Te recomendamos:
Cuando el director Jason Reitman tomó las riendas de este proyecto, dejó bien en claro que quería cambiar un poco el tono en su filmografía. Y es que el director de grandes films como Thank you for Smoking, Juno y Up in the Air, dejó a un lado la ironía, el humor negro y el cinismo, para concentrarse en una historia que mezcla el drama y el romance, logrando conmover hasta las lágrimas.
Labor Day está basada en la novela homónima de Joyce Maynard, que narra los sucesos en la vida de Adele y su hijo Henry durante el fin de semana del trabajo (de ahí su título) previo al comienzo de clases. Henry es un joven de tan solo trece años en pleno despertar sexual, que vive con su madre tras la ida de su padre, quien ha formado una nueva familia (pero con el cual sigue en contacto).
Desde ese momento, su madre, sumergida en una depresión profunda, ha perdido el interés por todo. No sale de su casa salvo raras excepciones, sufre de temblores y ataques de pánico cada vez que debe enfrentarse al exterior, y obliga de alguna manera a que sea su hijo quien lleve, como puede, las riendas de la pequeña familia.
La vida monótona de estas dos personas se ve alterada cuando un día, en el supermercado, un hombre se aproxima a Henry pidiendo ayuda. Ese hombre es Frank, quien con el correr de los minutos sabremos que es un preso que ha escapado de la cárcel y busca refugio. Es así que lo que comienza siendo una historia de tensión y hasta “suspenso”, se transforma poco a poco en una historia intimista sobre la familia, las segundas oportunidades, pero por sobre todo, el deseo, y todas esas decisiones que se toman en la vida y que muchas veces son difíciles (por no decir imposibles) de explicar.
Con una narración lenta pero clara, Jason Reitman dirige este relato sin caer en el sentimentalismo barato de novela de la tarde (aunque algunos puedan considerar que hay algún golpe bajo). Es para destacar el trabajo de montaje ya que los pequeños fragmentos del pasado de los personajes se introducen de manera inteligente, sin alterar la estructura del film, con la data justa y necesaria. No necesitamos saber todo y el director lo deja en claro.
La fotografía y la dirección de arte es exquisita y la música acompaña muy bien los momentos de tensión y “suspenso” del relato, así como aquellos momentos más placenteros y románticos.
Aunque la fina labor de su director es un gran punto a favor, “Labor Day” funciona sobre todo por sus actuaciones.
¿Qué decir de Kate Winslet que no se haya dicho ya? La protagonista de películas como Titanic, The Reader, y Eternal Sunshine of the Spotless Mind otra vez vuelve a demostrar que es una de las mejores actrices del mundo y sin duda la mejor de su generación. No hay nada que Kate no pueda hacer, pero más importante aún, no hay nada que Kate haga mal. Acá se luce, brilla con una actuación conmovedora, de esas que hacen emocionar con un gesto, una palabra, o tan solo una mirada.
Josh Brolin (Milk, No Country for Old Men) también se destaca con un personaje que al principio genera sospecha, temor, pero que luego deja entrever su otra cara, su lado protector y por qué no paternal, la figura masculina que falta en esa casa.
Sin embargo es Gattlin Griffith (Changeling) quien sobresale como ese niño a través del cual conocemos la historia. Él es testigo de cómo su madre se desmorona frente a sus ojos y cómo su madre se recompone frente a sus ojos. Y si repito la palabra ojos es porque a lo largo del film, será su mirada de los hechos la más importante.
Temas como la familia, el amor, la soledad, la pérdida, el deseo e incluso la importancia de algo tan banal como la elaboración de un pastel (y la intimidad que esta tarea genera entre los personajes, dejando huellas en la vida de estos) hacen de esta película algo más que una “simple” historia de amor, para muchos inverosímil.
Kate Winslet hablaba en una entrevista de «situaciones inesperadas, circunstancias inesperadas». “Life can surprise you sometimes”… creo que no hace falta agregar más nada.