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Hace veinticinco años fue su último concierto. Viena fue la ciudad privilegiada de haber disfrutado de la performance final de una de las figuras más experimentales, influyentes y desquiciadas de la historia del jazz.
Cuatro épocas musicales diferentes: participación en el cool, intervención en los 60’s, fusión del jazz y el rock y unificación de todos los géneros: música africana, hardbop, (be)pop, blues y electrónica.
Siendo colega de Louis Armstrong, Charlie Parker, Duke Ellington o John Coltrane, no le gustaba que identifiquen su música con el jazz, ya que el la consideraba como «Social Music«.
Fue reconocido por las melodías íntimas que componía, la lírica introspectiva que transmitía y el suave sonido que proporcionaba la sordina de acero Harmon de su trompeta. Siempre dejándose llevar por la magia de otros instrumentos, los teclados también lo persuadían. Es que era un conquistador que explotó a más no poder un género musical para el cual estaba destinado de por vida.
Y sí, estamos hablando de uno de los músicos más valiosos que tuvimos en el siglo XX: Miles Davis, quien hoy fue recordado en la Berlinale a través de Miles Ahead, film que se centra en la vida del músico durante los últimos años de los 70’s.
Esta ficción enmarcada como biopic retrata a un Miles Davis (Don Cheadle) con surcos en la piel que camina rengueando y tiene las cuerdas vocales consumidas. La cocaína es su exclusiva pero incesante compañera, y el único momento en que no lo sigue es cuando tiene un vaso lleno de whisky en una mano o un cigarrillo en la otra.
Aun así, el trompetista pretende volver con un nuevo disco, hasta que su privacidad es interrumpida por Dave Brill (Ewan McGregor), un reportero de la Rolling Stone que tiene que conseguir -cueste lo que cueste- una entrevista con él. A su vez, los productores de Columbia Records se enteran de la existencia de estas grabaciones y no dudan en ir a robárselas.
A partir de este hecho, los días de Miles se vuelven violentos, caóticos y enfermizos. Su propio hogar se ve repleto de comerciantes que, sin su permiso, buscan sacar el máximo provecho a su trabajo.
Como fanático empedernido del trompetista, Don Cheadle toma la responsabilidad de dirigir e interpretar a Miles Davis. Explorando el interior del concertista a partir del encuentro con Brill, el realizador logra mostrar la hartante serie de (des)encuentros a los que se ven sometidos.
El contraste es superlativo: el rubio payo e inexperto periodista irlandés junto al ilinoisano ruludo de origen africano, juntos a la par vestidos con camisas de satén de colores brillantes en busca de sus recordings.
A través de una fugaz superposición de flashbacks, Miles Ahead va reconstruyendo toda la historia del músico: sus memorables conciertos, sus encuentros amorosos con Frances Taylor (Emayatzy Corinealdi) y sus peleas con sí mismo.
A esta velocidad va #MilesAhead: la biopic sobre #MilesDavis ?. De lo mejor de la #Berlinale. pic.twitter.com/3L49VjC4zI — Victoria Agulla (@Vitussss) febrero 17, 2016
En una entrevista uno de los hijos de Miles dijo que si alguien alguna vez interpretaba a su papá sí o sí tenía que ser Donald Frank «Don» Cheadle.
Concentrado en estos dos días de la existencia del artista, Cheadle adopta en sus 100′ de dirección y actuación principios personales e improvisaciones musicales con el fin de obtener una incursión perfecta para lograr transmitir la furiosa e introvertida personalidad del gran Miles Davis.
Auspicia esta cobertura: Goethe Institut.
