Te recomendamos:
Black Mirror, fue una más de las sugerencias de mi hermano que ignoré. Sólo que una noche pasé por The Pirate Bay, esa bahía que es tierra prometida de los navegantes de las noches de aburrimiento, y me dije “Por qué no?”.
Como seriéfila soy bastante extraña. Cuando una serie está buena debo asegurarme antes de verla, porque una vez que comencé, no importa cuán fea sea la trama, el guión, la realización, las actuaciones, la veo hasta el final. Cosa que se parece mucho a alguna especie de tortura china si resulta que la serie es pésima.
Y además de esto, soy impaciente. Prefiero hacer maratones y ver temporadas completas en días que someterme al desconsuelo de esperar una semana completa con la intriga. Si tenes alguno o ambos problemas, Black Mirror es tu serie.
Consta de sólo dos temporadas, de 3 capítulos cada una. Capítulos que duran lo suficiente para dejarte satisfecho, en una historia que encuentra su comienzo, punto cumbre y final en sí misma sin la ardua espera de la próxima semana.
El título de la serie, hace alusión a las pantallas de televisión, celular, tablet’s, notebooks y netbooks que forman parte de nuestras vidas, y que según su creador Charlie Brooker nos producen una adicción que está “entre el placer y el malestar”, algo que intenta y logra muchas veces, mostrar en los sucesivos capítulos.
Una serie que en general habla de mundos futurístas posibles, representa los sueños más húmedos de sociólogos como Max Weber, que vaticinaban un lugar donde la eficiencia, la tecnología y el sistema, devorarían por completo la naturaleza del hombre.
Muy británica en sus comienzos y más universal mientras avanza, este Espejo Negro pasa por las manos de 6 directores distintos (Otto Bathurst, Euros Lyn, Brian Welsh, Owen Harris, Carl Tibbetts y Brynn Higgins) sin mayores tropiezos. Un guión nutrido, que no sólo muestra una historia con diálogos sino con silencios, con detalles, con pistas que retumban, con historias sabrosas desde el principio que te dejan prendido hasta un poco después del final.
Charlie nos demuestra nuevamente desde Wipe Series y Dead Set (Ganadora de un BAFTA) que es más que capaz de recrear un éxito, ya que es el autor de todos los guiones de la serie, con excepción del tercer capítulo de la primer temporada cuyo guión es mérito de Jesse Armstrong y sobre el que el actor y director Robert Downey Jr. adquirió los derechos para una posible adaptación cinematográfica para la compañía Warner Bros. y la propia Team Downey. Si alguna vez te copaste con Lars Von Trier o Gaspar Noé, de seguro en el primer capítulo te empezás a enamorar.
¿Qué pasaría si dentro de la hermosa trama de las apariencias, pudieras poner en jaque al “rey” delante de todo el mundo? ¿Si el sistema se volviera tan eficiente que comienza a prescindir de la realidad? ¿O qué tal si pudieras tener acceso a toda tu vida y tus recuerdos y pudieras verlos donde sea, cuantas veces quieras? ¿Y también los de tu pareja?
A vos, al que lee esto, le pregunto, ¿si pudieras crear un “Siri” con los gags y personalidad de un ser querido que ya no está? ¿Si el castigo penal comienza a ser algo mediático? Si la justicia y el entretenimiento tuvieran un hijo? ¿Qué si creas un personaje que te destruye?
Condimentos tecnológicos posibles se mezclan y crean un mundo bastante real en el que se desatan las pasiones más humanas, te obliga a plantearte si no estamos a un tropezón de esas caídas, si no estaremos ante una vista previa de nuestro destino indefectible, y al tomar elementos tan comunes te llevan a pensar si realmente no serías capáz de algo tal.
Black Mirror es mi serie recomendada. Seis capítulos no sólo para ver, sino para verse. ¿Estás listo para reflejarte?