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Cuando escucho el nombre de Isabelle Huppert, se me vienen a la cabeza muchas palabras, pero en esta oportunidad elegí tres para describirla: elegancia, seriedad y firmeza.
Huppert es una de las actrices más reconocidas del cine francés; en cada festival que asiste es aclamada. Las razones son varias: una de las más evidentes es su distinguida presencia pero la verdadera prueba es que en sus 62 años ha realizado cientos de películas, recibido decenas de premios y ha sido dirigida por uno de los mejores directores franceses: Jean-Luc Godard. Sin embargo, esta vez la directora que la trae a la 66 edición del festival de Berlín es Mia Hansen-Løve, una joven parisina muy talentosa, conocida por dirigir All Is Forgiven, Father of My Children, Goodbye First Love y Eden que, a medida que fue creciendo, fue madurando su mirada cinematográfica hasta llegar a L’Avenir.
Bajo el título en inglés Things to Come, la realizadora francesa llegó a Berlín y más precisamente a la Selección Oficial para competir por el Oso de Oro. Como hija de profesores de filosofía, Mia Hansen-Løve quiso hacer una reflexiva película que muestra el dolor que se «necesita» en algunas situaciones para ser feliz. L’Avenir cuenta la historia de Nathalie (Huppert), una maestra de filosofía apasionada por su trabajo que disfruta de la reflexión y la enseñanza permanentemente. Casada y con dos hijos, divide su tiempo entre su pequeña familia, sus estudiantes escolares y su obsesiva madre (Edith Scob). Hasta que un día, su marido decide dejarla y la vida la empuja a la libertad.
Explorando la segunda y tercera edad, Hansen-Løve cuestiona el valor de la felicidad en transiciones difíciles como son las muertes y separaciones. El film muestra que, por más vocación y pasión que haya en la cotidianeidad de cada persona, esas transiciones y cambios son vitales. Entre pensadores como Adorno, Horkheimer o Arendt y en la piel de Nathalie, Huppert vuelve a sus épocas de estudiante de filosofía (antes de ser actriz) e interactúa permanentemente con su estudiante favorito, Fabien, interpretado por un retrospectivo Roman Kolinka.
Fiel a su estilo y sin emitir juicios, la joven realizadora deja que la misma semiótica sea la protagonista, dejando que la cámara se mueva con elegancia y dilación, con una hermosa fotografía de la campiña francesa y las calles parisinas, y un soundtrack del defensor social Woody Guthrie.
Mientras la directora huye de escenas dramáticas y propone un personaje fuerte, una mujer intelectual que hace frente a su situación sin autocompasión y con firmeza, la actriz francesa demuestra su madurez con una sabiduría creativa que muestra en el film, donde es hija, madre y por vez primera abuela. La protagonista «es una mujer que en su interior es fuerte y no espera mucho de los demás. Las repuestas las encuentra uno dentro, no fuera… Ella se nutre de filosofía y eso le ayuda en esta situación«, explicó la propia Huppert en la conferencia de prensa.
L’Avenir muestra cómo estos determinados momentos nos dejan suspendidos buscando respuestas; sin embargo, como fiel film francés, deja abiertas muchas preguntas pero la más rotunda es: ¿Hace falta superar el dolor para ser feliz o la felicidad excluye todo sufrimiento?
Auspicia esta cobertura: Goethe Institut.