Cine Mar del Plata

DIA5 #MARFILMFEST: Crítica a Adios a la memoria,

Por John Lake

Dentro de los documentales existe un subgénero que se ha popularizado en el cual se mezclan imágenes caseras con tomas actuales. El presente festival ha hecho abuso de este tipo de películas, invadiendo todas las secciones. Tanta reiteración, cansa, agota, aburre y obliga a hacer las mismas referencias: formatos, texturas, técnicas, granos, material de archivo, en este caso de Michael Curtiz, los hermanos Lumière y Emmett Flynn. Adiós a la memoria, presentada en la Sección Competencia Internacional, no escapa a estos estándares. El documentalista Nicolás Prividera al registrar la vida de su padre, toma distancia al utilizar una voz en off monótona en tercera persona. Una figura que evidentemente incomoda al director al cual interpela sobre la madre, en una decisión de mal gusto, cuando el padre se encuentra en una etapa avanzada de su Alzheimer. “Mi padre no plantó árboles, ni escribió ningún libro, solo sacó fotos” dice de manera peyorativa.

El cine como memoria es lo que quiere resaltar el director de M (2007). Rollos del padre con figuras desconocidas y tradicionales celebraciones familiares, no tenían en un principio sentido para el director, que luego encontró en sus realizaciones el misterio de la realidad y pudo de esta forma apreciar su valor.

El cine como una herramienta contra el olvido, palabra que se repite a lo largo del film, permite conservar la memoria. En su diatriba, es crítico con un sector político de la sociedad con un discurso en el que no tienen lugar la impunidad judicial ni la corrupción, su enfoque es parcial con imágenes gratuitas que poco aportan al relato. En síntesis, una obra reservada para un nicho, que solo puede interesar a los estudiosos de su cine. Valoración: Regular.

François Truffaut, además de cineasta fue un crítico ácido, cuyas frases desafiantes le trajeron más de un problema por su contundencia. En los 7 pecados de la crítica se refería a sus colegas diciendo que el crítico se definía por su falta de imaginación, por eso comentaba las películas y no las realizaba. A esta altura del festival dudo de semejante anatema. Los documentales se repiten y se asemejan en sus técnicas de tal forma, que, pronto los críticos podrán estar detrás de las cámaras. La coproducción argentino-colombiana Como el cielo después de llover, de rimbombante título, machaca con la pantalla en negro, los videos familiares y la voz en off de tono evocativo.

La directora Mercedes Gaviría, hija del cineasta Victor Gaviría, cuya obra La vendedora de Rosas tuve la suerte de ver en la decimocuarta edición del presente festival, participa como colaboradora de su padre en el rodaje de La mujer del animal. Mercedes, que estudió cine en Buenos Aires, retorna a su terruño para filmar el back stage e introduce al espectador en la preparación de las escenas. El film es un ir y venir entre videos caseros y el detrás de la escena, en el cual se reafirma el concepto del cine como imagen de la memoria. Nada nuevo en la viña del Señor, solo ratificar aquel precepto que desarrolló Horacio Quiroga en su momento: “El cine como retrato de la vida, como espejo del alma”. Valoración: Regular.

De la mano de José Celestino Campusano se abre un telón y se presenta la ciudad de Buenos Aires como pocas veces fue filmada con su fauna muy particular, sus medios de transporte, sus calles, sus avenidas. Un mosaico de ámbitos y personajes: la estación de trenes de Constitución, los manteros, los sintecho, los cantantes y bailarines de los subtes, diversas ONG. En el medio una historia central tiene como protagonista a Vero de treinta y ocho años (nuevamente la mirada puesta en un personaje femenino), que vive con su hermano Abel mayor que ella.

Ambos de clase media, trabajan en la construcción, algo poco común para una mujer que está acostumbrada a lidiar con los avances de los obreros a su cargo. Abel mantiene una relación amorosa circunstancial, en tanto Vero, divorciada hace unos años, cree encontrar en un peón el amor que le está faltando. Sin embargo, los hombres que la rodean la irán decepcionando de a poco. Mediante el uso de un celular la cámara cobra agilidad, se introduce en lugares concurridos sin ser invasiva. También aporta la amalgama de actores profesionales y aficionados que tiñen de realismo a las acciones, algo muy característico en las obras de Campusano.

Existió un gran trabajo de investigación para recrear las distintas problemáticas de los excesivos personajes. El único reparo son las vetas que   no se llegan a profundizar, varias subtramas quedan en el camino como la violencia de género, las organizaciones que ayudan a las personas en situación de calle, el contexto de los vendedores ambulantes.  En la frontera lleva la marca del director de Vikingo en todos sus rincones: urbano, en bruto, listo para consumir.

John Lake

Adolfo Giraldo alias "John Lake" es fanático del cine desde chico, asistió a cursos de cine con Gisela Manusovich y completó la carrera de crítico de cine en la Escuela de la revista El Amante. Sus críticas aparecieron en diversos sitios como cinemascine.net, todaslascriticas.com y en la revista virtual Pez Dorado.