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Todo el mundo ha pensado en matar al alguien, de una forma u otra, nos dice Will Graham. Es que no hay terror más tangible que el del peligro real, el del enemigo despiadado al que conocemos sin conocer y que nos acecha todo el tiempo. No hay nadie más peligroso que aquel que no tiene nada que perder y que no le teme a nada. Para hablar del mundo de Hannibal no basta con decir que es escalofriante, como cualquier relato que se difunde con el solo propósito de asustar. El concepto que se maneja es verdaderamente profundo y exquisito. Es elegante y torturador, elocuente y extremo.
La saga de Hannibal Lecter es, en todas sus adaptaciones, el terror mismo servido en bandeja de plata. Es la sensación de miedo constante que infunde ese misterioso personaje, al que a la vez se admira y se respeta. La novela que Thomas Harris supo llevar al papel en los años ochenta es uno de los primeros precedentes de una forma de suspenso hasta entonces inédita, no apta para lectores sensibles y recomendada para los amantes de la complejidad en relatos atrapantes. Todos los libros que componen la saga tienen un elemento psicológico que pesa mucho en el lector y que desde lo vivencial de los personajes crea la ilusión de miedo sin hacer alarde de los clásicos recursos grotescos del género.
Luego de las adaptaciones cinematográficas (entre las cuales aparece una de las películas más aclamadas del cine: The Silence of The Lambs), resultó difícil imaginar una nueva versión de la historia que fuera capaz de generar el mismo suspenso y que tenga herramientas suficientes para cavar profundo hasta los huesos de un espectador desbordado de terror y misterio. La idea de Bryan Fuller de recrear la historia para la televisión causó estupor en algunos aficionados a la saga, sin embargo, ha resultado una verdadera sorpresa que respeta los lineamientos de la historia original aportando algunos condimentos propios que sirven al propósito de entretener a la audiencia de la pantalla chica.
La intención de la nueva serie de NBC es contar la historia en siete temporadas, las cuales seguirán el orden de la novela original, comenzando por Red Dragon y continuando así con The Silence of the Lambs para culminar con Hannibal. La saga podría tener una continuación en la serie que iría más allá de lo creado por Thomas Harris, aunque ese aspecto aún está en suspenso. Los respetuosos de la versión literaria y cinematográfica estarán conformes al saber que por el momento se hace homenaje adecuadamente a lo escrito con anterioridad, en especial lo concerniente a esa conjunción de mentes brillantes que despiertan admiración en la peculiar relación del Dr. Lecter y Will Graham.
Es muy difícil creer que existe otro Hannibal Lecter más allá del que habita en la piel de Anthony Hopkins. Sin embargo, no hay elección más acertada para esta adaptación que la de Mads Mikkelsen, un actor danés que sabe inspirar el pavor necesario para estar a la altura de este guion y que con una presencia elegante e imponente consigue convertirse en un rol creíble y sustentable. Asimismo, las características de su personaje encajan perfecto, aunque se presenten en menor medida respecto a la versión de Hopkins, aparecen los mismos detalles salpicados de humor negro y sadismo, pero con una cuota de modernidad que se adapta a las necesidades de la televisión. Este personaje tiene una aparición más escasa en pantalla, generando al igual que lo hicieron sus versiones predecesoras por medio de innovadores recursos, una nueva dimensión para la sensación de suspenso.
La elección de Hugh Dancy como Will Graham fue aún más osada porque para llevar a cabo el papel del detective del FBI de mente y espíritu enredado, la opción más obvia hubiera sido, tal vez, un actor más entrado en años. De todos modos, Dancy también despeja las dudas creando una dupla de gran profundidad con Mikkelsen, donde se ponen en juego dos inteligencias singulares que inician una danza peligrosa en todos los sentidos. Graham acude a Lecter buscando ayuda en sus conocimientos psiquiátricos para resolver una serie de misteriosos asesinatos. La relación entre ambos comienza a tejerse como un espiral donde se ponen en juego las particularidades del detective y los oscuros secretos del doctor.
Hannibal es fuerte, sanguinaria, cruda. Muestra el arte de la violencia sin pudores y no se guarda nada para sí. No espera: arremete con una escena colmada de suspenso tras otra, que envuelven al espectador así como Will Graham se envuelve en la propia historia. El Dr. Lecter es un villano que no puede nunca ser calificado como tal, porque no es malvado por definición; sino que es un erudito, colmado de una peculiar fineza, un amante de las cosas buenas y bellas del mundo. Es más que un ordinario villano, es el lobo que se esconde feroz y paciente en el silencio de un cordero.