Los directores y diseñadores gráficos Pablo Pivetta y Nicolás Rodríguez Fuchs alertan en el documental Los últimos sobre el peligro de extinción de la imprenta tipográfica, un oficio que ha pasado de generación en generación a través de la transmisión de conocimientos de persona a persona. Los avances tecnológicos a través de las máquinas laser que ofrecen cantidad y rapidez, han contribuido al cierre de la mayoría de los talleres. Sin embargo, existe un grupo de jóvenes que desea preservar esta vieja técnica, aunque el camino no le será nada fácil.
“A las máquinas hay que escucharlas, hablarles, no tratarlas con el martillo y el punzón”, dice un ex fabricante. “Las máquinas son una prolongación del cuerpo, el placer de producir un libro en una imprenta tipográfica no tiene comparación”, manifiesta un imprentero tradicionalista. Un joven francés que se interesa en el tema presta atención, mientras recoge distintos elementos en los viejos talleres para armar el suyo en el living de su casa. Los entrevistados exponen frente a cámara las dificultades para continuar con su profesión ante la falta de trabajo, la ausencia de técnicos que reparen los equipos por el simple hecho de no querer ensuciarse en un trabajo bastante engorroso por el manejo de las diversas tintas, el progreso con la impresión digital. Un patrimonio cultural que lamentablemente se extingue poco a poco.
La impresión tipográfica podría compararse a un oficio de relojería por la minuciosidad al poner las letras sin equivocarse. Además, por la disposición de los elementos en la hoja, la obra genera una cierta armonía cercana a un trabajo artístico, al combinar caracteres chicos, grandes y espacios. La distribución de los distintos tipos es una labor artesanal que origina un balance en la composición, producto de la inventiva de quien arma la página. Las posibilidades son múltiples, una puerta abierta a la creatividad. Los últimos es un llamado de atención, una película formativa que apela a la conciencia en pos de la preservación de un método tradicional de la palabra escrita. Un film que todo bibliotecario debería difundir y atesorar entre sus bienes más preciados. Valoración: buena.