Cine

Homenaje a Babelsberg: Crítica a La Fábrica de los sueños

Por John Lake

Mencionar los estudios centenarios de Babelsberg, es traer a la memoria los nombres de Fritz Lang, Marlene Dietrich, Billy Wilder, Alfred Hitchcock, Joseph von Sternberg e imágenes de Metropolis (1927), El ángel Azul (1930) y la más reciente Cloud Atlas (2012). Ubicado en la localidad de Postdam, muy cerca de Berlín, su localización es el eje del conflicto que plantea el guión, armado por el director y cuatro colaboradores, al situar los hechos a fines de agosto de 1961, momento en que comenzaron las restricciones de circulación en la capital alemana y la construcción del famoso muro.

Emil, un joven ex soldado, gracias a su hermano es contratado como extra en los famosos estudios donde cometerá una serie de torpezas, propias de Peter Sellers en La fiesta inolvidable (Blake Edwards – 1968), por lo cual será despedido. Allí quedará prendado de una joven bailarina francesa de nombre Milou, doble de una famosa actriz. Debido a la situación política de aquel entonces el rodaje se cancela, los enamorados se separan y Babelsberg debe recomponer su fuerza laboral diezmada. Es la oportunidad para que Emil maquine un plan descabellado para traer a la joven a su reducto y finalmente conquistarla.

La fábrica de sueños es un cuento de hadas, donde los personajes malos son caricaturescos, la pareja central los príncipes en ese mundo de fantasías, rodeados de escenografías ampulosas, vestuarios coloridos y pétalos de rosas. La mirada sobre la Alemania Oriental de los sesenta es suave y apenas crítica, nada debe opacar el encanto que rodea el relato. El mundo exterior prácticamente no existe, ya que casi todo sucede dentro del complejo cinematográfico en medio de pirámides, selvas, elefantes que se desplazan y danzas exóticas. Como toda comedia romántica cumple con los pasos clásicos (conocimiento-amor-pelea-reconciliación), con un final a contramano de lo que tiene acostumbrado el cine occidental para estos casos.

La obra del joven director Martin Schreier sigue los lineamientos de la clásica comedia de Hollywood apta para todo público, con un desarrollo lineal, escenarios atrayentes, planos de aprobación, dos protagonistas agraciados y una gran dosis de edulcorante. El propósito no es otro que entretener y pasar un momento agradable junto a la magia del cine, dejar de lado los problemas y soñar a ser partícipes de una aventura fantástica.

John Lake

Adolfo Giraldo alias "John Lake" es fanático del cine desde chico, asistió a cursos de cine con Gisela Manusovich y completó la carrera de crítico de cine en la Escuela de la revista El Amante. Sus críticas aparecieron en diversos sitios como cinemascine.net, todaslascriticas.com y en la revista virtual Pez Dorado.