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Only lovers left alive es una película dirigida por Jim Jarmusch sobre una pareja de vampiros (Eve y Adam) románticos y sofisticados, que encuentran en el amor la fórmula para darle sentido a su longeva y monótona existencia. Todo en un contexto contemporáneo de humanos decadentes e insulsos a quienes los vampiros llaman zombis. Los sensibles vampiros sacian el impostergable apetito hemoglobínico en lugares lúgubres o robando bancos de sangre, nunca a través de la violencia física. No solo porque los hace ver rústicos sino porque ya no se consigue de la buena, de la 100% pura. Los zombis la han contaminado.
La película, es tal vez, la que más elementos estéticos del director tiene desde Coffee and Cigarettes. Las dos películas anteriores a Only lovers left alive (Broken flowers y The Limits of control) no poseen esa estética propia de Jarmusch con situaciones donde prevalece más el tiempo que la acción y donde los personajes deambulan por parajes inhóspitos sin tener metas claras; casi siempre con actuaciones llevadas a la mínima expresión y procurando momentos de calma antes que el exceso de las palabras. Afortunadamente, el elemento irónico y ácido del director sigue siendo una constante, como por ejemplo, cuando Eve y Adam saborean un helado de sangre para apaciguar su sed.
Tilda Swinton es la vampira Eve. Creo que no hay actriz en el mundo que encaje mejor que ella en ese personaje. No lo digo sólo por su apariencia andrógina –casi hermanada con Bowie- sino también por ese halo medio sofisticado y al mismo tiempo enigmático que la envuelve. Como que tranquilamente invita a pensar que es una vampira en la vida real.
Mia Wasikowska, que hace de hermana menor de Eve, por el contrario, tiene un aspecto más femenino aunque mantiene esa belleza lavada que caracteriza a los vampiros. Su personaje juega más a la vampira medio Lolita que se encarga de seducir a incautos mortales y que aún no aprendió a controlar sus instintos y pasiones. Es sin duda la cuota lasciva que tiene la película y que todo material de vampiros debe contener. Por momentos me recordó a la pequeña Kirsten Dunst en Entrevista con el vampiro: a ella, Lestat y Louis debían controlarla para que su apetito voraz no secara a sus víctimas.
El personaje de Adam que interpreta Tom Hiddleston es adecuado para el tono sosegado de la película. Es un vampiro melancólico, rockero y suicida que explora nuevos espacios musicales para lograr trascender eternamente. Todo el tiempo sentí como si Hiddleston fuera el hermano mayor de Jared Leto (otro que por su aspecto hubiera encajado muy bien en la historia).
El gran actor inglés John Hurt, que hace de un vampiro moribundo, encarna a una figura que suscita múltiples controversias en los ámbitos literarios: Christopher Marlowe. El hombre que muchos afirman escribió gran parte de las obras de William Shakespeare. Muy al estilo irónico de Jarmusch, el personaje maldice a Shakespeare por aprovecharse de todo el éxito de Hamlet, sin nunca haberle dado crédito a él.
El soundtrack de la película es de lo mejor que escuché en el último año. La mayoría de las canciones son compuestas e interpretadas por la banda SQÜRL en la que Jim Jarmusch toca la guitarra. Las canciones viajan por diversos géneros que van desde el New Wave hasta temas con características barrocas gracias a la colaboración de Jozef Van Wissem, un músico que toca versátilmente el laúd. Al principio de la película hay un hermoso plano cenital giratorio mientras suena una versión que hace SQÜRL de la canción Funnel of love de Wanda Jackson. Esta última es considerada como la primera gran rockera y reina del Rockabilly.
Hay una escena de la película, cuando los vampiros salen a divertirse a un bar, en la que aparece tocando una banda en vivo llamada White Hills. Nunca la había escuchado, pero atrajo de inmediato mi atención. La recomiendo para aquellos que les gusta el rock psicodélico. Tiene claras influencias de Pink Floyd, pero con un bajo que resuena con mayor potencia.
Detroit es la ciudad estadounidense que elige Jarmusch para el desarrollo de esta historia de vampiros. Esta ciudad, diezmada poblacionalmente y venida a menos en las últimas décadas, durante una época fue sinónimo de desarrollo industrial en los Estados Unidos. Allí se establecieron las principales empresas automotrices como General Motors y Ford. También es considerada como ciudad del rock. En ese contexto la pareja de vampiros viaja románticamente en auto por calles y edificios desolados mientras visitan, por ejemplo, la casa donde creció Jack White. Ambos amantes auguran que Detroit renacerá.
La fotografía de la película es muy destacada y con múltiples recursos lumínicos dentro del cuadro. Hay puestas en donde el trabajo de luz y color está claramente pensado como para generar una situación lúgubre y trasnochada que envuelve en todo momento al espectador. Por instantes se siente uno embriagado; al igual que Eve y Adam cuando ingieren felizmente su dosificada copa de sangre.
Definitivamente Only lovers left alive es una historia distinta que oxigena el mundo de los eternos chupasangre, lejana de la insulsa y previsible saga de vampiros adolescentes que abundó en la última década. Una película infestada de buena música, con una atmósfera underground (no confundirlo por favor con lo hipster) y de dos vampiros enamoradizos que están dispuestos a continuar su experiencia romántica así tengan que volver a encontrarse con sus instintos primitivos.