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Podes pensar que NO, sentir que NO, saber que NO, creer que NO, estar convencido de que NO, afirmar que NO. Pero siempre lo más difícil va a seguir siendo decir que NO.
NO, es la película chilena que trata de un modo muy original y divertido sobre el plebiscito al que se sometió el pueblo chileno en 1988, para elegir si querían que siguiese Pinochet en el poder, o NO y por el contrario se convocara a elecciones democráticas.
El director Pablo Larraín incluye un formato bastante especial para tratarse de una película tan “real”, por momentos va escindiendo el discurso de la imagen, por lo que no siempre van a ser coincidentes la naturalidad de movimientos o siquiera la continuidad temporal de la imagen, con el diálogo.
Es un formato al que no es fácil subirse, porque siempre creo que estamos un poco “norteamericanizados” y acostumbrados a un tipo de formato pochoclero, más común y si se quiere “digerido”. Ésta es una película en la que negocias con el director, y sólo podes disfrutar si optas por encontrarte con esa propuesta a medio camino. Si lo logras, podes percibir ambas cosas, imagen y sonido, paralelamente prestándoles atención sin perderte el protagonismo ni riqueza de ninguno.
El comienzo personalmente me pareció un poco lento. Pero luego te das cuenta que todo eso tiene que ver con un tono, con un ambiente, con un humor incluso, en el que intenta ponerte el director.
Esta película estrenada en 2012, se convirtió en enero de 2013 en la primer película chilena candidata al Oscar como Mejor Película Extranjera. Y no es para menos. Su protagonista, Gael García Bernal, nos tiene ya acostumbrados a la elección generalmente prudente de sus papeles, naturalidad en su actuación y su gran versatilidad de tonadas. En este caso, encarna el personaje de un joven publicista, hijo de un exiliado chileno en México (así justifican brillantemente la extraña tonada entre chilena y mexicana de Gael) que ha vuelto a Chile y tiene una vida “normal” (y lo sitúo entre comillas por lo que se considera normalidad en el marco de los gobiernos militares nefastos de la época) cuya vida se ve afectada cuando es convocado por un grupo de militantes de importantes partidos, para llevar adelante la campaña del NO.
Por el contrario a las típicas películas sobre la guerrilla y las dictaduras latinoamericanas, si bien contiene escenas reales sobre las publicidades que se usaron en ese momento, es una película que no se frena en lo obvio, sin golpes bajos y que hace especial hincapié en esa calma extraña e incómoda de la época, eso de no estar sabiendo exactamente qué sucede, entreverlo sólo a través de ciertos testigos y terminar intuyendo que algo malo sucedía pero sin toda seguridad.
Desde la distancia en la historia, es fácil juzgar, pero en ese momento, se carecía de lejanía para observar el todo y de la información necesaria para conocer ese todo, por lo que existía una peligrosa probabilidad de que con todo el aparato de corrupción, fraude y publicidad militar, ganara aplastantemente el SI.
No pasa mucho tiempo hasta que tomas posición y comenzas a alentar como si estuvieras en la cancha. Esta película es como si la historia desde el comienzo hasta hoy fuera un largometraje, y esta es simplemente una escena, un corte, una muestra. Así, liviana, sin más pretensiones, es un espiar a través del tiempo. No exagera nunca desde lo ficcional, por lo que te deja el sabor de haber estado ahí.
NO, es un mérito que debemos atribuírle también a la obra de teatro “El plebiscito” de Antonio Skármeta del que se desprende el guión original. Y en base al cual también la televisión chilena tiene previsto realizar una miniserie de 4 capítulos a estrenar en el 2014 que será también “una suerte de versión extendida de la película”.
Y luego por supuesto, está el final. El final, en este caso no voy a arruinárselos, confío en que van a verla, pero es solapado, delicioso y contundente. Una crítica al hoy, un sopapo, un interrogante, una urgencia y sobre todo una deuda de revolución que tiene aún, a mi criterio, nuestra generación.
Que la alegría pueda estar en un NO. Manifestar que NO. Convencer a los demás de que NO. Que todos sepan que decimos abiertamente que NO. Votar que NO. Decir que NO. En una época en la que no se podía decir nada.
Una película que representa el doble mérito de los chilenos, el del nuevo cine que están haciendo surgir, y la oportunidad que nos dan de espiar a través del arte, la valentía de todo un pueblo el día que Chile se levantó y dijo que NO.
Nota del Autor: Si no se te pega el jingle y no lo cantás cada vez que lo pasan, no estás viendo bien la película.