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En un momento de susceptibilidad para el espectador, que acaba de ver estrellarse los trenes de Breaking Bad y Dexter (ver «El drama en los finales de las series») que Homeland haya estrenado su tercer temporada sin su carta más fuerte (bueno, pelea el podio con Claire Danes), y con un minucioso y por momento denso análisis de la situación de la agencia de inteligencia después del atentado de Langley, además de depuntar las historias en torno a Brody, es un hallazgo.
La sitcom más comprometida y politicamente incorrecta que haya visto Estados Unidos en los últimos años, esta vez prefiere (creemos que su aparición no está en riesgo, a pesar de que no se dieron detalles del contrato) mantener el suspenso alrededor de la CIA, dejando descansar al personaje de Brody (Damian Lewis), el marine americano que, después de convertirse al islam en medio de un cautiverio en Irak, es acusado de conspirar contra Estados Unidos y en su rol de congresista, después de haber sido rescatado de sus nueve años como prisionero.
Pero, entonces, ¿Cuál es el viraje de Homeland en esta nueva temporada? Si bien sólo se pudieron ver los dos primeros capítulos, a priori la serie dirigida por toma una connotación dramática más punzante, se centra más en los problemas de familia que dejó Brody y, claro, en la salud mental de Carrie (Danes), y las consecuencias de su problemática y enferma relación con Brody.
Es así que la joven Dana, hija mayor de Brody y que tomara protagonismo con el correr de la segunda temporada, ahora tiene un rol preponderante al menos en este comienzo, una adolescente en conflicto, que descubre su sexualidad y al mismo tiempo se enfrenta a los fantasmas del abandono de su padre y la acusación de terrorismo que este soporta, además del recuerdo de Finn, su primer novio muerto en el atentado. Según lo que pudo verse sobre el final del segundo capítulo de esta tercer temporada, Dana tomará aún más el protagonismo de la serie.
Si hay algo que caracteriza a Homeland es la crudeza para con el relato, en sus diferentes prospectos. Por un lado, un guión sumamente cuidado y estudiado, y por otro la riqueza audiovisual mechada con grandes actuaciones. En su conjunto, representan una mezcla de suspenso, drama y acción que la hacen exquisita. El ingreso de Carrie a la clínica de salud mental bien podría haber sido pensado por Darren Aronofsky.
Entre las muchas bondades de Homeland (hay quienes la señalan como el mejor drama político de los últimos tiempos), está el finísimo punto donde se junta una de las mayores contradicciones del pueblo americano, y por consiguiente de su política. Por un lado, el profundo sentimiento de ira de medio oriente, casi justificado en algunos pasajes de la primer temporada, y por otro la necesidad de hacer justicia con un patriotismo exacerbado, que toca las fibras más íntimas de los estadounidenses que se han volcado a rechazar la participación del país en las contiendas bélicas. El mayor desafío, será entonces mantener esa delgada línea sin traspasar los límites de una u otra, lo que le da un cierto aire de crítica al establishment político, además de poner en el ojo de la tormenta el sistema de guerra que implementa Estados Unidos.
Si en la segunda temporada la serie transcurrió en medio de suspicacias por su rol en las elecciones que finalmente ganó Barack Obama (frente al candidato republicano Mitt Romney), esta nueva season es contemporánea a los problemas políticos internos del país, justo cuando se destrabó el shutdown y que estuvo a punto de colapsar la economía. Además, la historia tomó nuevos rumbos mientras Brody está profugo. Las miserias de la CIA, el personaje de Saul (Mandy Patinkin) que parece enfrentarse a su vieja aliada Carrie, y las posibles conexiones financieras de grandes empresarios con los ataques terroritas.
Si bien el thriller ha ganado de manera consecutiva Emmys gracias a Claire Danes, y es una de las series más aclamadas por la crítica y el público en general, está el riesgo latente de que la historia se vuelva un cliché, que tome un atajo (el romance prohibido entre Carrie y Brody es uno de ellos), y es por eso que, más allá de haber existido algún problema logístico, la tercer temporada da la impresión que se distanciará de la relación entre amantes para volver a la realidad pólitica. Alex Gansa, guionista y productor, manifestó que «En cualquier momento podría morir Brody, lo que hace pensar que Homeland empezará a extrañarlo. Esperemos que no demasiado.