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El Mayordomo: Sí, mi querido Presidente

Por Milly Sur Bianchiman

Esta es la historia basada en “hechos reales” de un hombre que trabajó como mayordomo (basada en partes de la vida de Eugene Allen) en la Casa Blanca para siete presidentes de los Estados Unidos, desde Eisenhower (Robin Williams)  a Reagan (Alan Rickman). Cecil Gaines (Forest Whitaker) creció en un campo recolector de algodón donde vio cómo violaban a su mamá (Mariah Carey) y cómo asesinaban a su papá a sangre fría. Siendo adiestrado por la dueña del campo recolector para ser un sirviente ejemplar, Cecil se anima a salir de su ciudad y buscar mejores horizontes hasta llegar a Washinton DC donde su trabajo llama la atención de la Casa Blanca.

Esta cuarta película del director Lee Daniels (Precious, The Paper Boy) describe un viaje personal, racial y nacional, que se une al resto de películas concienzudas que le hablan al mundo sobre los conflictos raciales sobre los que se fundo Estados Unidos y cómo los mismos fueron perjudicando o ayudaron a los distintos presidentes desde 1952 (cuando Cecil comienza a trabajar) hasta 1986 (cuando se retira).

El relato de El Mayordomo se sostiene sobre dos perspectivas opuestas. Una es la de Cecil, que ante la discriminación, los cambios de su sociedad y de jefe de estado, se mantiene sumamente pasivo; y la otra la de su hijo mayor Louis (David Oyelowo), militante de los derechos de su raza y motivado por la falta de actitud y frialdad de su padre. En el medio, está Gloria (Oprah Winfrey) respectivamente esposa y madre, que sufre la ausencia de ambos y la decadencia de su familia gracias a los roles que cumplen ambos personajes fuera de casa.

El Mayordomo (Lee Daniels’ The Butler) se une al grupo de (grandes) películas luchadoras y antiraciales como El Color Púrpura, Preciosa, The Help,  Fruitvale Station y 12 Years a Slave, y a excepción de esta ultima, que todavía no se vio por estos lados, la película de Daniel no parece estar a la altura del resto. Si bien el film cuenta con grandes actuaciones (Whitaker, Winfrey, Oyelowo, varias nominaciones para cada uno? Seguro!) que por momentos llenan las expectativas del espectador, si es que había, es la frivolidad con la que Cecil se mueve a lo largo de casi todo el film que no llega al corazón como el resto de las películas.

Uno de los momentos que más afecta al espectador es cuando James Marsden retrata a JFK. Muchos trataron a Cecil como objeto, John lo trató como persona. No es ningún spoiler lo que le sucede a John F. Kennedy, pero en parte es la actuación y carisma de Marsden que clarifica, a quienes no saben mucho sobre este presidente, porqué afectó y significó mucho, tanto su mandato como su muerte, para el pueblo norteamericano. Pero luego el film se ve opacado por el resto de las personificaciones de presidentes, (a excepción de Alan Rickman y la interpretación de Jane Fonda que es uno de los mejores cameos, como la gentil Nancy Raegan) que pasan de ser mediocres a antiestéticas (es hasta doloroso ver a John Cusack como Nixon).

Los conflictos matrimoniales entre Winfrey (quien actúa como si su vida fuera una carrera actoral, multipremiada, constante) y Whitaker alivianan mucho la pesadumbre de esta historia. Si bien existen momentos conmovedores, a diferencia de otras películas de su estilo, a The Butler le falta pasión, frenesí y sobre todo ardor, ese ardor que destilaban los ojos de Viola Davis, además del dolor de toda una raza, en los últimos 5 minutos de The Help.

Los años de Cecil como mayordomo culminan y uno se plantea, cuál fue el objetivo del film? Aprender a solo decir «sí, mi querido Presidente» y bajar la cabeza? Qué hizo Cecil de inspirador para generar un cambio? La respuesta a esta última pregunta es nada, pero en cuanto a la primera, descubrimos que quizás uno de los objetivos del film era levantar unos puntos de la imagen de Barack Obama.

Milly Sur Bianchiman

Cinéfila. Cómic fan. Amante y defensora del hábito de leer y los animales. Detallista a ultranza. Apasionada de los recovecos del séptimo arte.