Música

La importancia de llamarse Mark Ronson

Por Maribel Díaz Romero

Si dicen «apropiación cultural» tres veces frente al espejo, aparece un holograma con la formación original de los Rolling Stones haciendo un cover de «Ambitionz Az un Ridah» de 2Pac. No, no me miren con esa cara. Sigan mirando al espejo…ahora van a aparecer dos palabras: Mark Ronson. ¿Se supone que deben buscar intensamente en Google para encontrarlo? Para nada. De hecho, es más conocido de lo creen. Y más allá resultar interesante y atractivo a muchas chicas, parece que el muchacho siempre tuvo talento y una afinidad por la música negra, por así decirlo. Su primer disco, Here Comes The Fuzz, era un álbum que compilaba hip hop norteamericano totalmente indicativo de su tiempo. Su segundo hijo, Version, toma las canciones pop y rock y le agrega un poquito de funk. Convierte canciones de Coldplay, The Smiths y Radiohead en encarnaciones casi irreconocibles. Junto con su tercer álbum, Record Collection, una oda al synthpop y el funk, Ronson siempre ha tomado decisiones interesantes con sus propios álbumes, pero un día se le dio por metabolizar algo tan potente como su trabajo con la difunta Amy Winehouse. Así como Quincy Jones con Michael Jackson y Noah «40» Shebib con Drake, también encontró a la musa perfecta.

Una vez, Mark asistió a una TED Talk de 2014 y dijo algo interesante a tener en cuenta: “No se puede secuestrar la nostalgia al por mayor. Tenés que tomar un elemento del pasado y luego traerlo al presente pero de manera más fresca”. Pero claro, esa manera de traer el pasado al presente y que suene, digamos, “cool”, puede resultar caótica. Ese caos puede ser probablemente atribuido al estilo complejo de productores que colaboraron con Ronson. Grabado en cuatro ciudades durante más de 18 meses, Uptown Especial cuenta con una larga lista de características vocales de élite: Stevie Wonder, Andrew Wyatt, Kevin Parker de Tame Impala y otros. No me quiero olvidar de mencionar que acaparó a Jeff Bhasker, compositor extraordinario que trabajo con Kanye West, Drake, Alicia Keys, y al autor ganador del Premio Pulitzer Michael Chabon (uno de los favoritos de Ronson) para darle una forma narrativa west coast-friendly a su álbum más reciente.

En Uptown Special, Mark ha encontrado algo más allá de lo que una vez fue una premisa de una sola nota y ha salvado a su brillante trabajo colaborativo para un proyecto propio. Todos estamos familiarizados con «Uptown Funk» junto a Bruno Mars, que tiene una frase mejor que toda la carrera de Trinidad James (?): «Don’t believe me just watch!». A pesar de que la canción se siente destinada a sonar en los cines durante la escena cursi en la próxima gran comedia romántica, sin dudas es divertida y pegadiza. Pero no me malinterpreten. Digo, «Uptown Funk» merece elogios. Después de todo, Ronson persiguió el sonido funky perfecto mientras perseguía a Bruno Mars de gira para terminar la canción.

Pero lo que hace a gran parte de Uptown Special es también su maldición. Por un lado, son como esas grandes canciones pop que no pueden separarse de su deseo inherente de ser y sentirse cool. Son maravillosas, sí, pero a veces se notan necesitadas y tratan de estar presentes todo el tiempo y lugar. Por otro lado, el álbum es una-mezcolanza-de-las-cosas-favoritas-de-Ronson (los estilos musicales que escuchaba cuando era adolescente en los años 90, la letra de un autor que ama, etc.) con un giro conceptual equivocado y uno destacado, exitoso y sencillo. Es cierto que Mark hace estilos musicales de época accesibles a las masas. Lo que permite a esa-masa-que-consume-música, usar la etiqueta de “apropiación cultural”, es la condición de expresar la apreciación y la comprensión de la cultura de la que deriva la materia.

Ronson tiene un profundo aprecio y conocimiento evidente sobre lo que hace. Nos ayuda a no cubrir completamente su imagen con la esperanza de evitar verlo obteniendo solamente beneficios económicos. Pero, lo que realmente importa es el arte, la música; si es buena, nadie se preocupa por la mierda secundaria que está dando vueltas, y nadie debería. Además, estamos en un momento del año en el que dos palabras llegaron a un nivel insuperable de mérito propio: Mark Ronson. El Ronson de Uptown Special. El Ronson de la gente. El que podemos encontrar en todo y cada uno de los espacios de nuestra memoria reciente. No lo olviden.

Maribel Díaz Romero

Periodista digital. Microblogger. Versátil. Amante del rock, y sus variantes, pero con un corazón que late con synthpop. Escribe sobre lo que le gusta con mucha pasión. Para ella, la única forma de escapar de las miserias de la vida son la música, las películas, los libros y los gatos.