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«Las películas son nuestro lugar especial«, es la frase del protagonista en HUGO, y sus palabras recorren un largo camino para explicar cómo Martin Scorsese vino a hacer una fantasía para chicos en 3D.
Basada en la exitosa novela “La invención de Hugo Cabret”, de Brian Selznick la película, adaptada elocuentemente por John Logan, surge como una aventura espectacular para los amantes del cine de todos los tiempos y de todas las edades, que recuerda aquellas jóvenes épocas en donde el cine provenía de los sueños y las fantasías.
La película es la historia de Hugo, un huérfano (el pequeño y magnifico, Asa Butterfield), que vive en el interior de las paredes de una estación de tren de París a principios de 1930, encargado de mantener todos los relojes del lugar, mientras intenta reparar a un anticuado autómata (una especie de robot antiguo que escribe) que su padre (Jude Law) le dejó.
En la búsqueda de piezas para reponer al hombre de hojalata, y darle sentido a su solitaria vida, Hugo se topa con un hombre enojado con el mundo (Ben Kingsley), dueño de la tienda de juguetes en la estación de tren, quien resulta ser nada menos que un cineasta, ilusionista, pionero de la fantasía, y… no digo más nada para que lo vean ustedes mismos.
No está hecho al azar que los relojes sean algo tan relevante en la historia: las películas pueden tener el poder de detener el tiempo, pero el tiempo tiene el poder de deteriorar y destruir el celuloide. Ésta vez, Martin Scorsese deja de lado a los gángsters para transformar esta inocente historia en una carta de amor al cine, y una razón para la preservación y la valoración de las películas.
Hugo, es una conmovedora historia, chapada a la antigua acerca de un huérfano que encuentra el amor dando amor, que encuentra un propósito en la vida mediante la restauración de la vida de un anciano herido y amargado, que una vez nos supo invitar a soñar con él, a través de su cine.
Un viaje por los viejos corredores de la estación nos arrastra junto a las travesuras de Hugo e Isabella (la siempre brillante Cloe Moretz) desesperados por nuevas aventuras, fuera de los libros, pero sin dejar de estar bajo la lupa del cómico y vil inspector (Sacha Baron Cohen), y el bibliotecario, Monsieur Labisse (Christopher Lee).
Llena de sueños e imaginación, Scorsese nos provee un tour por la vieja Paris, con una cinematografía exquisita, trabajo de Robert Richardson, y con tomas impresionantes que aprovechan los efectos del 3D y lo convierte en un arte muy deleitable, como pocas películas lo han hecho. La Invención de Hugo Cabret es un gran trabajo de la imaginación de Martin Scorsese y su equipo, convertido en un humilde homenaje a su (nuestro) arte favorito.