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Hortensia es una joven de 22 años, fanática de los zapatos, un tanto tímida pero bastante decidida, que vive en un mundo inocente acompañada y protegida por su mascota canina, Perroni.
Es diciembre cuando el padre de Hortensia muere electrocutado abriendo la heladera. Esa semana, la madre parte de la ciudad al campo para no encontrarse con el espíritu de su marido. El último día del año la echan del trabajo. Esa misma noche descubre a su novio engañándola con su mejor amiga. Una vez «celebrado» el año de nuevo, baja al sótano para reencontrarse con los animales embalzamados de su progenitor y fanático cazador.
Angustiada y sola encuentra una carta escrita a sus 14 años que dice: “Objetivos para ser feliz: casarme con un chico rubio como mi padre y diseñar el zapato más hermoso del mundo”. A partir de ese momento, su vida recobra sentido. De inmediato reorganiza su mundo en pos de estas metas.
En ese cosmopolita universo conviven aires bonaerenses, modas setentosas, objetos de origen estadounidense, acantilados británicos y diálogos modernos. Junto a la Amelie porteña aparecen otros dos personajes: Ismael, un ex compañero de colegio de la potencial diseñadora que está perdidamente enamorado desde la secundaria; y Marcos, el primer rubio que se cruza y tiene que conquistar para tratar de cumplir su primer y segundo objetivo, ya que este «blondo» -coleccionista de mini autos, dependiente de su madre y bastante inexperto con las mujeres- trabaja en una zapatería.
En Hortensia se nota la influencia de Wes Anderson (elementos vintage, música de los ’60, decoración de los ’70, personajes vestidos de manera muy singular y fábulas que mezclan el cine familiar con historias muy personales). Diego Lublinsky y Alvaro Urtizberea, sus directores, comentaron:
«Es una comedia intimista que ocurre en un tiempo y lugar imprecisos donde el humor no convencional juega un papel clave.»
De estilo liberal, la comedia traza su juego de relaciones, el prontuario de extrañezas y coincidencias necesarias para que toda interacción humana prospere al tiempo justo. Pero también se trata de un relato de iniciación hacia la etapa adulta, al crecer tras una pérdida, un andar en el camino de cada uno, en este caso desde un laberinto de cajas de zapatos hasta la liberación artística. En ese tono menos dramático de lo que parece, esta intimista comedia pone en juego la empatía y el humor en las peripecias de la adolescente y su mundo de zapatos de brillos y cabezas de alce. Hortensia merece recibir amor, vender sus diseños y cumplir sus metas.
En el film se puede apreciar esta alteración de nuestra vida común para poner en duda esa normalidad que nos envuelve cotidianamente. Por eso, los personajes de Hortensia no tienen los condicionamientos “normales» de cualquier ficción. Sus conductas son las de personas que hacen solamente lo que creen correcto hacer por instinto e instantáneamente, según sus propias leyes. La apuesta de Hortensia, según su equipo, era que el espectador transite por un universo singular y así fue, en cada periodista queda resonando ese múltiple mundo de perseverancia, singularidad y humor.
*Auspició este viaje a Mar Del Plata, Clase Turista.