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Esa tonta debilidad: las mujeres de Chuck Lorre

Por Victoria Barberis

A principios de los noventa, desfilaron por la pantalla chica algunas de las creaciones más destacadas del guionista, productor y director Chuck Lorre. En historias como Roseanne (1990), Grace Under Fire (1993) y la más recordada, Cybill (1995), aparecieron relatos que buscaban aproximarse a la idea de mujer real. El rol femenino siempre ha tenido un papel preponderante en las comedias de Lorre, pero a menudo, se desdibuja. El papel de la mujer aparece hacia un costado y rodeado de estereotipos que aparentan ser inocentes.

Las sitcoms de Chuck Lorre ocupan una gruesa porción de audiencia, y aunque el éxito no es materia a discutir, salta a la vista que los personajes femeninos guardan una indudable similitud entre sí, o que al menos evidencian un patrón que se repite de comedia en comedia, un patrón que para algunos es natural y que para otros es una comparación odiosa. El uso –accidental o intencional- del estereotipo para ilustrar lo femenino es uno de los elementos más discutidos en la televisión. Parece ser una de esas cuestiones que son constante blanco de críticas, como si de alguna manera, todos los ojos estuvieran puestos en que no se escapen arcaicas concepciones machistas o sexistas.

Pero aún en una época en la que resulta más que necesario llevar bien en alto el estandarte de la igualdad, cabe preguntarnos qué sería de las comedias estadounidenses sin los famosos clichés: todos los latinos son gritones, los personajes concebidos como intelectuales o inteligentes siempre devienen en pálidos nerds y el rol femenino ciertamente ocupa un análisis aparte. Los consumidores de esta clase de humor, más simple y superficial, saben reírse de estas caricaturescas versiones y dejan pasar, sin sonrojarse, unos cuantos chistes racistas y una comedia negra ocasional que a más de uno hace sonreír entre dientes.

Quizás porque todos somos en mayor o menor medida un pequeño o gran cliché, es que muchos televidentes están dispuestos a dejar pasar una que otra infame ilustración trivial. Es por esto que algunos añorarán al desenfadado y promiscuo Charlie Harper, mientras otros miran de reojo el desfile de party girls semidesnudas, tontas y pecaminosas que componen algunas de las escenas concebidas por Lorre.

Claro que, para quien ha seguido estas comedias y ha puesto el ojo crítico en esta materia, las cuestiones de género saltan a la vista en la primera temporada de Two and a Half Men (pensemos en la odiosa ex esposa de Alan, la manipuladora y liberal Evelyn o en Rose, obsesiva y acosadora en cuanto a hombres se trata). Pero con el correr de los años y de los estrenos, han aparecido nuevos personajes femeninos que exaltan y que vuelven a poner en juego la cuestión de las mujeres encasilladas en pequeños papeles cerrados sobre sí mismos.

Two and a Half Men es una de las pesadillas recurrentes de la mujer moderna. El soltero empedernido, las jóvenes inverosímilmente atractivas y el desayuno con Bourbon son los elementos claves, que hacen de esta comedia que durante varios años fuera protagonizada por Charlie Sheen (lo que por sí solo, ya dice mucho), la representación más clara de la división ente la bella tonta y la fea e insulsa normal.

El paradigma de la rubia tonta

Con Penny (Kaley Cuoco) en The Big Bang Theory, apareció de manera más explícita la exaltación de la rubia boba, a la que solo le interesa la moda, las fiestas y poder alcanzar algún día el status de envidiable dama de Hollywood, lo cual no es más que una extensión unipersonal de la colección de amantes de Charlie en Two and a Half Men.

Penny es inculta, torpe y de modales grotescos, pero no importa, porque es una mujer deseable que hace uso de sus atributos en cuanta oportunidad se le presenta, sacando a relucir su encanto de girl next door. Algo así es lo que muestra Christy (Anna Faris) en Mom, una de las últimas creaciones de Lorre.

El guion nos cuenta que en el pasado, Christy fue alcohólica y mantuvo un incontable historial de amantes, razón por la cual en la actualidad es una madre soltera, lidiando con un empleo de camarera que detesta y dotada de una increíble capacidad para hacer todo al revés. Algo así como Penny, pero años después.

Esa absurda mujer normal

En las comedias de Lorre no hay mujeres normales. Al menos no como las que vemos todos los días, o como las que mínimamente aparecen retratadas en otras series. Cuando no son representadas como figuras perfectas, tienen otras tantas cualidades: Rose (Two and a Half Men) está tan obsesionada con casarse con Charlie y tenerlo solamente para ella, que hasta es la causante de su muerte; Berta es la ama de llaves chismosa y entrometida, que comparte con Victoria (Mike and Molly) el gusto por una vida desastrosa y por el consumo de toda clase de sustancias.

Molly (Melissa McCarthy), en cambio, es quizás la protagonista más odiosa y cotidiana. Una adorable maestra jardinera que lucha con sus kilos de más y que sueña con encontrar a un hombre que la ame tal como es. El anhelo se le cumple relativamente rápido e inicia una relación con Mike, con quien espera el vestido blanco, los anillos y la bella familia.

Amy y Bernardette (The Big Bang Theory) vienen a hacer una suerte de contrapeso mal logrado, representando al clásico estereotipo de la mujer inteligente, pero poco agraciada y con desesperantes habilidades sociales. Nos enseñan que las mujeres son bellas o inteligentes, extrovertidas o aterradoramente extrañas, exitosas en el amor o solteronas hasta el final de sus días.

De madres y pesadillas: develando mommy issues

Los personajes maternos son la repetición más fuerte y constante de Lorre. Todas las madres son insufribles, todas sus visitas son tediosas, todos los hijos las quieren lejos y nunca pueden librarse de su instinto castrador. No sería descabellado pensar en el autor haciendo catarsis a través de sus guiones, o sentado durante horas en algún diván.

La mamá de Christy (Mom) es la culpable de todas las desgracias de su hija, quien busca sin éxito encaminarla y dejar de avergonzarse por la familia disfuncional que le ha tocado. Evelyn (Two and a Half Men) es temida por sus hijos, quienes constantemente buscan evitarla y lanzan los gags más divertidos para la audiencia, comparándola con brujas y demonios.

A la madre de Howard (The Big Bang Theory) sólo le conocemos la voz. Y con eso nos basta para darnos cuenta de que es el mismo rol que se repite: una mujer manipuladora, chillona y desesperante. De alguna manera, la madre de Leonard continúa con la línea de causar traumas en sus hijos, mientras la promiscua y perezosa madre de Molly no se queda atrás, buscando batir récords con su consuegra, una mujer solitaria, dependiente y celosa de su único hijo varón.

https://www.youtube.com/watch?v=9Blz2iQ-Yg0

Mientras algunas de estas comedias apuntan al humor adulto y efectista, otras están orientadas a llenar sabiamente algunos conceptos que aún no estaban del todo desarrollados en televisión. Con todo, Lorre y compañía son conscientes de sus personajes y de sus diálogos y hacen gala del cliché más descarado como una herramienta para cautivar. En el mejor de los casos, es una gran idea que apunta al éxito seguro. En el peor, es la misma carencia de historias que se enuncia en varios productos ingenuamente similares.

Victoria Barberis

Es periodista de profesión y escritora de corazón. Es "seriéfila" y una aficionada a las sagas. Su pluma a veces es sarcástica, pero siempre divertida.