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Armando Bó lleva el mismo nombre de su famoso abuelo y es hijo de Victor Bó. Para quienes no sepan, allá por la década del sesenta ellos dos hicieron las míticas películas eróticas de Isabel Sarli. Podría decirse que el cine corre por la sangre de esta familia y es esa tradición lo que llevo a Armando Jr. a ser guionista de Biutiful y Birdman, ambas dirigidas por el mexicano Alejandro González Iñarritu. Animal es la segunda película del director argentino luego de El último Elvis pero en este caso la sombra de Iñarritu está presente al punto de dar la sensación de haber sido dirigida por él.
Un plano secuencia abre esta producción y de inmediato se hace evidente su diálogo con la ganadora del Oscar a mejor película en el 2014, Birdman. Este no será el único momento en que la película se asemejara a la obra de Iñarritu, solo que la diferencia es que Bó por momentos está más interesado en hacer un thriller con algunas referencias al Resplandor de Stanley Kubrick. No casualmente ambas tratan sobre el derrumbe mental de un personaje que oculta su verdadero ser y que en una situación extrema lo termina exponiendo, en este caso por la necesidad de conseguir un riñón.
Es por eso que la elección de Guillermo Francella es un gran acierto. El actor, quien incluso en su etapa de capo cómico demostraba su capacidad actoral, le da a su personaje una cáscara de fragilidad y a la vez una máscara que esconde el verdadero lobo que hay dentro suyo. Algo en su mirada de buen hombre con un dejo de tristeza que da pie a pensar eso. Como si de un muñeco de cera se tratara, hay algo perverso en él. El resto de los personajes acompañan correctamente pero ninguno llega a la profundidad, ni a la presencia de Francella quien termina dando un show actoral y que demuestra que estamos ante uno de los mejores actores argentinos de los últimos años.
Animal es también una de esas películas que deja pensando y de las que se puede seguir debatiendo por su mirada sobre la sociedad, lo cual puede llegar a hacer ruido. Hay dos antagonistas pero los dos son la misma mierda, carne de animal como los que hay en ese frigorífico en donde trabaja el personaje de Francella. Y eso termina contagiando a todos los personajes: Ricos, pobres, son todo lo mismo. Al final el único personaje decente, en parte por no estar del todo desarrollado, es aquel interpretado por Carla Peterson.
Algo que siempre se la ha criticado a las anteriores obras escritas por Bó es el morbo de ver gente en situaciones espantosas. En Animal una situación lleva a otras que resultan inverosímiles para dentro de la misma propuesta y que sálo sirven para exacerbar cierta crueldad hacía los personajes. Pero esto claro, queda en la opinión de cada espectador.
Pero a pesar de sus pros y sus contras Animal es una propuesta de una gran factura técnica que demuestra que el cine argentino no tiene nada que envidiarle al norteamericano y que seguramente termine siendo un éxito de taquilla. Valoración: Buena