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Para ser honestos, El Hobbit de todos los libros de J.R.R. Tolkien, es uno de los más lentos hasta que se desenvuelve la acción. La meta de las primeras hojas es introducir al lector en el mundo de los cómodos hobbits y de ahí, partir hacia el resto de la Tierra Media. Antes de ver la película, tenía dudas. No de la forma de relatar y dirigir de Peter Jackson, sino el porqué de tres películas para contar toda la historia de El Hobbit. La razón básica es que Jackson se quedó con muchas ganas de contar todo lo que pasaba en la trilogía de El Señor de los Anillos previamente a su historia y no la pudo desarrollar en las respectivas películas.
Esto juega en contra y a favor a la vez. Demasiado detalle sobre las historias que no se vieron, pueden aburrir al un espectador promedio que verá solo la película para entretenerse. Por el otro lado, quien leyó la/las historias, quien disfrutó la trilogía y quien es ferviente seguidor del cine de Jackson, no podrá hacer otra cosa que poner en un pedestal la película.
Como de costumbre, el director sabe lograr excelentes prólogos que solo existen para explicar la trama futura al espectador -no así al lector- y alentar a quien leyó los libros de querer ver más. Más porque en el prologo, a través de la escritura y relato de Bilbo Baggins (Iam Holm), se cuenta la historia de Smaug (aunque no se vea), un dragón que codicia el oro y que despojó a todo los enanos de su reino Erebor, o mejor conocido como La Montaña Solitaria, mientras se describe el carácter de esta raza.
Con este puntapié y luego de desarrollar lo que significa ser un hobbit y quién es antes y después de esta aventura Bilbo (Martin Freeman), se introduce al mago gris, Gandalf (Sir Ian McKellen) y a 13 enanos que invaden la casa del hobbit para comer, comer, comer y cantar. Una vez que los caracteres están establecidos y se conoce que moviliza a cada uno, la historia avanza con la valentía de Bilbo, el gran protagonista de esta historia quién no sabe muy bien porqué emprende el viaje.
Toneladas de trols y orcos de todas las clases y tamaños aparecen en el camino y criaturas sumamente entrañables para los fehacientes lectores. Peter Jackson no le da descanso a esta nueva comunidad de los 13 enanos, el hobbit y el mago, así como tampoco le da respiro al espectador. Sin importar porqué estés en la sala de cine, es imposible no maravillarse con los nuevos efectos de WETA, la compañía de efectos visuales del director. La puesta en escena de El Hobbit, un Viaje Inesperado es mucho mayor a la de la trilogía; tan así que los fanáticos desearan quizás poder ver su adaptación cinematográfica posteriormente a El Hobbit.
Describir los efectos no tiene mucho sentido. Mejor es verlo por uno mismo. El 3D funciona muy bien y creo que es la primera vez que se ve una película sin que el efecto influya en la iluminación del trabajo final, a pesar de tener muchas escenas en ambientes oscuros.
Martin Freeman como Bilbo no tiene tanta fuerza actoral como Iam Holm o como Elijah Wood en el papel de Frodo, pero se desenvuelve mejor cuando al fin se topa con Gollum y sus acertijos. Andy Serkis, en el papel de esta esquizofrénica criatura, nunca se vio mejor. Algunos nos seguimos preguntando, por qué no un Oscar? La voz, la boca, los ojos y el movimiento son sinónimos de la perfección tecnológica del CGI (Computer-generated imagery).
En cuanto a la música, Howard Shore lo hace otra vez. Es infalible cuando se trata de acompañar el ritmo de la cámara de Jackson, pero – y acá me pongo en el papel de fan- el uso de melodías que suenan a personajes en El Señor de los Anillos no termina por convencer. Howar Shore en las anteriores películas había creado música para cada uno de los reinos, razas y personajes y El Hobbit se mezcla de todo un poco para que suene más familiar, pero se pierde la esencia de lo que fue la música para la trilogía
Con un montón de sorpresas para quienes vieron y leyeron la Trilogía de El Señor de los Anillos, Peter Jackson le da un buen ritmo a medida que avanza la película, pero quizás cae en su vicio de adorar tanto la escritura de Tolkien y querer hacer necesarias muchas historias extras dentro de la Tierra Media presentes en LOTR, poemas, apéndices y hasta en El Silmarillion. El hecho de que la película guste o no, no se va a definir por cómo filma, sino por su relato. A veces da la impresión que, más allá del prólogo, no hay mucho que está dedicado al espectador promedio.El Hobbit es el sueño hecho realidad de todo lector que imaginó la aventura de Bilbo y los 13 enanos.
Peter Jackson se dejó llevar demasiado por su “yo fanático”, su “yo detallista” y eso pesa en las casi tres horas que dura la película. Si hemos de guiarnos por lo que significó La Comunidad del Anillo y sabiendo lo que se espera, El Hobbit, un Viaje Inesperado es solo una pequeña porción de aventuras que continuara en The Hobbit, The Desolation of Smaug (2013 y The Hobbit, There and Back Again (2014).