicas ni escándalos. Podría parecer incluso alguien poco interesante, pero este documental de Martin Sappia hace lo contrario de lo que uno puede esperar.

Por empezar la fotografía es en blanco y negro, una decisión acertada ya que no hace que nos detengamos en la cantidad de imágenes que se proyectan, sino que nos deja concentrado en las distintas voces que vamos escuchando. Se tratan de varios planos, muchos de lugares vacíos, muchos donde estuvo Bonino. Algunos son de largas extensiones, otros no. Lo que logra esto es generar una imagen suya, no aparece pero lo vemos, ahí esta. Se va construyendo en nuestra mente, en base a los relatos. El grana acierto es justamente ese, crear un perfil de Bonino desde la imaginación del espectador.

De ahí que lo que escuchamos sean relatos de gente que lo conoció que cuentan estas anécdotas, autobiográficas en muchos casos, como si de un cuento se tratara. No es un compendio de datos sobre la vida de este personaje. También otro acierto es la decisión de que cada voz tenga un sonido particular, son gente a la que uno disfruta escuchar, gente que tiene dicción y que sabe contar. Hay algo hasta poético en la forma de hablar y en lo que expresan que resulta atractivo. También el detalle de que no veamos a estas personas genera que imaginemos como son. Al final Un cuerpo estallo en mil pedazos logra que la imaginación cree a sus personas.

Teddy: Lobo adolescente

La primera escena de Teddy es un perfecto ejemplo de cómo utilizar el fuera de campo para sugerir. Se corta la luz en la casa de una anciana, esta sale a ver cuál es el problema. Lo siguiente que escuchamos es el ruido de un monstruo, un grito y sangre salpicado la pared. Simple y resuelto de manera inteligente. Lo mismo sucederá con el ataque que sufrirá el protagonista, contado de la misma manera.

Teddy (Anthony Bajon) es un joven que vive en un pueblo de Francia. Tiene trabajo, novia y ayuda a sus padrastros. Es un adolescente típico, que no sabe para dónde ir, ni qué hacer en un lugar donde todos lo conocen y un poco lo tratan como un idiota. Luego de ese ataque las cosas cambiaran de a poco para él. Entonces Teddy se convierte en un coming of age que utiliza el terror para contar el cambio físico que vivía. Hay algo que la une a Raw (2016) otra propuesta similar. Son películas que se concentran en el cuerpo, en este caso al protagonista lo vemos semidesnudo revisando su anatomía. También no tienen miedo en incomodar con escenas gráficas, una en particular con una gillete y una lengua peluda que es difícil de ver. Y una vez el poder de esa y otras secuencias radica en las decisiones de los directores Zoran y Ludovic Boukherma quienes escena tras escena van elevando la apuesta hasta un final explosivo y sangriento.

Teddy lleva una remera durante casi toda la película que tiene la imagen de un dragón de fuego. La idea es clara, algo dentro suyo está a punto de estallar, solo necesita un catalizador, algo que lo despierte, un lobo. Y es lógica teniendo en cuenta ese pueblo donde vive. Casas apartadas, un vecindario vacío, todos se conocen. Incluso Teddy planea construir una casa en un terreno abandonado para convivir con su novia quien está a punto de graduarse. 

Más allá de eso la película no tiene mucho más que contar, tampoco lo necesita. El terror viene del contexto donde el personaje crece y se educa. Esto no funcionaría si no fuera porque Anthony Bajon alterna una mirada ingenua, limitada con una salvaje, sexual y hasta peligrosa. También hay algo de humor, de ese negro que si bien es necesario realmente no funciona. Los mejores momentos de esta película están en la lenta transformación de su protagonista y en el drama que vive con ellos. No será revolucionaria pero si satisfactoria. 

Santiago González

Estudiante de Artes Combinadas de la UBA y Crítica en el UNA. Le gusta escribir y ver películas la mayor parte del tiempo. Es fanático del cine de terror.