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Jason Reitman siempre la mete en el ángulo de la sensibilidad femenina, la tiene clara, y es uno de los únicos directores de comedia que le da un poderío y un lugar a la mujer libre de estigmas. Además Reitman, mira a la mujer sin prejuicio y las empodera, incluso en su manera de filmar, repasemos, que esto es lo que más nos gusta. Reitman dirigió Amor sin escala, La joven vida de Juno, Aires de Esperanza, Adultos Jóvenes. Todas grandes películas, en estos metrajes las mujeres son las que enfundan la mandolina convirtiendose en decisoras de el devenir del relato, donde otros realizadores ven hombres, Reitman ve mujeres. Empecemos a pasear entonces por la filmografía del director.
Ryan (Clooney) un solterón mujeriego es finiquitado con su propia medicina por una mujer casada, pero justamente este detalle, acerca del estado civil de ella, es definido al final cuando Clooney mediante un acto de amor heroico viaja a la casa de la señora en cuestión. Ryan le toca el timbre, respira hondo, ella le abre la puerta, se escuchan niños, se miran, la mujer lo observa con compasión, el con tristeza y en ese momento, cuando uno espera el «happy ending» se escucha una voz masculina que pregunta ¿Quién es?, a lo que ella responde: “Alguien que se ha perdido”. Esa mirada que logra captar Reitman entre los amantes es realmente electrizante.
La idea de mostrar a Alex (Farming) como una mujer que decide tener una aventura, e incluso resuelve quedarse con su marido antes que con el “macho alfa” Ryan/Clooney, es interesante para desdoblar el relato sexista. En Aires de Esperanza, una madre soltera (Kate Winslet) se permite desear y esconder en su casa a un ladrón buscado por la policía. Sin culpa, retiene a ese hombre y entra en un juego de seducción.
En Adultos Jóvenes, una Charlize Theron aturdida, es una kidult cuarentona que le teme a crecer, sí también las mujeres pueden batallar contra el imperio de las “mujeres maduras” y comportarse como adolescente y eso Reitman lo sabe. Y para el final, aunque sólo es un preludio de las películas que nos compete esta La Joven Vida de Juno, las más indie de las películas de Reitman. ¿Quién no recuerda la historia de amor entre Juno y Paulie?. Juno es una quinceañera que queda embarazada y decide dar al bebe en adopción, con total naturalidad, esta joven entabla una relación de amistad con la pareja de adoptantes.
“Vanessa si sigues adelante, yo también, Juno” le escribe a la mamá que va a adoptar al bebe y es ese momento nostálgico y emotivo. Yo lloré y celebro cada tanto esta película, primero porque tiene un profundo sentido del humor, segundo porque Ellen Page es una de los mejores hallazgos para el género y tercero, pero por esto no menos importante, toca el tema de la maternidad, sin asociarlo a algo biológico, sino a una decisión personal más allá de la gestación, ¿No es eso maravilloso?.
En Tullly, la última, también con Charlize Theron, Reitman sigue asociándose con la grosa de “Diablo Cody”, su escritora fetiche y ganadora del Oscar por el guión original de La joven vida de Juno. Cody merece una nota aparte, es junto con Greta Gerwig, una de las mejores guionistas del dramadie. En Tully, el matrimonio que tiene con Reitman vuelve a lucirse y se mete con una madre topadora, todo terreno, Marlo (Charlize Theron) quien está a punto de parir a su tercer hijo, trabaja, es ama de casa, tiene dos pibes más y un marido que si bien es un encanto (es uno de los hermanos Duplaas) no colabora demasiado.
Marlo NO DA MAS. Charlize Theron comienza la película con su mejor cara de upite, se la nota cansada, podrida. Pero su hermano, un joven adinerado, le ofrece pagarle una niñera de noche, una “ninja warrior” para que ella descanse de la presión del postparto. Y es allí donde aparece Tully, una joven (grosa Mackenzie Davis), espontánea, extremadamente tierna, que no sólo cuidará de su bebe sino que contendrá la depresión de Marlo.
La dupla entre Theron/Mackenzie resulta una fórmula resultona desde el comienzo, la joven entabla una relación de admiración con la mamá cuarentona, y ella añora esa energía de juventud. Marlo comienza a recuperar su individualidad. Reitman y Cody hace un acertado panorama de la vida en familia, en donde las fémina de la casa es una heroína superpoderosa.
“Mi mujer se fue y dejo solo a los niños” le dice el marido a una enfermera “pero usted estaba en su casa” a lo que el marido responde “Si”, esa conversación, escueta y maravillosa, describe Tully de Reitman. No voy adelantarme demasiado en la trama, pero lo que hace Theron es de una bestialidad actoral imponente: la tipa engordó más de veinte kilos para personificar a Marlo, se muestra harta de la maternidad “termita” (los llantos desesperados de sus hijos, las corridas para llevarlos al colegio). Tully describe con una certeza impecable ese momento, sí, ese mismísimo momento, en donde la vida arrasa y se lleva por un instante, la improvisación y la felicidad de los veintipico. Valoración: Muy Buena.