En su primer largometraje Garrel reúne a su familia de entonces para desafiar al espectador con nuevos lenguajes, búsquedas y preferencias de planos fijos matizados con algún travelling. El padre Maurice, un prestidigitador que se desdobla en varios papeles, puede ser un circunstancial chófer como un empleado que atiende el teléfono. Su hermano Thierry, en pareja con una joven que declama como en algunos filmes de Alain Resnais, adoptan en la cama posturas rígidas como estatuas para dialogar.
El director en esta ficción en la que dice ser actor, se enfrasca en discursos cargados de referencias políticas como los personajes de La chinoise (1967) de Jean Luc Godard. Una narración conducida por el libre albedrío donde todo puede suceder. De pronto una madre lava la cabeza a su hija, una embarazada da a luz, los rostros expresan sufrimiento en medio de gritos y frases sin mucho sentido. El resultado es algo irregular donde el mayor mérito reside en la intención de probar y descubrir formas distintas de expresión. Valoración: Regular