Te recomendamos:
Una película que viaja libremente entre la ficción y una propuesta pseudo documentalizada vinculada con el autorretrato. Una sensible y poderosa pieza en la que Nick Cave se expone a sus fantasmas mientras analiza su día número 20.000 en la tierra. Sin duda una de las películas más interesantes del último año.
Después de verla, pude corroborar que Nick Cave sigue siendo uno de los artistas más talentosos de las últimas décadas; que tiene muy en claro cómo llevar adelante su proceso creativo y, sobre todo, cómo poner en contacto al espectador con su obra para violentarlo y transformarlo, principalmente, cuando está arriba de un escenario. Me atrevo a decir que la película es un manual íntimo de cómo un artista toma una imagen (o pequeña flama como lo denomina Cave) y la convierte en una representación.
Para adentrarnos en el mundo íntimo de Cave, los directores Iain Forsyth y Jane Pollard, recurren a una ficticia (¿o no?) visita del músico al psicólogo. En la medida en que se desarrolla la sesión, Nick Cave nos empieza a revelar secretos de su infancia y del fuerte vínculo que mantuvo con su padre. También sobre su ambivalente relación con las drogas y la iglesia y su experiencia musical como líder de la banda The Birthday Party, mientras vivía en un estrecho departamento en Alemania. Nick Cave había migrado de Australia a Europa con su banda, pero después de una época de excesos, él y los otros miembros, desintegraron The Birthday Party. Después de eso se juntó con otras malas semillas para formar la banda que lo convirtió en el gran artista que es hoy.
Otro ámbito en el que Nick Cave se nos revela es mientras conduce su auto por las carreteras frías y lluviosas de Brighton (costa sur de Inglaterra). Un lugar, según cuenta el protagonista, se apropió de él para influenciar sus canciones (como siempre los contextos subordinando a los textos). Los intensos monólogos dentro del vehículo son dinamizados por la materialización intempestiva de algunos de sus amigos. Entre los que aparecen están Blixa Bargeld, antiguo compañero en los Bad Seeds, y también Kylie Minogue, que hizo un dúo con él para una canción incluida en el álbum Murders Ballads: Where the wild roses grow. En ese mismo álbum Nick Cave también hace un hermoso dueto con PJ Harvey: Henry Lee.
Es preferible tener una mala idea a no tener ninguna, dicta Nick Cave en un momento de la película. Muchas personas no se atreven a darle rienda suelta a su imaginación por temor a no capturar la idea perfecta. El artista australiano no duda en que a partir, incluso, de las malas ideas, se puede llegar a grandes resultados artísticos.
También asegura que la memoria debe ser la materia prima que debe acompañar al artista a lo largo de todo su proceso creativo. Porque la memoria es lo que nos define. El objetivo es poner los recuerdos a flote a través de la palabras para convertirlos en ideas sólidas, como si las palabras fueran carnada para los recuerdos. Por eso Nick Cave escribe y escribe en esa máquina de escribir. Obviamente, después hay que someter esas ideas a los otros que acompañan el proceso creativo y así trasladarlas a territorios más fértiles. El paso por la vida es fugaz como para desperdiciar todo aquello que pervive en la memoria.
A lo largo de la película da la sensación que muchas de las cosas que nos advierte o nos señala, son líneas que bien podrían insertarse en cualquiera de sus canciones.
Las veces que sesiona musicalmente junto a los Bad Seeds, no son situaciones aisladas de la estructura de la película, por el contrario, son momentos en los que se refuerzan pensamientos o se asientan sensaciones. Todo acompañado de esa clásica voz de estilo alicorada y desencajada que termina por envolver al espectador y emocionarlo.
Definitivamente la película no sólo es un interesante viaje por el mundo de Nick Cave sino también es una atractiva experiencia audiovisual en donde confluyen buenos recursos visuales y sonoros. Siempre tendiendo como telón de fondo, las nubes negras y el mar turbulento de Brighton. Además de la bien planteada, pero no innovadora, estructura narrativa. La música, ni hablar, en mano de uno de los mejores.
Una alternativa para aquellos que no conocen la obra de Cave y quieran internarse en ella, y también para aquellos que quieran recobrar el nexo con el gran artista australiano. Una película que muy seguramente resonará en el pecho de todos los que vivan esta experiencia audiovisual.